Nuestro estilo de vida actual favorece mucho el crecimiento de las adicciones.
Además de las importantes como el alcoholismo y el tabaquismo, sumadas a las
drogas de venta prohibida (como la marihuana, cocaína, paco), es llamativo el
crecimiento de las adicciones por ventas de fármacos o drogas que son de uso
medicinal. Mucho tiene que ver en ello lo que se conoce como
automedicación.
En principio y por definición,
el concepto de la automedicación se refiere al uso de medicamentos por
iniciativa propia, sin que exista algún tipo de intervención por parte del
médico, ni en el diagnóstico, ni en la prescripción, ni en la supervisión del
tratamiento. La automedicación es el uso irracional y descontrolado
de fármacos sin algún tipo de precaución ni respaldo farmacéutico. El abuso en el consumo de medicamentos en Argentina
provoca la muerte de 22 mil personas al año, lo que se traduce en 60 decesos al
día a un promedio de una víctima cada 23 minutos, según advirtió la Asociación Agentes
de Propaganda Médica (AAPM). Además, la automedicación es la segunda fuente de
intoxicación después de las bebidas alcohólicas y mayor incluso, que la
cocaína. Las diversas consecuencias se producen al no tener
conocimientos sobre los fármacos, la historia médica del paciente y forma en
que los medicamentos funcionan en el organismo. Es importante que la gente entienda e incorpore el
riesgo que implica automedicarse. Más aún cuando como consecuencia de la
publicidad masiva y del “rápido alivio” que supone la automedicación se corre
el riesgo de caer en la automedicación no responsable. Es conocido que el
acceso fácil a los medicamentos -en los supermercados por dar un ejemplo- es un
elemento de extrema peligrosidad. En ese caso observamos a menudo que los
medicamentos están expuestos al lado de productos cosméticos, de perfumería o
incluso de golosinas”. Sería importante impulsar un cambio cultural, que
empieza por darle mayor difusión a los trastornos que pueden generarse como
consecuencia del uso inapropiado de los medicamentos. También debe procurarse
que los médicos tengan mayor incumbencia en este cambio, y sean promotores
educativos de estos temas con los pacientes. Entre los factores que derivan en esta mala práctica,
la automedicación, y que deberían repensarse a fin de modificar este
problema, se encuentran: escasez de tiempo para acudir a la consulta médica,
dificultades para concurrir a los centros de salud, sumados a la pérdida de
credibilidad en el sistema sanitario que hace que se quiera la solución rápida
sin pasar por la consulta, o sino el deterioro de la relación médico-paciente
que hace más impersonal el tratamiento definitivo de enfermedades en principio
poco graves que se presentan muy a menudo como resfríos, gripe, cefaleas,
trastornos gastrointestinales. Otro aspecto serio es mucha propaganda actual de
medicamentos de venta libre mal interpretados por la población. En muchos casos
esa automedicación inicial contribuye a complicar o enmascarar la patología de
base. Ejemplos comunes de automedicación y que generan daños
incluyen: tomar antiinflamatorios que no corresponden para cuadros de migraña,
analgésicos para cuadros inflamatorios, antibióticos para infecciones virales
inespecíficas, (se sabe que los antibióticos son para las infecciones
bacterianas), uso de ansiolíticos (que se usan como tranquilizantes menores)
para cuadros siquiátricos de otro tipo, o medicamentos digestivos tipo
antidiarreicos o loperamida para cualquier episodio de gastroenteritis, o
mucolíticos (que son para fluidificar las secreciones respiratorias), para
disminuir cualquier proceso de tos. El mal uso puede generar intoxicaciones, como podrían
ser las sobredosis, o provocar interacciones de medicamentos aumentando y
disminuyendo los efectos de los mismos o causar algún efecto dañino no
deseado. Las cifras de venta indican que los argentinos
consumieron en el período apuntado un promedio de 500 mil envases de
medicamentos de venta libre por día. Argentina es uno de los países con mayor consumo de
medicamentos por habitante con un promedio de más de 16 unidades anuales, cifra
que solo es superada por Francia y España. La Fundación CONAMED (Comisión Nacional de
Medicamentos), ONG que trabaja en el tema del mal uso de los medicamentos,
calculó que por cada peso gastado en medicamentos se destinan otros 10 para
neutralizar efectos colaterales posteriores, a causa de una medicación errónea
o el consumo excesivo. El mercado de venta libre en permanente crecimiento en
Argentina durante la última década en virtud de la abundancia de campañas
publicitarias, la venta en góndolas y las escasas regulaciones. El mercado “popular” o de venta libre tuvo un
crecimiento continuo desde 2001 ya que de 14,37 por ciento trepó por encima del
26 por ciento anual a partir de 2008. Visitadores médicos, colegios profesionales de
farmacéuticos, académicos e incluso algunos legisladores de la Ciudad de Buenos Aires,
decidieron combatir el autoconsumo que alienta la venta libre y piden que todos
los medicamentos sólo puedan ser expedidos en farmacias y por un profesional
habilitado. El Senado argentino aprobó en diciembre de 2009 la Ley 26.567 que prohíbe la
venta de medicamentos (incluso los de venta libre) fuera de las farmacias. O
sea, está prohibido desde entonces el expendio en kioscos y supermercados y el
expendio debe ser por mostrador y no en góndolas al alcance del público. La publicidad es cada vez mayor y más llamativa. Las
farmacias son cada vez más grandes y se parecen más a centros comerciales que a
las tradicionales farmacias, en definitiva lugares a los cuales uno recurre en
busca de consejo y, sobre todo, con una prescripción médica. Una alternativa a la consulta médica es consultar con
el farmacéutico, que posee un importante conocimiento de los medicamentos que
dispensa adquiridos mediante una carrera universitaria y mediante su constante
formación postuniversitaria. El farmacéutico debe jugar un rol de mayor
consideración en el esquema de la atención sanitaria. Hay como dijimos legislación nacional que debe ser
cumplida y todos debemos contribuir a advertir y corregir el peligro que
significa para la población la automedicación. Autor:
Eduardo Tassano (*) Máster en Gerenciamiento en Servicios y
Sistemas de Salud Especial para época