OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

jueves, 31 de enero de 2013

HAY UNA COMPLEJA RED DE FACTORES ESTRUCTURALES Y AMBIENTALES QUE INFLUYEN


¿Qué es la salud hoy?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es la condición de todo ser vivo que goza de bienestar tanto a nivel físico, mental y social. No sólo la ausencia de enfermedad. Dicho concepto hay que aplicarlo tanto a nivel individual como a nivel social. Si bien las definiciones son discutibles tomémoslas como elementos de guía para la discusión.
Entre los determinantes que integran el nivel de salud de una población tenemos cuatro. En primer lugar la biología humana que tiene que ver con la carga genética de cada individuo, este determinante es casi inmodificable aunque estudios y avances modernos hablan de grandes avances en el campo de la genética que podrían modificar esto. 

En segundo lugar los factores ambientales es decir todo lo que hace a lo que rodea al individuo, tanto el ambiente físico como cultural y lo predispone a actividades y una vida más saludable o no. En tercer lugar el estilo de vida, es decir todos los hábitos de ese individuo en el grupo social que se desarrolla (este determinante es la actual niña bonita de los enfoques modernos de la salud) y por el último el sistema de atención de salud es decir el conjunto de elementos que hacen a la atención sanitaria, sea médicos, hospitales diversos, centros de salud. Esto gira en torno al control y la curación de las enfermedades principalmente y es lo que todos los ciudadanos percibimos primariamente como “salud pública”. En general relacionamos un buen funcionamiento de un hospital con un funcionamiento de la salud aceptable, o la inauguración de centros de salud como gestiones en salud exitosas. 

Nada más alejado de la realidad. Esto es una parte y quizá la menos significativa para modificar positivamente el estado de salud de una población. 

De esto se desprende que hay dos enfoques para “ver” la salud, el enfoque individual que se concentra en los factores que hacen a la salud de una persona y la curación de las enfermedades. Y el otro el enfoque comunitario que considera la salud como un bien de la población, y se tienen en cuenta las acciones de todo tipo que hacen al bienestar psicofísico de la población. Obviamente que este enfoque es multidisciplinario y considera todos los factores de estilo de vida o ambientales o sociales que hacen a la salud de toda la comunidad.
Los sistemas públicos de salud giran sobre el eje de la curación de enfermedades, no sobre la prevención y la promoción de la salud. Muchos países destinan sólo porcentajes muy bajos de su presupuesto a este rubro. 
De forma muy notoria, el enfoque individual de los sistemas de salud sigue primando sobre el enfoque comunitario. Mientras tanto, las políticas colectivas de reducción de riesgos (ambientales, laborales, nutricionales, de hábitos personales, etc.) se desatienden o abandonan. Esa desatención de hoy será la causante de que, en el futuro, sea necesario invertir un importante volumen de recursos en atender enfermedades que podrían evitarse (como la obesidad, por ejemplo). Actualmente se dispone de una abundante evidencia sobre la compleja red de factores estructurales y ambientales que influyen en la salud. Más allá de los factores biológicos y los estilos de vida de los individuos, inciden numerosos determinantes de índole social, que incluyen las condiciones socioeconómicas, culturales y ambientales del entorno donde los individuos viven, las situaciones materiales y sociales en las que nacen y desarrollan su vida, así como las redes sociales y comunitarias que les son más próximas. Este conjunto de determinantes incluye, asimismo, la atención sanitaria, que se configura como un factor más (y no el más importante) de la salud final de una población.

El diseño costoefectivo y equitativo de la política de salud implica reequilibrar las actuaciones individuales y colectivas. Ello exige, entre otras cosas, abordar los determinantes sociales de la salud y tomar conciencia del impacto de las políticas no sanitarias. En ese sentido, las acciones han de concentrarse fuera del ámbito de los cuidados sanitarios que los individuos reciben una vez la enfermedad ha hecho aparición.

Los esfuerzos han de orientarse, en primer lugar, a la lucha contra la exclusión social, un fenómeno íntimamente asociado a la mala salud. La inactividad es también causa importante de la morbilidad y de las desigualdades sociales en salud, que perjudican sistemáticamente a los individuos más desfavorecidos socialmente.

Por ello, combatir el desempleo, promover el envejecimiento activo o fomentar el desarrollo de entretenimientos activos particularmente para aquellas personas que no desempeñan una actividad laboral- podrían constituir acciones eficaces para incrementar los niveles de salud de la población y reducir la magnitud de las desigualdades en salud. 
Por otra parte, mejorar el entorno en el que viven las personas, en especial las condiciones de la vivienda, se configura igualmente como una política eficaz en la lucha contra la desigualdad en salud. 

La OMS (Organización Mundial de la Salud) promueve la estrategia ‘Salud en todas las políticas‘, ya adoptada por algunos países europeos.
La idea que subyace en esta estrategia es la de que una política sanitaria eficaz debe estar presente en todos los campos políticos, dado que la salud viene determinada en gran medida por factores externos al ámbito sanitario. Sin duda, la citada estrategia representa uno de los ejes principales de lo que ha de ser la salud pública del siglo XXI. Por ello, es necesario seguir los lineamientos que esta política promueve. Este enfoque tendería a reforzar la estructura de salud pública del país que las adopte y activar intervenciones de carácter intersectorial, que promuevan la salud de la población desde esferas no estrictamente sanitarias y actúen "sobre las causas de las causas" de la enfermedad. 

El siglo XXI es el siglo de la aplicación de las ciencias sociales en el enfoque y la búsqueda de soluciones de los problemas de la salud tanto individual como pública y requiere de políticos lúcidos que tomen este tema dentro de las políticas de Estado.

Autor: Eduardo Tassano Máster en Gerenciamiento en Sistemas y Servicios de Salud

lunes, 28 de enero de 2013

TRISTE ESTADÍSTICA


Obesidad infantil, Argentina primero
La evolución de la sociedad actual promueve hábitos no saludables lo cual incrementa el riesgo de padecer las llamadas enfermedades crónicas no transmisibles. Sabemos que estas enfermedades engloban a las enfermedades vasculares, el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas. Dichas enfermedades tienen en común que se desarrollan con la suma de hábitos no saludables.   
Dichos malos hábitos generan condiciones para el desarrollo de sobrepeso y obesidad y esas condiciones en muchos casos se dan desde la primera infancia. 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la obesidad y el sobrepeso como la acumulación anormal o excesiva de grasa que puede perjudicar la salud. Se utiliza el índice de masa corporal que relaciona peso con talla de la persona y es el índice más conocido y universalmente aceptado. 

 El mundo actual presenta rasgos nuevos para el ser humano, así las nuevas tecnologías, la urbanización desorganizada, los nuevos tipos de alimentos la falta de actividad física son elementos básicos que contribuyen decisivamente a que esta enfermedad se desarrolle.

La obesidad infantil constituye actualmente un tema prioritario en la gestión de la salud pública a nivel mundial.A los efectos de uniformar criterios la OMS elaboró patrones de crecimiento infantil presentados en abril del 2006, incluyen tablas de indicadores de masa corporal para lactantes y niños hasta 5 años. Hay menos acuerdo para tener parámetros de niños de 5 a 14 años dadas las diferencias existentes en el mundo. 
La OMS estimó en 2005 que en el mundo hay 1.600 millones de personas con sobrepeso y en 2015 serán 2.300 millones. Y que había 400 millones de obesos y que en 2015 serán 700 millones. Antes se pensaba que este era un problema de los países de mayores ingresos, sin embargo hoy son peores los índices en los países más pobres, sin dudas esto está relacionado con la calidad de los alimentos más que con la cantidad.

Entre los tres principales grupos de nutrientes es sabido que las grasas y azucares (hidratos de Carbono) en exceso promueven más fácilmente el sobrepeso, diferente a las proteínas que son más nutritivas y más relacionadas con el crecimiento.
 
El desarrollo del sobrepeso por acumulación de tejido graso está íntimamente ligado a dos elementos fundamentales: 1) dietas actuales con alimentos hipercalóricos ricos en grasas y azúcares. 2) disminución marcada de la actividad física, dado por la naturaleza más sedentaria de la vida actual, nuevos medios de transporte, y en los niños en especial una mayor cantidad de horas pasadas frente a una pantalla ya sea de TV o computadora y menores estímulos dirigidos hacia la realización de actividad física. 
En el caso de la obesidad infantil esta se asocia a una mayor probabilidad de muerte prematura y de discapacidad en la edad adulta. 
Los países de bajos ingresos enfrentan la doble carga de enfermedad, las producidas por desnutrición y enfermedades infecciosas y por otro lado un gran crecimiento de los factores de riesgo que favorecen el desarrollo de las enfermedades crónicas, como la obesidad. 
La obesidad y el sobrepeso infantil constituyen un problema serio de la salud pública y los gobiernos, y diferentes entidades afines deben realizar planes estratégicos de contención de estas enfermedades, sin dudas que en estos casos las responsabilidades son compartidas por todos. De continuar las tendencias actuales los presupuestos de los gobiernos para salud no van a alcanzar para solventar los gastos que estas enfermedades generarán. Ya sea por la misma obesidad o esta como coadyuvante de otras enfermedades graves como por ejemplo la diabetes que por sí misma constituye un problema sanitario importantísimo.
En Argentina una reciente encuesta del CESNI (Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil) realizada en 13 provincias, y que incluyó a 120.000 niños, arrojó el increíble dato que alrededor de un 30% de los chicos en edad preescolar y escolar están excedidos de peso. Y entre 10 y 18 % padecen de obesidad establecida. Esta cifra coloca a Argentina como el primer país de Latinoamérica por encima de México y Brasil. Es de destacar que en algunos países como México el problema de la obesidad infantil ha superado al de la desnutrición.
Es sabido que los principales enemigos son los locales de comida rápida y las golosinas en general. Muchos especialistas advierten sobre los componentes adictivos de estos alimentos, principalmente en las golosinas. Y no dejemos de citar a las gaseosas azucaradas tan comunes en las dietas de los chicos.


Es imprescindible que la estrategia incluya a la educación escolar en estos temas. Los niños entienden y aprenden más rápido los esquemas de alimentación saludable, además ha demostrado ser de extrema utilidad la instauración de kioscos saludables en las escuelas. 
En lo que hace al área de salud siempre es conveniente que el abordaje de los niños con sobrepeso u obesidad sea multidisciplinario entre el pediatra, nutricionista y sicólogo. Es primordial que la atención en los centros de salud se enfoque hacia el tratamiento de estas patologías enfatizándose el rol que debe jugar la atención primaria. Además nunca en el enfoque hay que descuidar la familia ya que el ámbito en que se desarrolla el niño es clave para cambiar costumbres. Toda la familia debe adherir a los cambios de hábitos.
La obesidad infantil trasciende la esfera de impacto a los ámbitos biológicos, sociales, culturales, económicos y políticos. La vía final común de esto es incentivar y que se trabaje desde el Estado en lo que es promoción de la salud, fundamentalmente estimulando el desarrollo de hábitos más saludables.  Entre los numerosos temas que debe abordar nuestro país, y en lo que a salud respecta, debemos tomar conciencia de que la epidemia de las enfermedades crónicas no transmisibles se puede combatir desde la infancia generando los conocimientos y los ámbitos saludables que nuestros pequeños ciudadanos merecen. Sin dudas las generaciones futuras agradecerán las estrategias y medidas que se adopten en el presente.


Autor: Eduardo Tassano Master en Gerenciamiento en Sistemas y Servicios de Salud

PROMUEVEN CAMBIOS DE HÁBITO


El largo camino de las enfermedades crónicas
En artículos anteriores hacíamos referencia de la epidemia del siglo 21. Nos referíamos concretamente a la epidemia de las enfermedades crónicas no transmisibles. Dichas enfermedades obviamente no se transmiten por contagio y si tienen más que ver con los hábitos y costumbres muchos de los cuales son debidos a los tiempos modernos, la globalización las nuevas tecnologías.  

Estos males incluyen las enfermedades vasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias y la diabetes. En las cuatro se pueden focalizar hábitos que pueden ser modificables. Esto lleva a que los expertos mundiales de salud promuevan la modificación de estos hábitos para que de esta manera mejoren los niveles de salud de la población mundial.
Hoy nos referiremos a las enfermedades vasculares (cardiovasculares). Como ejemplo de estas podemos citar los infartos de corazón, los accidentes cerebrovasculares entre otras. Este grupo de enfermedades constituyen en el mundo la primera causa de enfermedades y muerte. Es en este grupo de enfermedades donde el control de los factores de riesgo y la mejora en los hábitos de vida está plenamente justificado. En ese sentido se intentan dirigir las políticas de salud actuales en la lucha contra estas enfermedades, tanto en los países desarrollados como los de menores ingresos.
Es sabido que existen en cada individuo factores hereditarios que son inmodificables, pero el control de los malos hábitos y la realización de una vida más sana y saludable, sin duda impactan y modifican positivamente la incidencia de estas enfermedades. Hay lugares en el mundo donde la decisión política más el trabajo de los equipos de salud, con un trabajo organizado y planificado, han modificado tremendamente la incidencia de enfermedad y muerte provocadas por estas enfermedades. 
Se llaman enfermedades vasculares porque el resultado de todos los procesos llevan a la obstrucción de las arterias que llevan la sangre y en ella van el oxígeno y otros nutrientes. Al obstruirse la arteria el oxígeno deja de llegar a ese tejido u órgano con lo que se produce la muerte de las células que necesitaban ese oxígeno. A manera de ejemplo, si esa muerte celular se produce en el corazón constituye un infarto cardíaco.
Los factores de riesgo de las enfermedades vasculares son principalmente el tabaquismo, la hipertensión arterial y los niveles elevados de colesterol. Por diferentes mecanismos estos elementos ayudan a que las arterias sufran daños que van llevando a la obstrucción definitiva con los daños ante explicados. Todos los elementos que contribuyan a una dieta sana y control de peso, más actividad física razonable, más la cesación tabáquica contribuyen extraordinariamente a retrasar o inclusive en algunos casos detener el continuo avance de las obstrucciones arteriales.
Ello hace que las estrategias apunten en general a tres puntos esenciales: lucha contra el consumo de tabaco, estímulos hacia comidas más saludables y modificaciones de los entornos favoreciendo la realización de actividad física.
Estos tres elementos, en principio sencillos, implican coordinación multisectorial que incluye decisiones políticas, legislación especial, obras públicas dirigidas a lograr ciudades más saludables, sistemas de salud orientados a este tema como prioridad más sistemas educativos orientados a que los futuros ciudadanos incorporen todos los conocimientos buscando lograr una vida cuantitativa y cualitativamente más saludable.
Recordemos que la Organización Mundial de la Salud lanzó el programa de Control Global de las enfermedades no transmisibles en el periodo 2008-2013.
Sin pretender profundizar el tema y sin considerar a la diabetes que por sí misma constituye un capítulo especial y concentrándonos en el tabaquismo, la hipertensión arterial y los altos niveles de colesterol como los principales villanos de la película podemos decir:
1) El tabaquismo: es la adicción que provoca más muertes prevenibles en el mundo. La lucha en los países está referida a los cambios en la legislación. Con esto lograr ambientes libres de humo, aumentar impuestos al tabaco en sí mismo y obligar a que las cajas de cigarrillo contengan advertencias referidas al daño que producen. Las cifras varían pero se considera que más del 50% de los jóvenes de los países más pobres han probado el cigarrillo.
2) Los niveles altos de colesterol: pueden estar asociados o no a la obesidad o sobrepeso. Años atrás sólo se trataba con dieta y los resultados eran desalentadores. Actualmente existe medicación que ha demostrado ser altamente efectiva. El beneficio del tratamiento está asociado al nivel de descenso de los niveles de colesterol. 
3) La hipertensión arterial: es conocida como “el asesino silencioso”. Básicamente consiste en que la presión de las arterias del organismo presenta valores por encima de 120/80 milímetros de mercurio. Ese aumento de la tensión de las arterias produce a lo largo del tiempo daños en las estructuras de las paredes de las mismas que como decíamos favorece la obstrucción de las mismas. Nuevamente las cifras son variables pero la OMS que considera que el 20% de la población adulta del mundo padece de esta enfermedad. Es el problema sanitario peor controlado. Y es más grave la situación si se considera el arsenal de medidas y de fármacos que se dispone para el tratamiento de la misma. Las estimaciones mundiales dicen que sólo el 68% de los pacientes hipertensos está diagnosticado. De estos sólo el 53% recibe tratamiento farmacológico, y de estos sólo el 23% está bien controlado. 
Tanto los niveles de colesterol como la hipertensión se ven altamente favorecidos por el sedentarismo. En ese sentido, la OMS en sus programas estimula la realización de 30 minutos de actividad diaria. La modificación de este hábito es generalmente dificultosa. La tendencia moderna es buscar favorecer los niveles de actividad física sobre todo a nivel comunitario. 
Argentina no escapa de esta realidad. Desde hace varios años se están implementando programas sugeridos por la OMS. Los resultados por el momento son malos. Numerosas barreras que tienen que ver con el propio sistema de salud, aspectos culturales y educativos de la población y la no priorización de estas enfermedades por parte de las autoridades nos dicen que aún es largo el camino a recorrer para atacar este verdadero problema sanitario.
No obstante el tema está instalado y vemos que con el tiempo las medidas y actividades están en crecimiento al igual que la concientización. Es de esperar que esta lucha continúe y que en un determinado número de años se empiecen a ver los resultados esperados.

Autor: Eduardo Tassano Master en Gerenciamiento en Sistemas y Servicios de Salud

Opinión


El ambiente es salud
El sector salud está redefiniendo en el mundo su rol en la sociedad. Del antiguo concepto que solo se dedicaba  a la enfermedad hoy más que nunca las autoridades de la salud pública del mundo participan en todas las actividades del ser humano. Tal es así que el valor de los recursos humanos y sus cuidados son vitales para los países que cuidan de sus poblaciones.
Las estimaciones en relación al daño que causa el ambiente a la salud lo ubican en un 24% como causante de enfermedades y un 23% de las muertes en general. Esta cifra no menor incita a que las autoridades y los ciudadanos hagan un esfuerzo por comprender y entender lo que significa el ambiente y sus cuidados y valorar seriamente los conflictos que se suscitan entre desarrollo y cuidado del mismo.
Una de las principales responsabilidades del sector salud es la protección del bienestar público mediante el aseguramiento de un ambiente físico y social saludable, que posibilite el desarrollo humano sostenible es decir, el mejoramiento de las condiciones materiales para responder a las necesidades de la actual generación, sin comprometer la respuesta a las necesidades de generaciones futura y que proteja a las personas más vulnerables de la sociedad. Para tal fin, el sector salud necesita colaborar con otros sectores: ambiente, trabajo, agricultura y educación, entre otros. Asimismo, las comunidades locales, los países y las alianzas internacionales deberán, individual y colectivamente, monitorear y contrarrestar las muchas causas del deterioro ambiental.
Las inequidades-en educación, empleo, salud y derechos políticos-afectan la susceptibilidad de las personas a los impactos ambientales negativos y pueden  resultar en cargas de enfermedad y de muerte significativas. Otros factores que también influyen son la globalización, las características del mercado de trabajo y la urbanización descontrolada.

Existe consenso de que el desarrollo humano sostenible depende tanto de la reducción de la pobreza como de la protección y promoción de la salud.
En América Latina y el Caribe, el desafío consiste en la armonización de los objetivos del desarrollo, la salud y el ambiente con los de la equidad social, lo cual requerirá, entre otras medidas, la formulación de políticas efectivas de desarrollo urbano. Vale el ejemplo del agua y saneamiento: al crecer, las poblaciones urbanas aumentan proporcionalmente las demandas de provisión de servicios de agua potable, sistemas de alcantarillado y disposición de desechos sólidos. Desigualdades entre el centro y la periferia de las ciudades y entre las áreas urbanas y rurales con respecto al acceso a esos servicios y a la exposición a factores de riesgo ambiental exacerban la vulnerabilidad de los pobres.
El crecimiento acelerado y desordenado del sector industrial causa directamente la contaminación biológica, química y física; provoca aumentos en el transporte y el consumo de energía; genera más desechos, y hace inadecuada su disposición. La industrialización, aunada a los efectos negativos atribuidos en años recientes al cambio climático, está contribuyendo al deterioro del ambiente y de la calidad de vida y salud de la población.
Los procesos de producción —las explotaciones mineras, petroleras y agrícolas (las que emplean agroquímicos en los cultivos), los hospitales, centros de salud y laboratorios, las plantas de energía y la industria manufacturera— son los mayores generadores de desechos químicos y residuos sólidos peligrosos.
El consumo de bienes y servicios son un gran desafío a la gestión ambiental en términos del control de riesgos y la promoción de salud.
Ya que la residencia y el lugar de trabajo son los ambientes principales de las personas, las condiciones  adecuadas vivenciales y laborales son tan importantes para garantizar la buena salud como lo es el ambiente general. Un problema serio es el de las comunidades rurales, donde los pobres están más expuestos a riesgos de salud, sobre todo aquellos que viven en zonas endémicas de enfermedades transmitidas por vectores Chagas, malaria, dengue y fiebre amarilla. Otros problemas se relacionan con los cambios en el perfil del trabajo y en la población trabajadora provocados por la globalización, la integración regional, la liberalización del comercio y la modificación de políticas sociales, las cuales impactan sobre las condiciones de vida y la salud de los trabajadores y conducen a mayores inequidades. Al respecto, las proporciones cada vez más grandes de niños y ancianos integrados a la fuerza laboral constituyen una creciente preocupación.
Además del aumento de la pobreza, la inequidad social y la urbanización, la fragmentación y desintegración de estructuras familiares y comunitarias contribuyen a ambientes poco saludables, que favorecen a su vez estilos de vida no saludables y comportamientos de riesgo en todas las etapas de la vida. Al mismo tiempo, persisten los problemas de mortalidad causada por la desnutrición de madres y niños, infecciones y la falta de acceso a bienes y servicios. Existe una relación directa entre la dieta inadecuada y las enfermedades crónicas: tanto las deficiencias como los excesos nutricionales contribuyen a una doble carga de enfermedad que afectan a la población de todas las edades.
Las tendencias crecientes en los estilos de vida y comportamientos de riesgo —el consumo de tabaco, alcohol y drogas y varias formas de violencia y accidentes— subrayan la necesidad crítica de estrategias de promoción de la salud.

Los países de la Región reconocen la intrínseca relación entre la salud y el ambiente. Para favorecer esa relación en sus expresiones más positivas —en suma, para prevenir y controlar los efectos adversos del ambiente sobre la salud— han acordado concentrar sus esfuerzos en cinco áreas principales: la intersectorialidad, la descentralización de responsabilidades, los sistemas de información, la participación social y el cumplimiento de compromisos acordados en conferencias internacionales. Están en marcha distintos esfuerzos para monitorear y evaluar la salud ambiental, desarrollar políticas saludables sostenibles a largo plazo, buscar alianzas, desarrollar recursos humanos, establecer legislación adecuada con respecto al consumo de bienes y servicios y llevar a cabo intervenciones directas. Se está enfatizando el fortalecimiento de las capacidades normativas, reglamentarias y resolutivas de las autoridades nacionales de salud; el fortalecimiento de instituciones ambientales existentes y la redefinición de sus funciones y organización; y el establecimiento de fondos para proteger el ambiente y mitigar los efectos deletéreos sobre la salud causada por los desequilibrios ambientales.
 Mucho trabajo de concientización queda y ni que hablar de las implementaciones prácticas que  esta discusión está generando. Estos son los temas de políticas de estado que deberíamos discutir más los argentinos.

Autor: Eduardo Tassano. Master en Gerenciamiento en Sistemas y Servicios de Salud


FLAGELO DE DIFÍCIL COMPRENSIÓN


Drogas ilegales: no es el problema de las adicciones


Los tiempos actuales han traído aparejados una serie de cambios en los hábitos del ser humano. Esto ha generado nuevas condiciones de vida desconocidas para la humanidad. En ese camino las adicciones encuentran terreno propicio para su desarrollo desenfrenado. 
Por múltiples razones este flagelo está constituyendo un serio problema de la salud pública y, porque no, de toda la sociedad en todo el mundo casi sin distinción de países con la salvedad que los las naciones en vías de desarrollo sufren más y peores consecuencias que los países desarrollados. Es un tema complejo y de difícil comprensión. No sólo hay que pensar que el problema está centrado en la cocaína o la marihuana u otras drogas ilegales sino que es mucho más que eso sabiendo que las adicciones por alcoholismo y tabaquismo tienen mayor incidencia en la salud de la población.
Normalmente estamos concentrados en la lucha contra el narcotráfico como sinónimo de lucha contra las drogas. Sin embargo vemos que cuantitativa y cualitativamente esto es sólo una parte del problema. Entendemos que el tema tiene tres aristas: las drogas legalmente aceptadas, las drogas ilegales y las nuevas adicciones.

Drogas legalmente aceptadas 
 
Este grupo concentra fundamentalmente el consumo de alcohol y tabaco. Con respecto al alcoholismo los niveles de afección social y sanitaria están creciendo hasta límites alarmantes. Las cifras que se analizan a nivel mundial, o de Latinoamérica o Argentina son escalofriantes.
El alcohol esta infiltrado en la cultura de todos los pueblos del mundo, incluso el éxito personal o grupal está asociado a celebraciones basadas en consumo de alcohol. La publicidad promociona estilos de vida y logro de la felicidad con consumo de alcohol.
Sin embargo lo más grave es que han cambiado paradigmas. Hoy los jóvenes buscan la borrachera por la borrachera misma y se ha masificado el consumo entre las mujeres jóvenes. Estos dos elementos hace 2 ó 3 décadas no existían. Es un problema social global que constituye una complicación sanitaria de magnitud. Lamentablemente el consumo de bebidas alcohólicas posee un alto nivel de tolerancia social y es una de las causas de tanto avance. 
El consumo de alcohol se relaciona con más de 60 condiciones de salud que incluye: lesiones intencionales y no intencionales, trastornos cardiovasculares, cáncer, enfermedades hepáticas, condiciones neuropsiquiatricas que incluyen la dependencia.
Se relaciona, además, con temas sociales como la violencia familiar, accidentes de tránsito, violencia interpersonal y problemas económicos del individuo. Sin ir más lejos en los accidentes viales de nuestro país más del 50% de los fallecidos presento altos niveles de alcohol y drogas.
El tabaquismo no es menos importante y se sabe que cada año mata 6 millones de personas en el mundo. Constituye la primera causa de las muertes prevenibles. Según la OMS un tercio de la población mundial mayor de 15 años consume tabaco, fundamentalmente los fumadores son más en los países en vías de desarrollo. 
El tabaquismo está relacionado al desarrollo de las enfermedades cardiovasculares, pulmonares, diversos tipos de cáncer y siendo la principal puerta de entrada para otras adicciones entre los jóvenes. En muchos países las muertes ocasionadas por tabaco superan a las muertes por accidentes de tránsito más las ocasionadas por adicciones con drogas ilegales.
En este campo la OMS y muchos países están tomando medidas contra el consumo atacando, principalmente, lo que tiene que ver con la propaganda y promoción de un supuesto elemento deseable y glamoroso. También es importante la legislación a favor de los ambientes libres de humo, esto sólo reduce en un 30% el consumo. Muchos países son reacios a implementar este tipo de medidas con el argumento que se afecta la economía de los mismos pero este argumento no parece ser tan real.

Drogas ilegales 
 
El tráfico y consumo de drogas ilegales produce violencia, enfermedad y muerte, y exacerba la marginación social y la pobreza que la generan.
América latina produce casi la totalidad de la pasta base de la cocaína del mundo. El 65% de lo producido llega a los mercados de Europa y el resto a los Estados Unidos. Pero lo grave es que el consumo en Latinoamérica crece desenfrenadamente. La estrategia es favorecer el consumo local en donde se produce y de esa manera se financia la exportación a los grandes centros. 
La marihuana es la droga ilegal de mayor consumo en el mundo y en las Américas. La cantidad de población que ha probado la marihuana en Sudamérica varía entre el 2% de Paraguay al 17% de Chile. En Estados Unidos esta prevalencia sube hasta el 35%. La cocaína es la segunda droga más consumida. En Estados unidos la proporción de consumo es del 11%. Este consumo se concentra en todo el mundo en los adolescentes y jóvenes. 
Como agravante estas adicciones constituyen un factor determinante en la transmisión del SIDA y otras enfermedades infecciosas especialmente en el cono Sur del continente. Provoca además en las embarazadas serios problemas en el desarrollo sicofísico del feto y del recién nacido. 
En el campo de la educación es responsable de una alta tasa de abandono escolar y esto es más notable en los sectores de menores ingresos. Para peor, muchos de estos jóvenes adictos se mantienen vendiendo drogas, lo que los hace buscar nuevos clientes y así potenciar el consumo. En general terminan formando pandillas; la mayoría de las veces violentas y esto profundiza la marginación social la criminalidad y la pobreza de estos jóvenes y sus familias.
Los gobiernos reaccionan fundamentalmente tratando de limitar la oferta, así existen legislaciones en varios países de América latina que en el intento de ese control buscan la destrucción de los cultivos, intensificando la acción policial sobre el tráfico y la criminalización del consumo. Esta estrategia ha tenido escaso resultado. Lo otro es el control de la demanda mediante intervenciones de prevención, desintoxicación, tratamiento, rehabilitación y reducción de daño, tarea que encuadra dentro del sector salud. Para muchos adictos el tratamiento y la reinserción son la única posibilidad que tienen para salir de la espiral de marginación, violencia y pobreza. 
En síntesis, aunque se comprende que este es un problema serio y grave muchos gobiernos distan de tomar las medidas adecuadas para combatirlo. Puede haber subestimación del problema o en otros casos la posibilidad de abordar algo tan complejo y con tan escasas posibilidades de éxito por el momento. 

Nuevas adicciones 
 
Es un desafío nuevo. Los siquiatras del mundo se encuentran en una intensa discusión de cómo considerarlas. Es un grupo nuevo de afecciones en las cuales la adicción comienza cuando una conducta o una sustancia se transforma en el centro mismo de la existencia. En ese sentido han aparecido nuevas conductas que encuadran en esta definición y así tenemos adicción a la tecnología (a los videojuegos), al juego (ludopatía), al trabajo, a las compras, a las comidas ya sea por defecto o exceso, entre otros.
El mecanismo de estas adicciones con respecto a lo biológico y la base de elementos necesarios son similares entre estas adicciones y las otras adicciones más conocidas.
Es un terreno donde muchas cosas están por verse, sin embargo vemos una vez más que el estilo de vida actual nos coloca en situaciones que, sin dudas, afectan la salud tanto individual como colectivamente y el mundo debe prepararse para sobrellevarlas.


Autor: Doctor Eduardo Tassano - Especialista en Cardiología

domingo, 27 de enero de 2013

FUERTE IMPACTO MUNDIAL


La otra epidemia: los accidentes de tránsito
En el 2008 la OMS publicó el informe de situación mundial de la seguridad vial donde se señala que cada año mueren 1.2 millones de personas en el mundo, y otros 50 millones sufren traumatismos de diversa índole a consecuencia de los accidentes de tránsito. El trabajo se realizó en base a una encuesta que tuvo lugar en 178 países con la intención de echar un poco de luz en ese tema. 
El reporte de referencia “Informe sobre la situación mundial sobre la seguridad vial”. (OMS, 2008) fue el primer estudio de amplio alcance en esta esfera. El trabajo demuestra que esta epidemia sigue en aumento en buena parte del planeta.   
La problemática es sin lugar a dudas tema principal en la agenda de muchos países y el abordaje tiene diferentes vertientes.

En  ese sentido identificamos claramente dos aspectos:
1) las estadísticas y cifras son poco serias y cuestionables, en muchos países. Los datos que se disponen son parcializados y muchas veces tendenciosos, siendo este el elemento vital para tomar decisiones.  

Además, a nivel sanitario no hay una nomenclatura única y homogénea para identificar y registrar los accidentes y tipos de lesiones, por lo que esto genera y estimula el subregistro, dificultando a su  vez la  compatibilidad de los datos.
También ¿los datos quien los provee? ¿Las autoridades sanitarias, los agentes de tránsito o la policía? Sin dudas, hoy en nuestro país y resto del mundo no hay una coordinación en este sentido y esto contribuye a la confusión. 
 
2)  los accidentes de tránsito constituyen una verdadera epidemia. La OMS u otras entidades están creando premisas para bajar el número y la incidencia de daños que producen los accidentes viales.
De esa manera el primer paso fue la realización de esta encuesta con la intención de tener una orientación del problema en el mundo, y a su vez  identificar el impacto en países con diferente grado de desarrollo.
El segundo paso era identificar los países que están más avanzados en los cuidados contra los accidentes viales para ver qué grado de reducción se produce.
Los accidentes afectan a todas las personas sin distinción de edad o género. Sin embargo, los accidentes viales son la principal causa de muerte en el mundo entre los jóvenes entre 10 y 24 años. Concretamente la colisión vial produce muerte y traumatismos de diferente gravedad.
Las consecuencias en calidad de vida perdida y costos son muy difíciles de evaluar, lo llamativo es que esta situación nuevamente es peor en los países de ingresos menores y bajos. Las tasas más elevadas se dan en África y en Medio Oriente.
Otro tema no menor es el costo de las colisiones, se estima 518 mil millones de dólares anuales en el mundo, en materia de atención de la salud y otros conceptos. Inclusive se sabe que en países de ingresos menores y bajos los gastos por colisiones implican el 1 o 1,5 % del producto bruto interno de estos países. 
Lo notable y esperanzador es que los accidentes de tránsito son previsibles y prevenibles.  
Las proyecciones del informe sobre la seguridad vial sostienen que los accidentes serán la quinta causa de muerte en el mundo en el 2030. La tasa de accidentes es el doble en los países en vías de desarrollo que en los países desarrollados a pesar que sólo circulan la mitad de los vehículos. 
En base a este informe, durante los últimos años la mayoría de los países han aprobado en sus legislaciones las medidas para mejorar la seguridad vial. No hay evaluaciones hasta la fecha de los resultados de estas medidas y del extenso informe se desprenden conclusiones relevantes:
El tema de la seguridad vial constituye un problema de la salud pública de primera importancia.
Cerca de la mitad de los accidentados son los considerados usuarios vulnerables de la vía pública; es decir peatones, ciclistas, motociclistas, usuarios del transporte público, entre otros.  

Además, en la evaluación sólo el 29 % de los países encuestados cumple con las premisas de la norma de reducción de velocidad en las zonas urbanas, sólo un tercio de la población mundial vive en países que promueven el uso de bicicletas y de caminar como políticas de incentivos para realizar estas prácticas. El 44% carecen de políticas de promoción de uso del transporte público, como alternativa distinta al transporte en automóvil.

Pocos países cuentan con una legislación integral y bien aplicada sobre la seguridad vial. Sólo el 15% de los países cuenta con legislaciones modernas y aplicables. En general en el mundo, el grado de cumplimiento de estas normas es bajo. Lo principal está referido a las normas contra el exceso de velocidad y conducir bajo los efectos del alcohol,  fomentar el uso de casco en los motociclistas y el uso del cinturón de seguridad. Esto requiere la voluntad política de querer contener este flagelo. Para ello se busca  tener la legislación adecuada y hacer cumplir la ley contando con los recursos humanos y económicos necesarios.

Sin dudas este tema sanitario de primer nivel requiere acciones complejas y multidisciplinarias:

1) Intensificar el objetivo de lograr registros lo mas fehacientes posibles. 2) Contar con legislación moderna y apropiada.

3) Medidas de seguridad dirigidas a control de límites de velocidad de los vehículos principalmente en áreas urbanas; combate estricto de los conductores que conducen bajo los efectos del alcohol; utilización de los cinturones de seguridad de todos los ocupantes del vehículo; utilización del casco en motocicletas, obligatorio para todos los que van en la moto; utilización de dispositivos de retención para niños; distracciones al conducir: fundamentalmente por el uso de celulares de los conductores, un aspecto relativamente nuevo pero de indudable importancia.

La promoción y aplicación de estas medidas podrían disminuir la cantidad de accidentes y la gravedad de las lesiones en más del 50% en todos los rubros analizados y en algunos casos porcentajes más importantes.

4) Favorecer la utilización del transporte público.

5) Infraestructura y legislación para favorecer el uso de bicicletas y sendas seguras para caminar promoviendo ambas actividades.

6) Valorar la posibilidad de incluir Seguridad Vial como materia de enseñanza en las escuelas.

La Asamblea de las Naciones Unidas proclamó hace pocos años “el decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020”. Muchos países están trabajando duramente en esto.

Recientemente nos referíamos a la epidemia de las enfermedades crónicas no transmisibles, siguen los accidentes de tránsito como prioridad sanitaria. Es necesario un abordaje multisectorial y sin egoísmos por parte de todos para enfrentar esta otra epidemia.


(*) Máster en Gerenciamiento en Sistemas y Servicios de Salud. Médico. Especialista en Cardiología.


ENFERMEDADES CRÓNICAS NO TRANSMISIBLES


La epidemia del siglo 21

Las ECNT (Enfermedades Crónicas no Transmisibles) son afecciones de larga duración con una progresión lenta, y no se transmiten de hombre a hombre o contagian. Los cuatro tipos principales incluyen el cáncer, las enfermedades cardiovasculares ( por ejemplo: los accidentes cerebrovasculares y los infartos de corazón), las enfermedades respiratorias crónicas (enfermedad pulmonar obstructiva crónica o el asma) y la diabetes.
En su desarrollo y evolución histórica, la humanidad fue estudiando los temas que afectaban la salud tanto de las personas individualmente como de la población en general. 
En el transcurso de la historia primero empezaron a tener un lugar preponderante las enfermedades transmisibles o sea aquellas que se originaban por la entrada de un microorganismo al paciente o huésped y se transmiten desde los seres vivos en forma directa o indirecta o por la acción de vectores. Tenemos como ejemplo a las enfermedades infecciosas como la peste bubónica, la tuberculosis, la enfermedad de Chagas, las diarreas virales, entre otras.
De ahí que son famosas las epidemias por enfermedades transmisibles. Se puede citar la epidemia europea de peste negra que tuvo lugar en el siglo XIV y sin ir más lejos en nuestro país la epidemia de fiebre amarilla del año 1871. El incesante desarrollo del conocimiento en los temas del saneamiento, la creación de los antibióticos (éstos fundamentalmente luego de la Segunda Guerra Mundial) y las vacunas entre otros han logrado controlar y en algunos casos hacer desaparecer muchas de estas enfermedades (por ejemplo la viruela). 

No obstante hoy persisten muchas de estas enfermedades en las cuales las autoridades de salud luchan incesantemente por ejemplo dengue, leishmaniasis, síndrome de inmunodeficiencia adquirida, entre otras.
Sin embargo las organizaciones mundiales de la salud y los países ven con preocupación la epidemia del siglo XXI, la epidemia de las enfermedades crónicas no transmisibles. 
Las ECNT (Enfermedades Crónicas no Transmisibles) son afecciones de larga duración con una progresión generalmente lenta, y no se transmiten de hombre a hombre o contagian. Los cuatro tipos principales incluyen el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades respiratorias crónicas (enfermedad pulmonar obstructiva crónica o el asma) y la diabetes.

Las reuniones internacionales entre los países como reuniones del grupo de los 20, (por citar un solo ejemplo) siempre reservan un lugar en la agenda para abordar este tema e ir generando espacios y objetivos que puedan preparar al mundo para luchar contra este flagelo. Inclusive varios de los ministros de economía de estos países anticipan que los gastos en el sistema de salud producido por la explosión de estas enfermedades podrían generar una crisis o colapso importante en la economía de estos países y la economía mundial. 
Se considera que la mayoría de estas enfermedades están relacionadas al desarrollo, el envejecimiento poblacional, la urbanización no planificada, los avances tecnológicos y grandes cambios en el estilo de vida por adquisición de hábitos poco saludables, entre otros.
El fenómeno no es patrimonio de los países económicamente más poderosos ya que los números se replican o empeoran en los países en vías de desarrollo.
En ese sentido los países latinoamericanos y Argentina no escapan de esta problemática.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) en uno de sus últimos informes dice que las muertes por enfermedades crónicas no transmisibles ascienden a 36 millones cada año, y cerca del 80 por ciento de las mismas, se concentran en los países de ingresos bajos y medios. Lo otro importante es que 9 millones de estas muertes (25%) se producen en personas de menos de 60 años de edad. No es menor que el 90 por ciento de estas muertes se producen en países de ingresos bajos y medianos. Dentro de este panorama, las enfermedades cardiovasculares implican aproximadamente casi el 50 por ciento de estas defunciones. 
Las enfermedades crónicas no transmisibles comparten 4 factores de riesgo, el consumo de tabaco, la inactividad física, el uso nocivo del alcohol y las dietas inapropiadas. 
Estas enfermedades ya constituyen hoy la principal causa de muerte en todo el mundo excepto en África pero para el 2020 las cifras serán similares al resto del mundo. Asimismo para el 2030 las ECNT serán la principal causa de muerte en este continente y superarán los números de muertes que producirán las enfermedades transmisibles y nutricionales, y la mortalidad materna y perinatal.
Cabe acotar que estas afecciones afectan a todos los grupos de edades y todas las regiones, aunque hay una tendencia a relacionar estas enfermedades con los grupos de mayor edad.

El impacto socioeconómico que tienen es alto y amenazan el logro de los objetivos del milenio (de las Naciones Unidas). Se visualiza que el crecimiento de estos padecimientos será un obstáculo en la lucha para erradicar la pobreza, principalmente en los países de ingresos bajos. Ya que dispararán los gastos familiares en atención sanitaria.
Las personas vulnerables enferman antes y más gravemente que personas más protegidas social y económicamente, ya que corren un mayor riesgo de exposición a productos nocivos como el tabaco o alimentos poco saludables y tienen un acceso limitado a los servicios de salud. Estas familias pueden ver acotados rápidamente sus ingresos con lo que ello significa. 
Los altos costos de atención de estas enfermedades y sobre todo si afectan al sostén de familia precipitarán este camino no deseado.
Las últimas conclusiones de los gobernantes y estadistas de muchos países y organizaciones preocupadas por esta nueva epidemia coinciden en tomar el problema con un enfoque integral y multisectorial. Esta multisectorialidad incluye a los sectores de la salud, las finanzas, los asuntos exteriores, la educación, la agricultura y la planificación estratégica de los países.
En el mundo ya se está trabajando para atenuar el impacto de la epidemia que se viene, así desde la Organización de la Mundial de la Salud han surgido programas globales de realización. De esa manera la búsqueda consiste en modificar los factores de riesgo que puedan cambiar la evolución de esos males como el consumo de tabaco, las dietas inapropiadas y la falta de actividad física, y la reducción del uso nocivo del alcohol. 
Otro abordaje más preciso incluye el direccionamiento de los sistemas de salud hacia la estrategia de la atención primaria de la salud, sin dudas que esto bien realizado resultará en una relación costo beneficio altamente más favorable en los países donde se implemente (como la detección precoz de estas enfermedades y factores de riesgo y sus respectivos tratamientos). Tal es así que hoy no hay dudas que este abordaje resulta una inversión de alto rendimiento para los países que lo implementen. Lógicamente que este reordenamiento implica un cambio sobre todo cultural en el sistema que encontrará las resistencias que todo cambio implica. 
La otra vía consiste en aplicar políticas de Estado que promuevan los hábitos saludables y estudiar profundamente incluir estos temas en los programas educativos.
Es imperioso que las autoridades, universidades, entidades intermedias, políticos, y ciudadanos en general tomen conciencia de esta verdadera epidemia que está poniendo en vilo al mundo y constituirá uno de los mayores desafíos que como humanidad tendremos que resolver. 

Autor: Por Eduardo Tassano (*)
Fuente: (*) Médico especialista en Cardiologia