Cuando se pensó que su erradicación era posible, nuevos
casos y nuevas cepas han aparecido al punto de ser considerada una pandemia
mundial
DESTACADO:
La Organización Mundial de la Salud se planteó como objetivo
para el siglo XXI la erradicación de la tuberculosis.
Una rica, variada y trágica historia tiene la tuberculosis
(TB). Hace unos años se pensó en la erradicación total de la enfermedad ya que estaban dadas todas las características
para lograr esto, pero nuevos actores
han aparecido imposibilitando cumplir
con dicho objetivo por el momento.
Es una enfermedad famosa desde la antigüedad y que recibió
diferentes nombres según las diferentes naciones y culturas (ejemplo Tisis en la antigua Grecia). Hay datos en Europa,
en Asia menor, los países orientales, los países del nuevo mundo, entre otros.
Era una enfermedad grave que adoptaba diferentes formas de
agresión al organismo. Por ello existían diferentes teorías donde predominaba
el pensamiento mágico, inclusive se creía que era una enfermedad hereditaria.
En la edad media hubo epidemias. Acercándose a la edad
moderna se la asocio mucho con la pobreza. La era industrial y el traslado del
campesinado a zonas de la ciudad, mas el
hacinamiento y la miseria sumada a largas jornadas de trabajo aumentaron
muchísimo la incidencia y el temor por esta enfermedad.
Desde la edad media en adelante esta enfermedad ha sido objeto de diversas obras importantes
tanto en la literatura, la pintura, el
teatro, la música. Hay cuadros famosos
como “La primavera” de Botticelli
que destaca las características físicas
de una hermosa mujer con aspecto pálido y febril que da origen al modelo de
mujer bella del romanticismo.
Entre las
operas famosas tenemos que los personajes principales de La Boheme y la
Traviata padecen tuberculosis. Para
completar personajes famosos de la historia de diversas actividades como
Chejov, Kafka, Chopin, Moliere entre
muchos otros fallecieron por tuberculosis.
En los dos últimos siglos estuvo presente en la Sociedad
como un mal mayor difícil de combatir. Nuestros abuelos tienen un temor reverencial
a esta enfermedad, y todos recuerdan algún familiar o amigo que padeció la
enfermedad.
Con respecto a los aspectos científicos e históricos de la
enfermedad los hechos trascendentales han sido a fines del siglo 19 y mediados
del siglo 20. Hubo innumerables avances
histórico científicos, notables en muchos casos, solo citaremos los más
trascendentes.
Los experimentos de Villemin confirmando la contagiosidad de
la enfermedad (tras inocular por vía subcutánea material purulento a conejos)
obligan a la comunidad médica a plantearse el hecho de que la tuberculosis es
una infección específica y que su agente causante es transmisible, lo que abre
la posibilidad de encontrarlo.
En 1882 un médico prusiano, Robert Koch, emplea un novedoso
método de tinción y lo aplica a muestras de secreción o flema que se produce en
los pulmones (esputo) procedentes de pacientes con tuberculosis, revelándose
por primera vez el agente causante de la enfermedad: el Mycobacterium
tuberculosis, o bacilo de Koch, en su honor.
Este proceso lo repite con otros microorganismos lo que lo
lleva a enunciar los postulados que también llevan su nombre, sobre
enfermedades transmisibles:
•El agente
debe estar presente en cada caso de la enfermedad en las condiciones apropiadas
y ausente en las personas sanas.
•El agente
no debe aparecer en otra enfermedad de manera fortuita, luego debe ser aislado
del cuerpo en un cultivo puro a partir de las lesiones de la enfermedad.
•Siguiendo
el proceso el agente debe provocar la enfermedad en un animal susceptible a ser
inoculado, y por último
•El agente
debe ser aislado de nuevo de las lesiones producidas en los animales de
experimentación.
En 1944, en plena Guerra Mundial, Schatz y
Waksman descubren la estreptomicina a partir de un pequeño hongo capaz
de inhibir el crecimiento del Mycobacterium,
denominado Streptomyces griseus.
La estreptomicina , con una eficacia limitada pero superior
a los tratamientos dietéticos e higiénicos
empleados hasta ese momento marca un hito que se considera el comienzo
de la era moderna de la tuberculosis, aunque la verdadera revolución se produce
algunos años después, en 1952, con el desarrollo de la isoniacida (hidracina
del ácido isonicotínico), el primero de los antibióticos específicos que
conseguirán convertir a la TB en una enfermedad curable en la mayoría de los
casos.
La aparición de la rifampicina en la década de los
sesenta acortó notablemente los tiempos
de curación, lo que hizo disminuir el número de casos nuevos de manera
importante hasta la década de los ochenta.
En ese momento se
pensó que la erradicación era posible. Pero dos actores nuevos aparecen:
1) En 1981 hace su aparición otra enfermedad: el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida, cuya principal característica es debilitar el
sistema inmunitario de los sujetos infectados por el virus VIH. Pronto alcanza
la categoría de pandemia, lo que resulta un terreno abonado para el rebrote de
enfermedades que se creían en retroceso como la tuberculosis. Este hecho, una
intensificación de las migraciones masivas Sur-Norte y unas condiciones
mantenidas (e incluso agravadas) de pobreza en muchos países subdesarrollados
(principalmente en Asia y África) fueron abonando el terreno para que en 1993
la Organización Mundial de la Salud declara a la tuberculosis "urgencia
mundial".
2) Por otra parte el tratamiento actual para la tuberculosis
consiste en una combinación de varios antibióticos específicos (isoniacida,
rifampicina, pirazinamida, etambutol) durante un período que en la mayoría de
los casos supera los seis meses. Esto ha determinado (por motivos culturales,
sociales, económicos) que la adherencia y el cumplimiento del tratamiento haya
sido incompleto o parcial en muchos casos provocando la aparición de numerosas
cepas de Mycobacterium resistentes a los antibióticos.
En 1985 la OMS comienza una campaña masiva de vacunación
para inmunizar a cada niño en el mundo contra tos ferina, tétanos,
poliomielitis, tuberculosis, sarampión y difteria.
Tras la erradicación de la viruela y prácticamente la de la
poliomielitis en el siglo XX, la Organización Mundial de la Salud se ha
planteado como objetivo para el siglo XXI la erradicación de la tuberculosis,
al ser una enfermedad que cuenta con las características necesarias para ello:
existe un tratamiento de razonable eficacia y una vacuna barata capaz de cortar
la cadena de transmisión.
Sin embargo los dos factores
antedichos (el Sida y la
Multirresistencia) han impedido este objetivo. Incluso actualmente se
considera una pandemia mundial y para
peor la aparición de 2 cepas muy resistentes a todos los fármacos empleados
hasta el momento agravan la situación notablemente. En 2007 se contabilizan unos nueve millones
de casos de tuberculosis en el mundo y la OMS estima que el 2% de ellos (unos
180.000) presentan estas nuevas cepas.
En octubre de 2007 un equipo de científicos sudafricanos
secuencia por primera vez el genoma de la cepa resistente, como primer paso
para la elaboración de nuevos tratamientos específicos y eficaces. Una nueva
esperanza para el control de esta enfermedad comienza, el tiempo dirá.
Dr. Eduardo Tassano
Máster en gerenciamiento en
servicios y sistemas de salud
Especial para época