OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

jueves, 15 de agosto de 2013

Salud mental: en su concepto amplio




La buena salud empieza por la salud mental. Es importante este concepto porque a veces se nos olvida y separamos una cosa de la otra, cuando en verdad, no tenemos salud si no tenemos salud mental. La  salud no es  la ausencia de enfermedad, es el pleno estado de bienestar físico, psíquico, social y espiritual. Todo esto con un delicado  equilibrio que permita al individuo desempeñarse de manera socialmente activa y económicamente productiva. 

La salud mental, no es sólo la ausencia de trastornos mentales. Se define como un estado de bienestar, en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, como también ser  capaz de hacer una contribución a la comunidad. La salud mental, se conceptualiza no sólo como un proceso o una variable de resultado, sino también como una variable independiente, es decir, una característica personal que influye en nuestro comportamiento. Afecta y puede modificar la forma en cómo pensamos, sentimos y actuamos, cuando lidiamos con la vida; también ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con otras personas y tomamos decisiones. 

Sin embargo, las precisiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecen que no existe una definición “oficial”, sobre lo que es salud mental y que cualquier definición estará siempre influenciada por diferencias culturales, suposiciones, disputas entre teorías profesionales, la forma en que las personas relacionan su entorno con la realidad, etc.

La observación del comportamiento de una persona, en su vida diaria, es el principal modo de conocer el estado de su salud mental, en aspectos como el manejo de sus temores y capacidades, sus competencias y responsabilidades, la manutención de sus propias necesidades, la forma en que afronta sus propias tensiones, sus relaciones interpersonales y la manera en que dirige una vida independiente. Además el comportamiento, que tiene una persona frente a situaciones difíciles y la superación de momentos traumáticos, permiten establecer una tipología acerca de su nivel de salud mental.

La salud mental es importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia, hasta la edad adulta; podemos afirmar entonces, que  “la buena salud mental no tiene edad”. Cuando cualquiera de los elementos antes mencionados, se vean perturbados o disminuidos en sus capacidades, pueden llevar al hombre a consecuencias no deseadas, como ser temores irracionales intensos, desgano, preocupación, depresión, entre otros, ya sea por los hábitos de vida a los que éste se incurre, o por su ausencia de consciencia, la cual se suele enfocar básicamente en cuidar la salud física, por sobre la salud mental.             
Es común que nos preocupemos cuando tenemos una dolencia física, y ahí sí, vamos al médico. Pero hay que recordar, que sin salud mental es poco probable que tengamos salud física, ya que  el ser humano es integral.

La salud mental se puede afectar de muchas maneras. En general los desordenes mentales pueden ser causados por causas biológicas, sicológicas o sociales.   

·         Entre los biológicos, tenemos  factores  genéticos o hereditarios, o por  desequilibrios bioquímicos cerebrales durante el embarazo: la mala nutrición, la exposición a tóxicos o virus de diferentes tipos. Las infecciones, enfermedades de transmisión sexual como sífilis o el sida; también se pueden dar por enfermedades sistémicas y neurológicas, ejemplos de esto, son las enfermedades de Parkinson y Alzheimer.

Por otra parte, se puede afirmar que también existen medicamentos que pueden causar delirio, que a su vez, pueden evolucionar hacia la psicosis.

·         Entre los psicológicos: Situaciones de estrés, como traumas severos en la niñez, abuso emocional, físico o sexual, o una pérdida importante muy temprana (el fallecimiento de ser amado); también  los sentimientos de baja autoestima, ansiedad , ira, o  soledad.

·         Entre los sociales: el desempleo, la falta de expectativas,  El abuso de sustancias psicoactivas legales o ilegales a largo plazo, como el alcohol, las anfetaminas, la cocaína, los esteroides anabolizantes y la marihuana. En el ambiente laboral, la exposición a  ciertas sustancias químicas, como el mercurio, el disulfuro de carbono, el tolueno, el arsénico y el plomo que han producido psicosis en trabajadores manuales. 

Estrategias e intervenciones a nivel de la comunidad

La promoción de la salud mental, consiste en acciones que creen entornos y condiciones de vida que la propicien  y permitan a las personas adoptar y mantener modos de vida saludables. Entre ellas, hay una serie de acciones, para aumentar las posibilidades de que más personas tengan una mejor salud mental.
El clima de respeto y protección de los derechos civiles, políticos, socioeconómicos y culturales básicos, es fundamental para la promoción de la salud mental. Sin la seguridad y la libertad que proporcionan estos derechos, resulta muy difícil mantener un buen nivel de salud mental.

Las políticas nacionales de salud mental, no deben ocuparse únicamente de los trastornos mentales, sino reconocer y abordar cuestiones más amplias que fomentan la salud mental. Para ello, hay que incorporar la promoción de la salud mental a las políticas y programas no solo del sector de la salud, sino también de los sectores públicos y privados, en aspectos como la educación, el trabajo, la justicia, el transporte, el medio ambiente, la vivienda o la asistencia social.

La promoción de la salud mental, depende en gran medida de estrategias intersectoriales. Entre otras formas concretas de fomentar la salud mental, se pueden mencionar:

·         Las intervenciones en la infancia precoz (por ejemplo, visitas a domicilio a las embarazadas, actividades psicosociales preescolares, ayuda nutricional y  psicosocial conjunta a las poblaciones desfavorecidas).
·         El apoyo a los niños, por ejemplo: programas de creación de capacidades y programas de desarrollo infantil y juvenil, el “no al trabajo infantil”.

·         La emancipación socioeconómica de la mujer, por ejemplo: mejora del acceso a la educación y concesión de microcréditos.

·         El apoyo social a las poblaciones geriátricas, por ejemplo: clubes de abuelos, centros comunitarios).
·         Los programas dirigidos a grupos vulnerables y en particular a las minorías, como los pueblos indígenas, los migrantes y las personas afectadas por conflictos o desastres, por ejemplo, intervenciones psicosociales tras los desastres.

·         Las actividades de promoción de la salud mental, en la escuela (evitar los episodios de violencia y fomentar el respeto a los maestros).

·         Las intervenciones de salud mental en el trabajo, por ejemplo, programas de prevención del estrés.
·         Las políticas de viviendas (tanto nuevas, como mejoras de las viviendas antiguas).
·         Los programas de prevención de la violencia, por ejemplo, iniciativas de colaboración ciudadana con la policía. 

   Los programas de desarrollo comunitario, por ejemplo, iniciativas de colaboración ciudadana y de desarrollo rural integrado.Como ven, políticas multisectoriales buscando la mejor calidad de vida de los ciudadanos, influyen decisivamente en la salud mental de una población.