OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

lunes, 30 de mayo de 2016

El sector salud debe liderar el cuidado del ambiente.

 
 
 
 
Hoy no se discute la problemática mundial que se genera por el no cuidado ambiental. El calentamiento global es una triste realidad. Eso sumado a la aparición de enfermedades y daños a la naturaleza en muchos casos de difícil control hace que surjan muchas entidades que luchan en contra de esta realidad.
Una de esas organizaciones internacionales es Salud sin Daño.

    Salud Sin Daño es una coalición internacional de hospitales y sistemas de salud, trabajadores de la salud, grupos de la comunidad, sindicatos y organizaciones ambientalistas que se proponen transformar mundialmente el sector de cuidado de la salud,  sin comprometer la seguridad o el cuidado del paciente,  de modo que sea ecológicamente sostenible y un importante promotor de la salud y la justicia ambientales.
   La oficina de coordinación de Salud sin Daño para América Latina se encuentra en la ciudad de Buenos Aires. Además, la campaña cuenta con otras tres oficinas regionales ubicadas en Virginia (EE.UU.), Bruselas (Bélgica) y Manila (Filipinas). 

      De acuerdo con un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que 12,6 millones de personas murieron durante 2012 por vivir o trabajar en ambientes poco saludables, es decir, casi una cuarta parte del total mundial de muertes.

   El mismo informe además revela que  los factores de riesgo ambientales, como la contaminación del aire, el agua y el suelo, la exposición a los productos químicos, el cambio climático y la radiación ultravioleta, contribuyen a más de 100 enfermedades o traumatismos.

   En esta época de tanta contaminación, el sector Salud en su doble rol de efector y capacitador es y  será aún más,  un sector clave para el cuidado ambiental general. Es preciso que la  atención sanitaria no genere ni potencie más la  contaminación.

   La búsqueda del ambiente sano es una lucha en todos los niveles y el sector salud no puede estar ajeno a ello.  El principio de eficiencia y efectividad no tienen que estar ausentes aquí. De esa manera los recursos que siempre son escasos no deben ser malgastados en procedimientos o  materiales que pudieran generar más daño.

  En ese sentido podemos contar una experiencia en Buenos Aires. Un proyecto que busca la sustitución del mercurio en el uso habitual en hospitales. El mercurio se usa en los termómetros y tensiómetros  (aparatos para medir la presión arterial).

   El mercurio es un metal pesado plateado que a temperatura ambiente es un líquido inodoro. No es buen conductor del calor comparado con otros metales, aunque es buen conductor de la electricidad. Se alea fácilmente con muchos otros metales como el oro o la plata produciendo amalgamas, (se usaba en odontología), pero no con el hierro.  Cuando aumenta su temperatura -por encima de los 40 °C-, produce vapores tóxicos y corrosivos. Es dañino por inhalación, ingestión y contacto: se trata de un producto muy irritante para la piel, ojos y vías respiratorias. 

   El problema del mercurio en los hospitales es que cuando los dispositivos se rompen pasan directamente al ambiente y contaminan. Al romperse un termómetro los vapores en el aire, como ya dijimos,  son altamente tóxicos. Además el mercurio que llega al agua, por mal tratamiento de los residuos  en algún momento se consume y funciona en el humano como neurotóxico.  Ya hay una resolución del ministerio de la nación desde 2012 donde se sugiere que no se compren más este tipo de dispositivos en el sector salud.

   Progresivamente, se van cambiando los termómetros, y tensiómetros por equipos similares de tipo digital.
Otras situaciones en el sector salud son  el uso de muchos descartables con material  plástico, los que tienen policromo de vinilo son tremendamente dañinos para el ambiente. Hay que buscar materiales con productos que no estén hechos de este material.

Alimentos ultraprocesados

 
 
 
El mundo asiste a la epidemia de las enfermedades Cronicas no transmisibles. Como hemos sostenido en otras ocasiones, este grupo está constituido por las enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades pulmonares Cronicas y la diabetes.

   Estas enfermedades constituyen la primera causa de morbimortalidad en el mundo. Además, se considera que el  10 % de la población son diabéticos.
   Esto va acompañado de una equivalente epidemia de sobrepeso y obesidad. Al indagar a fondo se observa que estas epidemias están muy relacionadas con el estilo de vida moderno, que esta direccionado a dos cosas: la vida sedentaria y al cambio cualitativo de la alimentación. El cambio de la alimentación se da principalmente por el reemplazo de la comida natural preparada en casa por los alimentos ultraprocesados comprados.
   Desde los años 60 comienza en Estados Unidos el auge de la comida rápida y las bebidas azucaradas, y los productos con conservantes para que duren más tiempo en la góndola. Este tipo de alimentación resulta en una sobrecarga calórica en los alimentos que antes no existía.
    Los dos factores,  la inactividad física y este tipo de alimentación han sido los principales desencadenantes de esta epidemia de sobrepeso y obesidad y además por consiguiente del auge de las enfermedades Cronicas no transmisibles.
   Los alimentos en general (y generalizando ampliamente) están constituidos por los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas. Los tres tienen su rol de importancia en el organismo. Se sabe claramente que la conjunción de grasas e hidratos  de carbono generan dietas hipercaloricas que son las que llevan en general al aumento de peso. 

  Si bien en Argentina no tenemos datos, podemos decir que en Estados Unidos más de la mitad de la dieta  promedio está compuesta por los llamados alimentos ultra procesados.

    Los alimentos ultra procesados son menjunjes de varios ingredientes, que incluyen sal, azúcar, aceites y grasas. También contienen sustancias químicas que por lo general no se utilizan al cocinar, como saborizantes, emulsionantes y otros aditivos diseñados para imitar a los alimentos reales, que a su vez generan sabores que son tremendamente adictivos y que las personas consumen cada vez mas.

   Los alimentos ultra procesados incluyen a los refrescos, los refrigerios empacados dulces o salados, los dulces y los postres, los productos horneados envasados, las sopas y los fideos instantáneos, y los productos cárnicos reconstituidos, como los nuggets de pollo y de pescado, entre otros. Además podemos citar  los platos y sándwiches preparados congelados, los fiambres y las salchichas, las salsas listas para comer y las mezclas de bizcocho.

Otros productos no menos importantes son  postres y dulces,  las barritas de cereales, el kétchup, las papas fritas, los aderezos de ensalada y las pizzas congeladas. 

  A modo de ejemplo podemos decir que el límite superior recomendado de calorías del azúcar es del 10 por ciento de las calorías diarias, sin embargo en las personas que comieron la mayor cantidad de alimentos ultra procesados, más del 80 por ciento superaron el límite superior de azúcar. Solo las personas que comían la cantidad más baja de alimentos ultra procesados tenían unos niveles de azúcar inferiores al recomendado, dijeron los investigadores.

AMERICA LATINA: epidemia de obesidad.
   Los alimentos ultraprocesados son motor de la epidemia de obesidad en América Latina, según un informe difundido por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS).
   En volumen, las ventas de productos ultra-procesados de alimentos y bebidas aumentaron un 48% entre 2000 y 2013 en América Latina, en comparación con 2,3% en América del Norte.
   Las compras de comida rápida per cápita aumentaron casi un 40% entre 2000 y 2013 en América Latina, basándose en datos de los 13 países estudiados. Estas compras se incrementaron en un 100% o más en Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana y Perú.
   En América Latina, las ventas per cápita de productos ultra-procesados crecieron más rápido en Uruguay (146%), Bolivia (130%) y Perú (107%). La mayor parte del aumento fue en la venta de bebidas azucaradas.
   Para frenar el aumento del consumo de alimentos ultra-procesados y las crecientes tasas de obesidad y sobrepeso en América Latina, el informe recomienda que los gobiernos, la comunidad científica y las organizaciones de la sociedad civil apoyen e implementen políticas para proteger y promover la elección de alimentos saludables.

   Estas políticas pasan por campañas de información y educación, pero también por la aprobación de normativa sobre precios, incentivos, agricultura y comercio para proteger y promover la agricultura familiar, los cultivos tradicionales, la inclusión de los alimentos frescos de origen local en los programas de almuerzo escolar, y la promoción de las habilidades domésticas de preparación de alimentos y cocinar. Estas medidas están en consonancia con el Plan de Acción para la Prevención de la obesidad en niños y adolescentes de la OPS/OMS que se aprobó en 2014 y también llama a establecer límites estrictos a la comercialización de productos alimenticios poco saludables para los niños.

   Mucho interés ha despertado este tema. Muchos análisis se hacen sobre las causas y los tratamientos para el sobrepeso y obesidad.  Todo indica que no podrá haber un abordaje serio hasta que no se estudien modificaciones del funcionamiento de la industria alimentaria.  Esto es quizá el único de los mecanismos que permitiría un principio de solución en este tema desde el punto de vista de la población global.
   Todo lo demás no ha resultado y se sabe que es muy difícil promover cambios en la conciencia de los ciudadanos. Las dietas no dan resultado a nivel poblacional.

   El cambio de la industria alimentaria, sabemos, es muy difícil ya que  significa modificar temas que hacen a grandes intereses, y además va a implicar cambios culturales cuyo impacto son de difícil valoración. Sin dudas que todo esto va a llevar mucho tiempo,  pero los números de la Epidemia del siglo XXI van a acelerar significativamente los plazos de implementación de políticas que sean efectivas en esta lucha.