Lograr la reducción de la
hipertensión arterial significa ni más ni menos que reducir las principales
causas de enfermedad y muerte en el mundo.
La presión sanguínea normal es necesaria para la circulación de la
sangre. La circulación de la sangre es necesaria para que los nutrientes que se
transportan en la sangre lleguen a todos
los tejidos, por ende a todo el organismo y de esa manera asegurar su normal
funcionamiento. El oxigeno necesario y lo que proviene de la alimentación se
distribuyen de esa manera.
La presión arterial o tensión arterial normal oscila en las
diferentes edades y cuesta tener un valor normal en forma unánime pero se
considera normal 120/80 mmhg lo optimo y
hasta 140/90 como valor normal, según diferentes autores.
Luego de la edad de 30 años es casi perentorio que todas las
personas sepan su valor de presión arterial. Y esto no siempre se hace. Además
de desconocer su valor de presión arterial, otros no saben cuáles son los valores normales con los que
deben funcionar.
No hay dudas que la hipertensión arterial constituye un factor de
riesgo, un síndrome cuya presencia
incrementa enormemente el riesgo de padecer enfermedades vasculares, sea de
corazón, cerebro, u otros órganos.
Los infartos de corazón y los accidentes cerebrovasculares, son la
primera causa de morbimortalidad en el mundo.
De allí la enorme importancia que tiene el control de la hipertensión
arterial para intentar controlar estas enfermedades, hoy epidémicas y que tanto
afectan a las personas en todo en todo el mundo.
En nuestro país y en muchos lugares del mundo solo uno o a lo sumo
dos de cada diez pacientes, con hipertensión arterial están correctamente
tratados, controlados y con la presión normalizada.
El otro dato no menor es que solo un tercio de los hipertensos sabe
que esta hipertenso. El resto anda por la vida sin diagnóstico. Se estima que la hipertensión arterial afecta
al 30 o 40 % de la población mundial. No hay diferencias significativas de
raza, grados de desarrollo económico del país, u otras cosas. La hipertensión arterial es global y no
respeta nada.
Se estima que en la Argentina
de 10 a 16 millones de habitantes son hipertensos arteriales, y de ellos, entre
12 y 15 millones se mantienen hipertensos, ya sea por falta de diagnóstico, por
falta de tratamiento, o por falta de efectividad del tratamiento.
Desde el lado de los
pacientes, la cosa es aún más complicada debido al “alarmante bajo
cumplimiento” de los tratamientos instituidos y a los escasos controles.
Solamente el 10% de los pacientes cumplen con la dieta y el 20% con la
actividad física, y si recordamos que la clave del éxito en este tipo de
enfermedades esta en lo que el paciente pesa, camina y come regularmente,
podemos entender los pobres resultados. Además ni siquiera se toman los fármacos recomendados y ahí sí que
no tenemos mucho para hacer.
El tratamiento básico consta de 3 elementos: las dietas con poca sal
o sin sal, el control del peso, y el tratamiento farmacológico.
Dieta
hiposódica:
Hay pruebas sólidas de que la sal añadida a la alimentación es un
factor importante para el aumento de la
presión arterial en personas normotensas e hipertensas, sean adultos o
niños.
Por otro lado, la reducción de sal en la dieta de poblaciones enteras, pueden hacer más
“equitativa e igualitaria“ la disminución de la tensión arterial en la
población. El objetivo es controlar no
sólo lo que se utiliza en la mesa, si no
también, la que se añade a alimentos tratados y confeccionados como el
pan, carnes procesadas y cereales para el desayuno. Las personas no son conscientes de la
cantidad de sal que están consumiendo en diferentes alimentos y de los efectos
adversos en su salud.
Disminuir o suprimir el consumo de sal disminuye la presión en un 8
a 10%. La dieta hipo sódica es difícil
de lograr, fundamentalmente por razones culturales.
Disminución de
peso:
La reducción de peso, si es adecuada y mantenida, es la única medida
del tratamiento no farmacológico capaz, por sí sola, de lograr con razonable
expectativa algún grado de reducción de las cifras de la presión arterial.
Tratamiento farmacológico:
Si bien no se conoce la causa
de la hipertensión arterial esencial, tenemos la suerte de contar con tratamiento farmacológico efectivo. Como tantas cosas en medicina si bien no se
sabe exactamente qué es lo que falla, se dispone de remedios
efectivos para controlar la enfermedad.
Con respecto a los fármacos se utilizan 4 grupos altamente efectivos para el tratamiento de la hipertensión arterial: los
diuréticos, los betabloqueantes, los vasodilatadores y los bloqueantes cálcicos.
Hay diferentes esquemas terapéuticos a costos accesibles y hoy día lo moderno es
tratar con varias drogas a dosis bajas. El hecho es que, salvo mínimas
excepciones, la presión debe bajar si o si, con el esquema que sea.
Pero a pesar de estos esquemas efectivos de tratamiento, el abandono
de la medicación es significativamente alto. Ello obedece a múltiples causas,
muchas veces el paciente dice que dejó de tomar la medicación porque se sentía
bien, (en realidad la presión en general no se siente), o porque le bajaron los
valores y ello obedece al tratamiento, al suprimir los fármacos vuelve a subir,
o porque “no quiere tomar tantas pastillas “.
Del total de los hipertensos solo una minoría está bien tratado y con los valores de
presión normales. Insistimos en el enfoque poblacional del tratamiento,
favoreciendo la producción de alimentos con bajo contenido sódico, tener una
sociedad que practique un mayor grado de actividad física y que los accesos al
sistema de salud sea fácil con muy fácil provisión de los medicamentos
adecuados.
El fracaso del tratamiento de la hipertensión arterial es una
realidad que poco se considera en el ambiente por fuera del sistema de salud.
Lograr la reducción de la hipertensión arterial significa ni más ni
menos que reducir las principales causas de enfermedad y muerte en el mundo.
El tratamiento individual de cada paciente es bueno pero hay que
realizar enfoques globales de detección y
tratamientos en la población dada la alta incidencia de la enfermedad,
ya que existen tratamientos económicos y
accesibles para los pacientes.