OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

jueves, 15 de enero de 2015

Residuos sólidos urbanos y contaminación.








Los residuos sólidos urbanos impactan gravemente en el ambiente constituyendo un problema mundial. Debemos trabajar en programas de "Basura Cero"

En otras ediciones nos referimos a la contaminación ambiental en general. Y establecimos que dicha contaminación, puede ser del aire, del agua o del suelo. También nos hemos referido a que   la vida moderna y el consumismo  han hecho que el tema de los residuos sólidos urbanos, comúnmente conocidos como basura se constituya un problema de primera magnitud en el orden mundial.

La gran producción de basuras domésticas obliga a establecer servicios especiales de recolección y almacenamiento de los desperdicios. Sin embargo, muchos de estos residuos se siguen vertiendo al río y a sus riberas, se acumulan en vertederos clandestinos y producen un serio impacto sobre el paisaje, la flora y la fauna del lugar.

Por otra parte, el tratamiento de residuos traslada en ocasiones la contaminación de un medio a otro. Por ejemplo, la incineración de residuos sólidos produce gases, partículas y vapores que contaminarán el aire si no se realiza un adecuado tratamiento. El almacenamiento en vertederos, a su vez, puede producir diversos efectos sobre el aire y las aguas superficiales y subterráneas -como incendios y explosiones- si no existe una salida adecuada de los gases que emanan y una buena recogida y tratamiento de los lixiviados líquidos.
Los residuos sólidos urbanos impactan gravemente en el ambiente de diferente manera.  El volumen de desperdicios generados en las ciudades ha crecido mucho en los últimos años y esto ha generado problemas respecto a su recolección  y eliminación. Este problema se agrava año tras año debido a cuatro causas principales: 

·         El crecimiento demográfico, 
·         La concentración de la población en núcleos urbanos,
·         La mayor utilización de bienes de rápido envejecimiento,
·         El uso más generalizado de envases sin retorno fabricados con materiales no biodegradables.

Los problemas derivados de la disposición de los residuos sólidos urbanos en basurales, rellenos “sanitarios” o incineradores obligan a repensar el sistema actual de gestión de residuos. Según las reglas de juego vigentes, extraemos recursos naturales del planeta para fabricar bienes de consumo, en muchos casos de vida útil corta, que luego son dispuestos de un modo que no permite que sean aprovechados, y contaminando el ambiente.

Los incineradores aportan gases de efecto invernadero a la atmósfera, son responsables del calentamiento global y  fuente inexorable de dioxinas y furanos, sustancias tóxicas con propiedades cancerígenas  que persisten en el medio ambiente.

Debe acabarse con el despilfarro de recursos que supone la fabricación de productos de usar y tirar y la disposición de los residuos en basurales o rellenos "sanitarios". 

La verdadera preocupación por el problema de la basura debe demostrarse estimulando: 

·         La reducción del consumo de recursos no renovables;
·         La sustitución de materias primas tóxicas en los productos domésticos (pilas, electrodomésticos, pinturas, PVC);
·         La reutilización de productos (envases);
·         El reciclaje de materiales -como el papel y el vidrio- y
·         La extensión de la vida útil de los productos que consumimos.

Para eso, hace tiempo que en distintas regiones del mundo se viene trabajando en programas de "Basura Cero". Este enfoque está siendo promovido por gobiernos, ciudadanos y empresas, e involucra una solución al problema de la basura desde su misma fuente. En lugar de focalizar los esfuerzos en desarrollar nuevas y costosas técnicas de ingeniería para intentar atenuar los problemas de contaminación generados por las prácticas de disposición final vigentes, los recursos deben conducirse más arriba en el proceso de producción y consumo.

Estos programas se orientan no solamente al tratamiento y el reciclaje sino también al diseño de los productos de modo que tengan una vida útil más larga y se produzcan con materiales no tóxicos y reciclables. 

Hoy existe un nuevo flujo de residuos peligrosos qué está emergiendo. El “boom” del consumo mundial de aparatos eléctricos y electrónicos ha creado una explosión en la generación de basura electrónica, la que contiene sustancias químicas tóxicas persistentes en el ambiente y metales pesados. Dado que estos aparatos han sido diseñados utilizando tales sustancias, cuando son desechados al final de su vida útil, no pueden ser dispuestos o reciclados de un modo ambientalmente seguro.

Cada año, cientos de miles de viejas computadoras y teléfonos móviles son arrojados a basurales, rellenos sanitarios, o son incinerados. El desmantelamiento y fundido de partes de estos aparatos  generan la liberación de  un “cocktail” de venenos y químicos tóxicos. 

Varios países tienen leyes y marcos regulatorios que adoptan el Principio de responsabilidad Extendida del Productor (REP) para los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE). Algunos autores sostienen que para hacer frente a la crítica situación de los RAEE a nivel global, se necesita urgentemente de leyes que hagan responsables a los fabricantes por los productos que colocan en el mercado, aún luego de que estos son descartados por los clientes.

Nuestro país no escapa de estas consideraciones con el agravante que se presentan bajo dos situaciones:

1.       Ignorar el problema:   para muchos   habitantes el problema no “existe” y lo peor, y esto es lo grave,  tampoco existe para quienes tienen cargos de gobierno en los cuales pueden influir en la mejora de la consideración de este tema.  
2.       Imposibilidad de afrontar costos:   los gobiernos provinciales y en algunos casos los municipales están preocupados por este tema. Los esfuerzos son variables en los distintos lugares. Todos tropiezan con el problema de los costos. 

Ambas situaciones quedarían atendidas si el gobierno nacional, que maneja arbitrariamente el 70% de la renta nacional, coordinare un plan nacional con asignación de  recursos para abordar este tema como se merece. 

Afirmaciones  como “es un tema que no da votos”  o  la “gente no entiende” justifican vanamente que las  soluciones se retrasen y que no se tome este tema con la seriedad que se necesita. 

Podemos decir que la concientización ha mejorado un poco y que algunas decisiones se han tomado, pero falta que esto sea una política de estado nacional  coordinada con  las provincias, inclusive con fondos, inversiones y  planes estratégicos, para ahí si cuidar este país como se debe. 

Como ciudadanos, quizás lo primero que podemos y debemos hacer es cumplir con la Constitución Nacional de 1994 y respetar las leyes actuales que buscan proteger el medio ambiente.

Dr. Eduardo Tassano
Master en Gerenciamiento y Sistemas de Servicios de Salud.
Especial para  Época