Los trastornos del sueño afectan a más del 25% de la
población y esta estadística va en aumento cada año: ¿Por qué será?
DESTACADO:
Las causas que determinan este tipo de alteraciones
pueden ser emocionales, genéticas o de estrés ambiental. Lo más aconsejable es
buscar las causas, antes de prescribir cualquier tipo de medicamento que pueda
crear adicción y dañar la secuencia natural del sueño.
El sueño es parte esencial de una buena salud. Una
noche de sueño reparador puede ayudar a sentirse bien, lucir saludable,
trabajar de manera eficaz y pensar con claridad.
El término “insomnio”, proveniente del vocablo latino
“insomnium”, lo definimos como vigilia, falta de sueño, desvelo anormal o
disminución involuntaria de las horas de sueño.
El insomnio parece ser una enfermedad moderna: los
escritos antiguos sólo lo mencionan como casos puntuales, mientras que hoy en
día el insomnio afecta a más del 25% de la población. Al igual que las
enfermedades cardiovasculares, la obesidad, o la diabetes, el insomnio y los
trastornos del sueño van en aumento cada año, como empujado por tanto progreso.
En la sociedad en que vivimos, en la que por lo
general nos sentimos obligados a llevar a cabo una actividad frenética, las
tensiones y el estrés que acumulamos a diario, pueden encontrar salida en los
momentos destinados al descanso, aquellos en los que teóricamente debemos reponer fuerzas. Sin embargo nuestro cuerpo,
y lo que es más importante, nuestra mente, están tan entrenados a cierto ritmo
que en ocasiones son incapaces de “desconectar”, aunque la inevitable sensación
de cansancio nos lo esté pidiendo a gritos.
Con la electricidad, nos pusimos a trabajar más horas,
inventarnos muchos hobbies y salidas nocturnas
(cine, bares, espectáculos). Luego llegó la televisión, los materiales
sintéticos, las computadores personales,
la sobre-información, los móviles, antenas, cables, y radiaciones en
todos los sitios, unos alimentos cada vez más manipulados genéticamente e
industrialmente, y un entono familiar cada vez más deteriorado que nos hace perder nuestra seguridad
emocional, un sinfín de opciones a escoger que nos genera dudas y estrés, y un
entorno laboral cada vez más agresivo.
Resultado: todos los factores en contra del descanso
saludable.
Se altera el reloj interno, más estrés y un malestar
interior causado por los traumas y la tensión de esta vida moderna, el cuerpo en general mal alimentado, todo hace
que se pierde la capacidad de regularse.
Por otro lado, lo común es auto medicarse con
hipnóticos o ansiolíticos.
Nuevos estudios demuestran la ineficacia de los
hipnóticos y las pastillas en el tratamiento contra el insomnio. Lo que muchos de sus consumidores ignoran es
que el uso continuado de este tipo de medicamentos por largos períodos suele
desencadenar problemas como dependencia y daños en los circuitos cerebrales.
Más que una enfermedad, el insomnio es el síntoma de trastornos sicológicos
como, por ejemplo, la ansiedad y la depresión.
El insomnio puede ser transitorio o crónico.
•Transitorio: dura menos de tres semanas y en su
origen intervienen numerosos factores que generalmente pueden ser modificados,
como los ambientales y relacionados con el estilo de vida, ciertas enfermedades
y los fármacos con los que se tratan. Cerca del 90 por ciento de la población
admite haber sufrido un episodio de insomnio a lo largo de su vida.
•Crónico: supera las tres semanas de duración. Puede
ser percibido como una patología que interfiere en la actividad diaria del
enfermo con graves consecuencias físicas y psíquicas.
Además los médicos
clasifican el insomnio como primario, cuando es de larga duración y no
se puede relacionar a estrés ni a vivencias, o como secundario, cuando se puede
determinar una causa como dolor, ansiedad, fármacos, depresión o un estrés
desmesurado.
Ante cualquier tipo de insomnio lo más común es el uso de hipnóticos y pastillas que con
el tiempo resultan ineficaces. El consumo de hipnóticos es aconsejable por un
tiempo corto, siempre y cuando las causas del insomnio sean conocidas. De lo
contrario las pastillas generan dependencia, y hacen perder rendimiento.
Otro factor importante a considerar es que la estructura del sueño inducido nunca es
igual a la del sueño natural.
Las causas que determinan este tipo de alteraciones
pueden ser emocionales, genéticas o de estrés ambiental. Lo más aconsejable es
buscar las causas, antes de prescribir cualquier tipo de medicamento que pueda
crear adicción y dañar la secuencia natural del sueño.
Se pueden establecer cuatro grupos de causas del
insomnio:
a) Cambios fisiológicos: el envejecimiento produce
cambios en el patrón del sueño. En las personas mayores es frecuente la
reducción de las horas y la calidad del sueño y un aumento de la somnolencia
diurna.
b) Estilo de vida: los cambios constantes de horario,
sean por cuestiones sociales, laborales o por
viajes provocan alteraciones en
el ritmo circadiano.
c) Fármacos: entre los medicamentos y sustancias que
pueden alterar el sueño se encuentran los antihipertensivos, anticolinérgicos,
hormonas, estimulantes, esteroides, antidepresivos, broncodilatadores,
descongestionantes, antineoplásicos, la cafeína y la levodopa.
d) Patologías físicas o psicológicas: algunas
enfermedades asociadas con el insomnio: enfermedades cardiovasculares,
enfermedad respiratoria crónica, asma,
anorexia nerviosa, enfermedades tiroideas, enfermedades del sistema nervioso
entre otros.
Con el fin de diagnosticar el insomnio, el médico
valorará el patrón de sueño de la persona, el uso que ésta haga de
medicamentos, alcohol y drogas ilegales, el grado del estrés psicológico, la
historia clínica y su nivel de actividad física. Algunas personas necesitan
menos sueño que otras y por ello el diagnóstico de insomnio se basará en las
necesidades individuales.
En la actualidad, muchos estudios han demostrado que
el insomnio no sólo se puede combatir con medicamentos, sino a través de
métodos diversos como la psicoterapia, el regreso a las reglas naturales, la
buena alimentación y el mejoramiento de las condiciones ambientales.
Esta enfermedad de la vida moderna está íntimamente
relacionada con el estilo de vida. Sin dudas que el ritmo actual es
predisponente al insomnio. Mucho del
tratamiento pasa por ahí. Lo principal es tener un diagnóstico y luego
verificar si hay depresión o ansiedad. A partir de ahí buscar todas las causas que puedan estar
afectando.
Lo ideal es jerarquizar el momento del descanso, cenar
lo más temprano posible y alejar todas las máquinas y aparatos modernos que nos
aceleran y nos hacen proclives a sufrir
insomnio y recordar siempre que dormir bien es salud.
Dr. Eduardo Tassano
Máster en gerenciamiento en
servicios y sistemas de salud
Especial para época