OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

jueves, 7 de agosto de 2014

El insomnio: un actor destacado de la vida moderna








Los trastornos del sueño afectan a más del 25% de la población y esta estadística va en aumento cada año: ¿Por qué será?

DESTACADO:

Las causas que determinan este tipo de alteraciones pueden ser emocionales, genéticas o de estrés ambiental. Lo más aconsejable es buscar las causas, antes de prescribir cualquier tipo de medicamento que pueda crear adicción y dañar la secuencia natural del sueño.

El sueño es parte esencial de una buena salud. Una noche de sueño reparador puede ayudar a sentirse bien, lucir saludable, trabajar de manera eficaz y pensar con claridad.

El término “insomnio”, proveniente del vocablo latino “insomnium”, lo definimos como vigilia, falta de sueño, desvelo anormal o disminución involuntaria de las horas de sueño.

El insomnio parece ser una enfermedad moderna: los escritos antiguos sólo lo mencionan como casos puntuales, mientras que hoy en día el insomnio afecta a más del 25% de la población. Al igual que las enfermedades cardiovasculares, la obesidad, o la diabetes, el insomnio y los trastornos del sueño van en aumento cada año, como empujado por tanto progreso.

En la sociedad en que vivimos, en la que por lo general nos sentimos obligados a llevar a cabo una actividad frenética, las tensiones y el estrés que acumulamos a diario, pueden encontrar salida en los momentos destinados al descanso, aquellos en los que teóricamente debemos  reponer fuerzas. Sin embargo nuestro cuerpo, y lo que es más importante, nuestra mente, están tan entrenados a cierto ritmo que en ocasiones son incapaces de “desconectar”, aunque la inevitable sensación de cansancio nos lo esté pidiendo a gritos.

Con la electricidad, nos pusimos a trabajar más horas, inventarnos muchos hobbies y salidas nocturnas  (cine, bares, espectáculos). Luego llegó la televisión, los materiales sintéticos, las computadores personales,  la sobre-información, los móviles, antenas, cables, y radiaciones en todos los sitios, unos alimentos cada vez más manipulados genéticamente e industrialmente, y un entono familiar cada vez más deteriorado  que nos hace perder nuestra seguridad emocional, un sinfín de opciones a escoger que nos genera dudas y estrés, y un entorno laboral cada vez más agresivo.

Resultado: todos los factores en contra del descanso saludable.
Se altera el reloj interno, más estrés y un malestar interior causado por los traumas y la tensión de esta vida moderna, el  cuerpo en general mal alimentado, todo hace que se pierde la capacidad de regularse.
Por otro lado, lo común es auto medicarse con hipnóticos o ansiolíticos.

Nuevos estudios demuestran la ineficacia de los hipnóticos y las pastillas en el tratamiento contra el insomnio.  Lo que muchos de sus consumidores ignoran es que el uso continuado de este tipo de medicamentos por largos períodos suele desencadenar problemas como dependencia y daños en los circuitos cerebrales. Más que una enfermedad, el insomnio es el síntoma de trastornos sicológicos como, por ejemplo, la ansiedad y la depresión. 
El insomnio puede ser transitorio o crónico.

•Transitorio: dura menos de tres semanas y en su origen intervienen numerosos factores que generalmente pueden ser modificados, como los ambientales y relacionados con el estilo de vida, ciertas enfermedades y los fármacos con los que se tratan. Cerca del 90 por ciento de la población admite haber sufrido un episodio de insomnio a lo largo de su vida.

•Crónico: supera las tres semanas de duración. Puede ser percibido como una patología que interfiere en la actividad diaria del enfermo con graves consecuencias físicas y psíquicas.
Además los médicos  clasifican el insomnio como primario, cuando es de larga duración y no se puede relacionar a estrés ni a vivencias, o como secundario, cuando se puede determinar una causa como dolor, ansiedad, fármacos, depresión o un estrés desmesurado.

Ante cualquier tipo de insomnio lo más común  es el uso de hipnóticos y pastillas que con el tiempo resultan ineficaces. El consumo de hipnóticos es aconsejable por un tiempo corto, siempre y cuando las causas del insomnio sean conocidas. De lo contrario las pastillas generan dependencia, y hacen perder rendimiento.

Otro factor importante a considerar es que  la estructura del sueño inducido nunca es igual a la del sueño natural.
Las causas que determinan este tipo de alteraciones pueden ser emocionales, genéticas o de estrés ambiental. Lo más aconsejable es buscar las causas, antes de prescribir cualquier tipo de medicamento que pueda crear adicción y dañar la secuencia natural del sueño.

Se pueden establecer cuatro grupos de causas del insomnio:

a) Cambios fisiológicos: el envejecimiento produce cambios en el patrón del sueño. En las personas mayores es frecuente la reducción de las horas y la calidad del sueño y un aumento de la somnolencia diurna.

b) Estilo de vida: los cambios constantes de horario, sean por cuestiones sociales, laborales o por  viajes  provocan alteraciones en el ritmo circadiano.

c) Fármacos: entre los medicamentos y sustancias que pueden alterar el sueño se encuentran los antihipertensivos, anticolinérgicos, hormonas, estimulantes, esteroides, antidepresivos, broncodilatadores, descongestionantes, antineoplásicos, la cafeína y la levodopa.

d) Patologías físicas o psicológicas: algunas enfermedades asociadas con el insomnio: enfermedades cardiovasculares, enfermedad respiratoria crónica,  asma, anorexia nerviosa, enfermedades tiroideas, enfermedades del sistema nervioso entre otros. 

Con el fin de diagnosticar el insomnio, el médico valorará el patrón de sueño de la persona, el uso que ésta haga de medicamentos, alcohol y drogas ilegales, el grado del estrés psicológico, la historia clínica y su nivel de actividad física. Algunas personas necesitan menos sueño que otras y por ello el diagnóstico de insomnio se basará en las necesidades individuales.

En la actualidad, muchos estudios han demostrado que el insomnio no sólo se puede combatir con medicamentos, sino a través de métodos diversos como la psicoterapia, el regreso a las reglas naturales, la buena alimentación y el mejoramiento de las condiciones ambientales.

Esta enfermedad de la vida moderna está íntimamente relacionada con el estilo de vida. Sin dudas que el ritmo actual es predisponente al insomnio.  Mucho del tratamiento pasa por ahí. Lo principal es tener un diagnóstico y luego verificar si hay depresión o ansiedad. A partir de ahí  buscar todas las causas que puedan estar afectando.

Lo ideal es jerarquizar el momento del descanso, cenar lo más temprano posible y alejar todas las máquinas y aparatos modernos que nos aceleran y nos hacen proclives a sufrir  insomnio y recordar siempre que dormir bien es salud.

Dr. Eduardo Tassano
Máster en gerenciamiento en
servicios y sistemas de salud
Especial para época