OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

jueves, 5 de septiembre de 2013

Síndrome metabólico: otra enfermedad de la vida moderna






El síndrome metabólico aumenta el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca o diabetes. La principal causa de enfermedad y muerte de la vida moderna son las enfermedades cardiovasculares. Estas enfermedades  forman parte de las enfermedades crónicas no transmisibles, y estas a su vez  constituyen la epidemia del siglo XXI.

 Muchos enfermos cardiovasculares tienen varios elementos en común, que  tienen que ver con varios desordenes metabólicos,  la presencia de varios de ellos configura el síndrome metabólico.  El elemento común del síndrome metabólico es  el mal funcionamiento de la insulina (“resistencia”), sumado obesidad central (la famosa panza) y a esto se agregan uno o varios de los siguientes: hipertensión arterial, colesterol y/o triglicéridos altos, o colesterol “bueno” bajos.

El descubrimiento del síndrome metabólico es muy reciente. Los científicos todavía no saben si son manifestaciones de una enfermedad, que aún no se ha podido identificar, o son varias alteraciones que presentan unos síntomas comunes.

Tampoco hay un criterio definitivo para su diagnóstico. Se cree que la causa podría estar relacionada con una resistencia a la insulina, originada por una enfermedad genética. La insulina es una hormona que produce el páncreas y sirve para que la glucosa o “azúcar” de la sangre entre a las células para su utilización. Las células la necesitan como  energía para el funcionamiento del cuerpo. Cuando hay “resistencia” a la insulina, la glucosa no entra a las células. Con el paso del tiempo, al no ingresar la glucosa a las células, aumenta la glucosa en sangre y así, origina la famosa diabetes II que coexiste frecuentemente con la obesidad.

El Síndrome Metabólico no es en sí mismo una única enfermedad, sino que engloba una serie de anormalidades caracterizadas por desórdenes metabólicos, y su presencia se asocia a un mayor riesgo de enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular o diabetes tipo-2, así como una enfermedad renal y mala circulación en las piernas.

Las anormalidades  comprenden:

 •Exceso de grasa concentrada en la zona abdominal (obesidad central). Un perímetro de cintura de 100 cm o más  en hombres y 90 cm o más  en las mujeres.
•Hipertensión arterial (130/85 mmHg o mayor)
 •Aumento de los niveles de glucosa en ayunas: igual o superior a 100 mg/dL
 •Concentraciones altas de triglicéridos.
 •Niveles bajos de colesterol bueno HDL.

Aunque no se conocen con exactitud las razones por las que se produce el síndrome metabólico, sí  se sabe con seguridad, que los diabéticos y las personas que sufren hiperinsulinemia tienen más riesgo de sufrir el síndrome metabólico.

Pero, en lo que sí hay acuerdo es que la reducción de los factores del síndrome metabólico disminuye la posibilidad de desarrollar arteriosclerosis, y por lo tanto la enfermedad coronaria, y también diabetes.

El síndrome metabólico no presenta síntomas.  Para su detección, se hacen análisis de sangre para medir las concentraciones de colesterol y de triglicéridos, así como la toma de presión arterial.

El Síndrome Metabólico es de etiología multifactorial y, por ello, no se puede tratar abarcando un único factor causal. En realidad, para muchos especialistas, la causa principal es el exceso de peso y la concentración de grasa en la zona abdominal, pero es evidente que algo provocó previamente el aumento de peso hasta límites patológicos.

En Estados Unidos, alrededor del 25% de la población mayor de 20 años padece del síndrome metabólico. Respecto de los perfiles de la edad de los candidatos a padecer de Síndrome Metabólico, éste ha ido bajando de forma dramática. Si antes se hablaba de pacientes que bordeaban los 50 años, ahora el grupo de riesgo está situado en torno de los 35 años, ello porque desde etapas muy tempranas de la vida, las personas adoptan malos hábitos de alimentación y escaso ejercicio físico. En poblaciones de alto riesgo, como la de familiares de personas con diabetes, la prevalencia aumenta considerablemente hasta casi el 50%, llega a más del 80% en personas diabéticas y al 40  en personas con intolerancia a la glucosa.

En Argentina sabemos que aproximadamente el 10% de la población es diabética, y que el 30% de los niños en edad preescolar y escolar tienen sobrepeso, ambos aspectos de suma gravedad para considerar en el síndrome metabólico.

Como siempre decimos… la causa la podemos encontrar a nuestro alrededor cuando cada día vemos miles de puestos de comida rápida, el estresante ritmo de vida, el sedentarismo, las presiones sociales y publicidades engañosas. Pero también, gran parte de la responsabilidad es nuestra. Es difícil, pero se puede.

Tener que luchar contra una sociedad que engorda no es, para nada, fácil, pero debemos empezar por hacernos la propuesta.

La resistencia a la insulina se origina por problemas en los receptores insulínicos ubicados en las células a las cuales debe ingresar la glucosa. Al no encontrar respuesta a la insulina esta aumenta en sangre siendo, en un primer momento, el indicador más fiable.

Así se origina un “síndrome” caracterizado por este gran coctel de enfermedades metabólicas que se vinculan entre sí al desencadenar un elevado riesgo de morbimortalidad asociado a enfermedades cardiovasculares.

Cuando se conocen las consecuencias solemos tomar conciencia de lo que sufre nuestro organismo. No merecemos este maltrato, estas enfermedades son evitables.

¿No creen que sea hora de iniciar un plan para prevenir en cada uno estas enfermedades que avanzan a pasos agigantados en la sociedad del siglo XXI?
Para ello es recomendable realizar unos cambios en el estilo de vida:

 •seguir una dieta equilibrada, limitando la ingesta de grasa saturada y colesterol, y aumentando el consumo de fibra soluble.
•dejar de fumar
•reducir el consumo de alcohol
•practicar una actividad física

En algunos casos, es posible que el tratamiento se acompañe con medicamentos para tratar las enfermedades relacionadas, como la presión arterial alta (fármacos hipotensores), la diabetes (con medicinas para tratar la resistencia a la insulina) o estatinas para controlar el colesterol).

Son temas de salud pública de enfoque multisectorial que deben ser abordados como políticas de Estado.


 Autor: Eduardo Tassano