OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

jueves, 7 de enero de 2016

Fútbol para mayores, un furor incontenible

Hay un fenómeno que estamos viviendo en los últimos años, que abarca todo el país y nuestra provincia no está ajena a ello: la práctica del futbol sin límites de edad, se ha convertido en un verdadero furor. ¿Es bueno o malo para la salud?

Muchos niños tienen el mismo sueño. Ser estrellas de futbol, triunfar, jugar en la Selección argentina. La mayoría de los niños apenas ensayan los primeros pasos caminan, corren y prontamente quieren jugar y patear pelotas al aire. Ese sueño se mantiene al pasar los años. Esto sin dudas intensificado por la tremenda oferta televisiva que hay con el futbol, que es una pasión nacional.

Estos adultos mayores, no se inclinan, de modo exclusivo, en el arte del golf o en los drives cruzados del tenis. Siguen jugando al fútbol. Como el primer día, con la misma adrenalina, con la misma pasión. Es el club de los 50: un veterano furor por jugar al fútbol todas las semanas. El límite, verdaderamente, no tiene precisiones: en los últimos diez años, esta tendencia creció un 30 por ciento, según surge de testimonios recolectados en variados torneos.

Hay diferentes argumentos de estos eternos jugadores.

a) “Es una  pasión”.
b) “Me lo pide el cuerpo, necesito la adrenalina de jugar en serio en un torneo todos los fines de semana”.
c) “Por los amigos”. Se ejerce  un verdadero culto a la amistad.
 d) “Me gusta el tercer tiempo luego de los partidos, se comparte un asado mas historias de vida, recuerdos, lo que nos pasa hoy”.
 e) “Doy las gracias de seguir atándome los cordones. Espero todos los sábados con desesperación, porque es algo que me hace feliz, que me mantiene vigente. Hace unos años, a mi edad, era impensable esto”.
 f) “Es un cable a tierra, lo más importante es reconocernos a través del tiempo”.
g) Lo social es la clave: “Los adultos no sólo hablamos de los nietos o de que la vida se nos va, sino que nos sentimos vivos”.

De modo general podemos decir que con la práctica se mantienen las capacidades físicas, se incrementan los lazos sociales, se combate el estrés laboral y se minimizan y postergan los achaques del envejecimiento como incremento del peso corporal, entumecimiento articular, pérdida del equilibrio y de las habilidades, aislamiento y depresión. Pero, por sobre todo esto, domina la pasión que despierta la competencia, la que suele comenzar como diversión y termina tanto o más enfervorizada que entre profesionales.

Este grupo de deportistas exigen torneos organizados, con buenos campos de juego, árbitros de nivel, la indumentaria es cada vez mejor y los niveles de organización interna de los equipos es creciente. Muchos tienen directores técnicos y preparadores físicos. Muchas veces esto va acompañados de prácticas durante la semana, (esto es lo ideal) aunque muchas veces, sólo se encuentran para jugar. En la mayoría de los torneos hay reuniones de delegados, tribunal de penas y otros elementos que hacen que el nivel supere a los torneos de las ligas oficiales locales.

Los conflictos internos no dejan de estar presentes, en muchos casos por los merecimientos que cada uno piensa que tiene para la integración del equipo. Las discusiones son parte de todo esto.

 Se conjuga el amateurismo y ciertas características de profesionalismo. En definitiva el número de adeptos es creciente y no tiene límites.  La pasión nacional por el futbol, el hecho de jugar con los amigos, y la competitividad que implica jugar con semejante nivel organizativo conforman un coctel insuperable.

El hecho es que los adultos y mayores juegan al futbol como si fueran jóvenes en la plenitud de sus capacidades físicas.  Hay una resistencia a abandonar el futbol a pesar del paso de los años. Y muchas veces el nivel de compromiso exigido en los diferentes grupos genera una obligación importante. Hay que evitar que esto se transforme en fanatismo y se abandone todo por el partido del fin de semana. Es decir que a veces este fanatismo puede ser adictivo y ser nocivo para la persona o quienes lo rodean.

Desde el punto de vista sicológico sin dudas es un hecho revitalizador, estimulante. Es considerado un escape que sirve para resetear la cabeza y encarar nuevamente la semana.  Es un parate, en el vertiginoso ritmo de la vida actual.

Desde el punto de vista médico existen algunas consideraciones. En la mayoría de los torneos se exige una ambulancia permanente, asistiendo a los partidos. Pero eso no es todo. A estas edades conviene analizar a los jugadores desde el punto de vista clínico, cardiológico y traumatológico. El deporte es sinónimo de salud sin fronteras pero eso no es así siempre y hay que tener algunos recaudos.

Se exigen certificados médicos pero en realidad estos deben ser producto de un análisis minucioso. Muchas veces estos estudios revelan hallazgos como ser niveles altos de glucemia o de la tensión arterial, o de hipercolesterolemia. Lo importante es que estos hallazgos no impiden la práctica del deporte pero sí el comienzo de algunos cuidados ignorados.
Lo otro a tener en cuenta seriamente es lo cardiológico, ya que hay que evitar sobrecargas en corazones y organismos que no están entrenados. Los peligros de enfermedades cardiacas se minimizan con adecuados controles previos con estudios como electrocardiogramas, ergometrías, ecocardiogramas entre otros. La idea es prevenir los infartos de corazón y la muerte súbita.

Lo traumatológico no debe ser dejado de lado, ya que el futbol predispone a lesiones articulares y musculares que, a veces pueden ser de magnitud,  por lo tanto es importante valorar el grado de lesiones previas. El fortalecimiento muscular y el entrenamiento son un importante factor preventivo.


Hay que tener cuidado, más que nunca, en factores como la alimentación, los suplementos, medicamentos, las drogas (incluidos el tabaco y el alcohol) y, sobre todo, el descanso reparador entre las cargas físicas.

Siempre se sugiere competir en categorías adecuadas sobre todo por la edad y manejar los tiempos que puede jugar cada uno. Teniendo en cuenta los recaudos antes dichos, el futbol de mayores, en general es muy bueno para los que lo practican desde varios puntos de vista pero, sin dudas es un gran ejemplo para la sociedad y los jóvenes, ya que el hecho de practicar el deporte sin importar la edad, constituye un elemento formador de primer orden y muy bueno para emular.

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