OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

jueves, 25 de abril de 2013

Residuos electrónicos: nuevo desafío de la salud pública









Mientras el celular, el monitor y el televisor estén en su casa no generan riesgos de contaminación. Pero cuando se mezclan con el resto de la basura y se rompen, esos metales tóxicos se desprenden y pueden resultar mortales.


Se estima que el 24% de las causas de morbimortalidad globales en el mundo son debidos a problemas ambientales. En ese aspecto el mundo está enfrentando un nuevo y creciente desafío: el aumento de los residuos electrónicos. El tratamiento inadecuado de estos residuos puede ocasionar graves impactos al medio ambiente y poner en riesgo la salud humana.
 
La chatarra electrónica, desechos electrónicos o basura tecnológica corresponde a todos aquellos productos eléctricos o electrónicos que han sido desechados o descartados, tales como: ordenadores, teléfonos móviles, televisores y electrodomésticos.  
 
De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) un desecho electrónico es todo dispositivo alimentado por la energía eléctrica cuya vida útil haya culminado.
 
La producción global de aparatos electrónicos, y en particular de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), enfrenta la mayor expansión industrial de la historia: cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indican que el comercio global de TIC alcanzó el 7,7% del producto mundial bruto en 2004.Se estima que en 2006 se vendieron 230 millones de computadores y un mil millones de teléfonos móviles en todo el mundo, lo que corresponde a un volumen de 5.848.000 toneladas. Como consecuencia, los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, o residuos electrónicos, constituyen los componentes de desechos de más rápido crecimiento. Conforman más del 5% de los residuos domiciliarios.
 
Problemas ambientales asociados
 
Existen diversos daños para la salud y el medio ambiente generado por varios de los elementos contaminantes presentes en los desechos electrónicos, en especial el mercurio, el plomo y el cadmio.
 
Colocar este tipo de residuos en la basura, o dejarlos en manos de cartoneros, es poner en riesgo la salud de las personas y del ambiente.
 
Mientras el celular, el monitor y el televisor estén en su casa no generan riesgos de contaminación. Pero cuando se mezclan con el resto de la basura y se rompen, esos metales tóxicos se desprenden y pueden resultar mortales. Aunque la vida útil de estos equipos se estima en diez años, al cabo de unos tres o cuatro ya han quedado obsoletos debido a los requerimientos de los nuevos programas y las nuevas versiones de los sistemas operativos. En general almacenamos un ordenador cuando todavía no ha llegado al final de su vida útil, para comprar otro nuevo, desconociendo el enorme costo ecológico que comporta tanto la producción como la eliminación de ordenadores.
 
Al día de hoy se sabe de la existencia de grandes vertederos donde los países occidentales vierten su basura electrónica. El mayor vertedero del mundo de ese tipo se encuentra en China.
 
Algunas posibles soluciones consisten en: incorporar el consumo responsable que incluya el reciclado de los equipos electrónicos, reducir la generación de desechos electrónicos a través de la compra responsable y el buen mantenimiento, donar o vender los equipos electrónicos que todavía funcionen, donar equipos rotos o viejos a organizaciones que los reparan y reutilizan con fines sociales. Reciclar los componentes que no puedan repararse. Hay empresas que acopian y reciclan estos aparatos sin costo para los dueños de los equipos en desuso. Promover la reducción de sustancias peligrosas que se usan en ciertos productos electrónicos que se venden en cada país. La responsabilidad extendida del productor en la cual luego de su uso por los consumidores el propio productor se lleva el producto, esto los impulsa a mejorar los diseños para que sean más sencillos de reciclar y reutilizar.  
 
En Argentina:
 
Se trata de un tema de imprescindible solución porque en Argentina se generan alrededor de 120.000 toneladas anuales de basura electrónica que, según estudios realizados, en su mayoría queda almacenada en hogares, oficinas y depósitos. El resto es arrojado en basurales, donde contamina las napas de agua, los suelos y el aire, al liberar ácidos o materiales tóxicos como, por ejemplo, mercurio, cromo y berilio. Es decir hoy técnicamente esto es responsabilidad de los municipios, con las deficiencias que ello genera. 
 
Tal vez sería el momento de comenzar a analizar el problema ambiental generado por los residuos eléctricos/electrónicos desde su origen, es decir a partir de su fabricación. La primera pregunta es: ¿el fabricante tiene responsabilidad por los residuos altamente tóxicos generados por los productos que produce y que los ciudadanos consumen en forma masiva? La respuesta es sí. 
 
Los productores deben asumir, como mínimo, la responsabilidad legal y financiera del ciclo completo de sus propios productos, incluyendo la gestión de los RAEE (residuos aparatos eléctricos electrónicos). Es lo que se designa como Responsabilidad Extendida.
 
La segunda pregunta es por qué en Argentina no se aplica este principio ya generalizado en muchos países. Al tratar de responder este interrogante aparece un vacío legislativo; es necesario contar con una ley de presupuestos mínimos para que los fabricantes e importadores de estos productos se encaminen hacia una producción basada en el ecodiseño (eliminación de sustancias tóxicas en sus productos, productos aptos para el reciclado y reutilización) y hacia una eficiente  gestión de los residuos generados.
 
A fines del año pasado debía tratarse la ley en el Congreso: El proyecto de ley intentaba darle un marco regulatorio y crear el Fondo Nacional de Gestión de Residuos de Aparatos Electrónicos y Eléctricos (RAEE). 
 
Ante la negativa de la Cámara de Diputados de tratar la ley uno de los legisladores explicó: "[El tratamiento] pasa para el próximo año porque no podemos imponerle a las empresas argentinas una carga enorme en términos de reciclado de basura electrónica que no tiene precedentes internacionales, obligados a importar tecnología monopólica que puede provocar daños graves en la competitividad". Las empresas son las que en otros lugares del mundo pagan por su basura electrónica. En Europa se hacen responsables de sus residuos. En Latinoamérica ocurre en Costa Rica, Perú, Bolivia, Colombia; países que trabajan en lo que se conoce como Responsabilidad Extendida del Productor.
 
Sea como sea el problema es creciente y es nuestra obligación resolver este tema por el bien de nuestros descendientes, y el cuidado del ambiente de nuestro país.
 
Se agradece la colaboración de la Ingeniera ambiental María del Carmen Rojas.

Autor: Por Eduardo Tassano