La mayoría de las personas afectadas por el virus VIH no son conscientes de su afección, y sus devastadores efectos no dejan de asombrar, aún a los países desarrollados.
El SIDA ha echado por tierra la idea de que las enfermedades contagiosas dejaron hace tiempo de ser una amenaza para el mundo desarrollado. Esto ha modificado el convencimiento de que en estas dos últimas décadas la medicina debía apuntar sus esfuerzos hacia el combate contra el cáncer, las enfermedades coronarias, los trastornos de la mente o los males degenerativos.
La historia se desencadena a principios de los 80. Aunque en un principio los casos presentados parecían bastante desconcertados, los investigadores reaccionaron con rapidez. En tan solo dos años, desde mediados de 1982 hasta 1984, los virólogos consiguieron definir el perfil de la epidemia. Desde ese momento los avances han sido impresionantes.
En ese tiempo récord los doctores Luc Montagner, director de la Unidad de Oncología Viral del Instituto Pasteur de París, y Robert C. Gallo, del Instituto Nacional del Cáncer en Bethesda. Maryland, aislaron por separado el agente causante de la enfermedad: el virus de la Inmunodeficiencia humana o HIV. Hoy estos dos grandes científicos se disputan al descubrimiento del virus. La razón: un posible Nobel.
¿Qué es el SIDA?
El síndrome de inmunodeficiencia adquirida, conocido como sida, es el conjunto de enfermedades de muy diverso tipo (generalmente procesos infecciosos o tumorales) que resultan de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
En un sentido estricto, el sida no es una enfermedad causada por el virus de inmunodeficiencia humana. El sida es expresión de una disminución de las defensas (inmunosupresión) que aumenta las probabilidades de que un portador del VIH desarrolle enfermedades causadas por infecciones que, en personas con sistemas inmunes normales, no se presentarían.
El organismo tiene en sus glóbulos blancos su sistema básico de defensas. Un grupo de esos glóbulos blancos, los linfocitos, son los principalmente atacados por el virus. Estos linfocitos y otros anticuerpos atacan y destruyen a cualquier organismo extraño que entra al cuerpo humano.
El VIH ataca a los linfocitos y los va destruyendo, y estos son reemplazados con un aumento de la producción. Esta producción en un momento se agota y el número total de glóbulos blancos, especialmente los linfocitos disminuye dramáticamente.
Al tener disminuidos en gran medida los linfocitos, cualquier germen habitual o no del organismo causa las infecciones oportunistas, enfermedades oportunistas que siendo graves conducen a la muerte al igual que desarrollos tumorales.
La persona infectada por el VIH es denominada “seropositiva” o “VIH positivo” (VIH+) y a los no infectados se les llama “seronegativos” o “VIH negativo” (VIH-). La mayoría de las personas seropositivas no saben que lo son.
El tiempo que demora el diagnóstico de sida desde la infección inicial del virus VIH es variable. Algunos pacientes desarrollan algún síntoma de inmunosupresión muy pocos meses después de haber sido infectados, mientras que otros se mantienen asintomáticos hasta 20 años.
La razón por la que algunos pacientes no desarrollan la enfermedad y por qué hay tanta variabilidad interpersonal en el avance de la enfermedad, todavía es objeto de estudio.
El tiempo promedio entre la infección inicial y el desarrollo del sida varía entre ocho a diez años en ausencia de tratamiento, produciéndose la muerte en un período de tres a cinco años.-
¿Cómo se trasmite el virus?
Los primeros estudios confirmaron que la enfermedad se transmite únicamente:
- por contacto sexual,
- por compartir jeringas -caso de los drogadictos-
- administración de sangre contaminada -caso de los hemofílicos-y
- de madre infectada al hijo durante el embarazo.
Pronto se descartó la posibilidad de que el virus se pudiera transmitir en el agua, los alimentos, por picaduras de mosquitos, al estornudar, toser o compartir la ropa o la vivienda con un sidoso.
Datos a nivel mundial
Los efectos y dimensiones de la pandemia de VIH-sida cambian de país en país. Los países con tasas más altas de prevalencia se encuentran en África subsahariana, mientras que algunos países de Europa y Oceanía han reportado un bajo número de casos detectados. En las distintas tasas de prevalencia del VIH en la población de un país intervienen factores muy diversos. En la mayoría de las regiones del mundo, la pandemia está estabilizándose.
Se estima que en el mundo hay 34 millones de personas que viven con el virus, de las cuales las 2/3 partes se encuentran en África subsahariana. La epidemia en África golpea a todos los estratos de la población y a todos los grupos de edad. A diferencia de otras regiones del mundo, las mujeres y las niñas son el grupo más afectado por el VIH/sida en África subsahariana.
En Argentina
El nuevo informe de ONUSIDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que las relaciones sexuales sin protección siguen siendo el principal modo de transmisión del sida en la Argentina. Cuatro de cada cinco nuevos casos se contagiaron de esa manera.
En otro tramo del extenso estudio advierte que si bien “los varones todavía superan a las mujeres en el total de casos”, la relación entre ambos géneros está muy próxima: 1,3 varones por cada mujer, cuando en 1998 era de 15 a 1. Esta incidencia mayor en la mujer en los últimos años se da principalmente en el segmento de 15 a 39 años.
Otro dato importante señalado en el informe es que hasta el 44 por ciento de consumidores de drogas intravenosas son seropositivos, al igual que un 28 por ciento de reclusos de algunas prisiones urbanas.
Las provincias argentinas más afectadas por el virus son Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, donde vive la mayoría de las aproximadamente 110.000 personas que sufren la enfermedad en nuestro país. De este grupo solo el 60% conoce su diagnostico. Y fallecen 1500 personas por año en enfermedades relacionadas con el Sida.
En la Argentina, se distribuye en forma gratuita TARV (tratamiento antirretroviral) para aproximadamente 50 mil personas. De éstas, el 69% recibe los medicamentos de parte del sistema público de salud.
El uso de medicamentos combinados puede controlar la replicación del virus y fortalecer el sistema inmunitario. De esta manera, la infección se convierte en crónica y no deriva en sida, evitando su evolución natural.
Dr. Eduardo Tassano
Máster en gerenciamiento en
servicios y sistemas de salud
Especial para época