Varios tipos de drogas se expenden en nuestro territorio. La cocaína es la droga base y más conocida. De ella derivan el paco y el crack. En otra edición nos referíamos al Paco, droga de bajo costo que está destruyendo nuestra juventud. La pasta base de cocaína o paco es peor que una droga: es el desecho de una droga. Surge como residuo de las cocinas o laboratorios en los que se elabora la cocaína, emerge como un resultado de una industria que busca la forma de introducir en el mercado hasta a sus desechos.Un error muy común es llamar crack a la pasta base. El crack básicamente se hace con clorhidrato de cocaína con bicarbonato de sodio y agua o amoniaco. En cambio, la pasta base es la pasta de cocaína previa al refinamiento o a veces el sobrante de éste. Puede decirse que la pasta base está en el paso previo a la cocaína y el crack está en un paso posterior.
El término crack (sinónimo de piedra), también conocido como crac, es el nombre vulgar de un derivado de la cocaína; en concreto, del que resulta de la mezcla de base libre de cocaína con una parte variable de bicarbonato de sodio.
El término crack es una onomatopeya que sugiere el ruido que hacen las piedras de esta droga al calentarse por la evaporación de la cocaína en base que contienen, al liberarse de la mezcla con el bicarbonato de sodio.
El crack se consigue mezclando una parte de cocaína en forma de base libre y dos partes de bicarbonato sódico. Tras la evaporación del solvente usado para la homogeneización en la mezcla de la cocaína, se obtiene un producto que puede ser fumado, ya que sólo la parte en forma de base se evapora mediante el calor, quedando los alcaloides en el bicarbonato de sodio, que no se evapora, y cuya función es la de aumentar el tamaño y la maniobrabilidad de la sustancia.
Dado que el crack se fuma, ingresa rápidamente al torrente sanguíneo, produciéndole al individuo una sensación de euforia, pánico, insomnio y la necesidad de repetir la toma de crack.
Se hizo muy popular en la década de los ochenta, entre otras razones por su precio relativamente bajo frente a la cocaína y por la facilidad que presenta para procesarlo y adquirirlo. Sus efectos secundarios son similares a los de la cocaína, solamente que el riesgo de padecer alguna complicación es más alto, por las vías de consumo, propensa a producir accidentes cardio y cerebro vasculares.
En lo que al crack se refiere, se multiplican las advertencias de que es instantáneamente adictivo, lo que haría imposible su consumo ocasional o intermitente. Y ciertamente el crack produce una intensa ansia de consumo, que en algunos consumidores se convierte rápidamente en un patrón de gran abuso de crack.
Las propiedades euforizantes de la cocaína y el crack se deben a que estimulan al cerebro a liberar cantidades de dopamina más altas de lo normal.
La dopamina, neurotransmisor químico, se une a los receptores cerebrales que activan las sensaciones de excitación y placer.
Los efectos son mucho más rápidos e intensos que los de la cocaína, empezándose a sentir a los cinco segundos y con una duración aproximada de 5 a 10 min. Se produce una subida inicial con unos estados de euforia y desinhibición enormemente placenteros, vigor y disminución de fatiga, autoestima e hiperactividad. Posteriormente se produce una bajada (15 a 20 min) en la que aparece fatiga y confusión depresiva.
Estos efectos psicológicos desagradables (disforia) pueden combatirse fumando más… con lo que la persona adquiere la necesidad de utilizar la droga continuamente, durante muchas horas, para sentirse de nuevo relativamente bien aunque raramente volverá a presentar la embriaguez o euforia inicial. Los usuarios describen este tipo de reacción como ansiedad, pero en realidad es un estado complejo de angustia asociado con una necesidad imperativa de fumar más…
Si el individuo sigue fumando, puede llegar a tener alucinaciones, percepciones ilusorias, ideas paranoides o un comportamiento francamente psicótico. Es indudable que cuando las personas empiezan a usar la droga pueden limitar su uso a una o dos veces por semana; sin embargo, en la mayoría de los casos esta frecuencia aumenta gradualmente hasta que la persona se ve obligada a fumar intensamente todos los días, llevada por una necesidad irreprimible.
El uso crónico produce irritabilidad, insomnio, pérdida de peso, hipertensión, arritmia cardiaca, temblores, indiferencia sexual, accesos crónicos de tos, paranoia creciente, percepciones visuales e infecciones pulmonares. Se ha comprobado que el uso de crack por mujeres embarazadas puede provocar deterioro fetal, retardo en el crecimiento intrauterino y parto prematuro. Los niños nacidos en estas condiciones parecen estar destinados a sufrir conductas anormales. Los “bebés del crack”, como empieza a conocérseles, “tienen problemas para jugar y hablar con los otros niños.
El crack produce una tolerancia muy alta que se desarrolla con extrema facilidad. Aunque hay informaciones contradictorias, la mayoría de los investigadores afirman que el crack no provoca adicción en el sentido físico, pero sí una grave dependencia psicológica cuyo síndrome abstinencial se manifiesta por insomnio, fatiga, apatía y depresión grave.
Las adicciones en sus diversas manifestaciones acosan a nuestra sociedad de una manera creciente y sin solución. El crack constituye otra faceta a tener en cuenta. La curación de esta adicción como de la cocaína constituye un camino difícil, plagado de dificultades. Este desafío de la salud pública, que ataca principalmente a los jóvenes, debe unir a los diferentes sectores en busca de soluciones integrales y definitivas.
Autor: Eduardo Tassano (*)
(*) Máster en gerenciamiento en Sistemas y servicios de salud
Especial para época
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