Esta epidemia del siglo XXI hace que existan países
donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas que la insuficiencia
ponderal.
DESTACADO:
La elección de los alimentos por parte de los padres
para confeccionar una dieta equilibrada para toda la familia y la realización
de actividad física a diario son los factores que más pueden contribuir a que
los niños non presenten sobrepeso.
La obesidad infantil está considerada actualmente como
la epidemia del siglo XXI, si los hábitos alimenticios y el estilo de vida de
las familias no lo remedian. Según los especialistas en temas de obesidad, los
cambios alimenticios y las nuevas formas de vida sedentarias son los
principales desencadenantes en el aumento de la obesidad infantil.
A modo de
ejemplo podemos decir que en España, el exceso de peso alcanza ya al 40% de los
niños y jóvenes de 3 a
24 años, con un 14% que sufre obesidad y el 26% restante, problemas de sobrepeso.
Nuestro país se asemeja bastante a estas cifras.
Si bien el
sobrepeso y la obesidad tiempo atrás eran considerados un problema propio de
los países de ingresos altos, actualmente, ambos trastornos (desnutrición y
sobrepeso) están aumentando en los países de ingresos bajos y medianos, en
particular en los entornos urbanos.
En los países en desarrollo con economías emergentes
(clasificados por el Banco Mundial en países de ingresos bajos y medianos) la
prevalencia del sobrepeso y la obesidad infantil en niños preescolares es
superior al 30%. En los países en desarrollo viven más de 30 millones de niños
con sobrepeso y en los países desarrollados 10 millones.
En el plano mundial, el sobrepeso y la obesidad están
relacionados con un mayor número de defunciones que la insuficiencia ponderal.
Por ejemplo, el 65% de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y
la obesidad se cobran más vidas que la insuficiencia ponderal (estos países
incluyen a todos los de ingresos altos y la mayoría de los de ingresos
medianos).
Si bien es una enfermedad multifactorial, desde el
punto de vista de la salud pública es muy posible que la actividad física, el
ejercicio y por ende los deportes, constituyan el principal antídoto que podría
contrarrestar esta tremenda epidemia de
obesidad infantil que no tardará en ofrecer sus características más duras.
El otro hecho determinante de la obesidad infantil y
casi en el mismo plano que el sedentarismo, tenemos a la alimentación que hoy
es hipercalórica, adictiva y muy condicionada por el ritmo de vida actual.
Sedentarismo y obesidad infantil
El sedentarismo de muchos niños implica mucho sobrepeso y obesidad. El practicar una actividad física es esencial
en su crecimiento y su salud. El estilo
de vida que llevan los niños ha cambiado
mucho. La mayoría de las actividades que realizan se concentran en torno de la
televisión, la computadora y a los videojuegos.
Muchas familias, por la falta de tiempo o por
comodidad, acaban dejando a los niños delante de la televisión toda una tarde,
en lugar de llevarlos al parque o a cualquier otra actividad que les favorezcan
más. Los juegos al aire libre, las excursiones, los deportes, etc., son cada
día sustituidos por actividades sedentarias. Las cifras varían en los distintos
países pero hoy día los niños pasan dos o tres horas por día mirando tv y en
las computadoras.
Cualquier tipo de actividad física es favorable a los
niños pero, sin duda alguna, los ejercicios de resistencia son los mejores
contra el sobrepeso. El ejercicio físico de resistencia en función de la
reducción de grasa corporal se debe
promover con ejercicios de larga duración pero
con intensidades bajas, combinando trabajos continuos y fraccionados,
utilizando juegos y actividades jugadas
en las cuales la alternancia y la recuperación de los esfuerzos se efectúa
constante y libremente en forma de intervalos y debe limitarse a carreras
de larga duración que presenten gran
variedad de situaciones.
La alimentación y la obesidad infantil
La elección de los alimentos por parte de los padres
para confeccionar una dieta equilibrada para toda la familia y la realización
de actividad física a diario son los factores que más pueden contribuir a que
los niños no presenten sobrepeso.
Muchos padres tienen que dividirse entre las múltiples
tareas, laborales y domésticas, y les resulta más cómodo ofrecer una comida
rápida a sus hijos. Empiezan con los bollos industriales, siguen los
"nuggets" (rebozados preparados de pollo), y terminan con las
chuches. Día tras día, estos hábitos alimenticios se convierten en una mala
costumbre.
Las comidas
resultan muy atractivas por su aspecto, pero no llevan los nutrientes ni las
vitaminas necesarias para que los niños crezcan fuertes y sanos.
Para esos padres, normalmente los que nunca tienen
tiempo, lo más importante es saciar el hambre de sus hijos, sin preocuparse si
están o no comprometiendo el futuro de su salud. Los padres, del mismo modo que
muchos abuelos, también pecan con la preocupación exagerada por la cantidad de
comida que consumen los niños. Les ofrecen unos menús sin considerar los
controles cuanto a las grasas, azúcares, y otros componentes que sólo engordan.
Lo ideal, según los expertos, es que un niño
consumiera unas dos mil calorías diarias y que, la mitad de ellas, fuese
cubierta por los hidratos de carbono, un tercio por las grasas y el resto por
proteínas. Pero, en lugar de comer pan, arroz o legumbres, los niños están
comiendo dulces, refrescos y golosinas.
Existen, además del mal hábito alimentario y la falta
de actividad física, que son los que encabezan los motivos por los que la
sociedad tenga sobrepeso, otros factores que determinan la obesidad infantil.
Puede haber influencias sociales, fisiológicas, metabólicas y genéticas.
Un niño con padres obesos, por ejemplo, estará
predispuesto a ser obeso también. Sea por una cuestión social, de mal hábito
alimentario, o por genética. También se puede presentar obesidad en caso de que
el niño sufra algún trastorno psicológico.
La polémica actual descansa en cuál es el factor
importante. Sin dudas la inactividad y la mala alimentación son excluyentes
pero es evidente que el ejercicio no sólo es importante en la disminución del
sobrepeso sino que tiene innumerables ventajas entre las que podemos resaltar:
•favorecen el desarrollo no sólo físico sino
sicológico del niño.
•forma un cuerpo con mayor desarrollo muscular, y
articular.
•Genera una mayor capacidad cardio pulmonar.
Sin dudas contribuye en los niños a perderle el miedo a la actividad física, y
generar el hábito de realizarla siempre.
Muchos países reconocen esto y generan planes llevando adelante políticas de estado
que promueven la actividad física y deportiva en los niños. Este desarrollo
deportivo además de brindarles una juventud más sana en todo sentido le brinda
deportistas de mejor nivel que representan
al país con muchos mejores resultados y estos éxitos
generan más ganas en los niños de hacer deportes.
Dr. Eduardo
Tassano
Máster en gerenciamiento en
servicios y sistemas de salud
especial para época