OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

viernes, 17 de abril de 2015

Hipertensión arterial en la salud pública




Gran parte de la calidad de vida de una persona esta dada por la salud que tengan sus arterias. La hipertensión arterial  representa por sí misma una enfermedad, pero también un factor de riesgo importante para otras enfermedades, fundamentalmente las cardiovasculares.

La hipertensión, también conocida como tensión arterial alta o elevada, es un trastorno en que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta. Los vasos sanguíneos llevan la sangre desde el corazón a todas las partes del cuerpo. Cada vez que el corazón late, bombea sangre a los vasos. La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón. Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear.

La tensión arterial normal en adultos es de 120 mm Hg1 cuando el corazón late (tensión sistólica) y de 80 mm Hg cuando el corazón se relaja (tensión diastólica). Cuando la tensión sistólica es igual o superior a 140 mm Hg y/o la tensión diastólica es igual o superior a 90 mm Hg, la tensión arterial se considera alta o elevada.

Gran parte de la calidad de vida de una persona esta dada por la salud que tengan sus arterias. El árbol arterial humano es parte del sistema circulatorio, principal encargado de hacer llegar el oxigeno y los nutrientes a todos los tejidos del cuerpo. 

Ese árbol arterial puede ser dañado por diferentes agentes. Ese daño puede tener que ver  con la herencia o predisposición y, además hay un sinnúmero de factores ambientales que  lo condicionan.
Hay dos entidades en el campo de la salud pública que por el volumen de población que afectan son destacadas , la hipertensión arterial y el tabaquismo. Ambas tienen en común que son silenciosas en su forma de provocar el daño al principio y, ambas entidades son crónicas. Ser crónico significa que el daño se seguirá extendiendo a lo largo del tiempo.

Hoy volvemos a referirnos a la hipertensión arterial. La importancia epidemiológica de la misma es casi insuperable. La hipertensión arterial (HTA) está distribuida en todas las regiones del mundo, atendiendo a múltiples factores de índole económico, social, cultural, ambiental y étnico. La prevalencia está en aumento asociada a patrones alimentarios inadecuados, disminución de la actividad física y otros aspectos conductuales relacionados con hábitos no saludables.

La  HTA representa por sí misma una enfermedad, como también un factor de riesgo importante para otras enfermedades, fundamentalmente para las  enfermedades cardiovasculares, las cuales originan los infartos de corazón, cerebro e insuficiencia renal.

El diagnóstico de la HTA en edades tempranas y su adecuado tratamiento y seguimiento constituyen los pilares fundamentales en los que se sustenta la disminución de los  que significan  eventos cardiovasculares, que se van a ir incrementando con la edad.

Una de los grandes trabajos a realizar es justamente esta detección temprana, que sin dudas es clave para prevenir mayores daños en el futuro.

La Hipertensión Arterial se clasifica en dos grandes grupos: hipertensión arterial esencial o primaria e hipertensión arterial secundaria. La primaria se asocia más a obesidad, antecedentes familiares de hipertensión, colesterol alto, ingesta excesiva de alcohol y sedentarismo. Pero hay también causas secundarias de hipertensión que están asociadas a determinadas enfermedades como: patologías renales, o  tumores como el feocromocitoma, entre otros.  

La hipertensión epidemiológicamente importante es la primaria  o esencial ya que es la que se encuentra afectada por el  estilo de vida y los factores ambientales. A nivel mundial, uno de cada tres adultos tiene la tensión arterial elevada,  trastorno que causa aproximadamente la mitad de todas las defunciones por accidente cerebrovascular o cardiopatía.

Dado un aumento de la prevalencia de obesidad y sedentarismo en los jóvenes, se traduce a su vez en la aparición de hipertensión arterial esencial a edad más temprana. Y este es un cambio epidemiológico de gran magnitud,  que está cambiando totalmente las estadísticas de la actualidad.

Dependiendo de cuál sea la causa de la hipertensión, esta podría ser erradicada o controlada. Si es una Hipertensión  primaria, es una enfermedad que va a permanecer siempre con el paciente y sólo va a poder controlarla, si toma medicamentos antihipertensivos y cumple adecuadamente las indicaciones. Los esfuerzos en la salud pública deben ser enfocados a este grupo de pacientes.

Si es secundaria, va a depender de la causa de base y si ésta puede ser tratada: si, por ejemplo, si es causada por un tumor que produce catecolaminas, y si el paciente se opera, se verá posteriormente aliviado de la  Hipertensión.

El hecho sustancial para detectar la hipertensión es justamente medir la presión arterial. Es obvio que ello se hace en los centros de atención de la salud. Es allí donde la organización del sistema sanitario debe estar aceitada y ser minuciosos y exhaustivos en la detección de cifras anormales.  

Todos los adultos deberían medirse su tensión arterial. Y obviamente todos los niños en sus primeros exámenes deben también ser considerados en este aspecto.

El nivel de las soluciones pasa por dos aspectos. Uno sin dudas es el sistema de atención sanitaria que incluye todos los centros públicos y privados donde se pueden ofrecer tratamientos y consejos médicos.  El otro aspecto, quizá mas importante lo constituyen las acciones de  política sanitaria que busquen una mayor calidad de vida de la población, que incluya una fuerte promoción de la actividad física, con la creación de ámbitos propicios para este desarrollo. Un ejemplo en este sentido es la medida que se ha tomado en algunas grandes e importantes capitales del mundo al promocionar el transporte en bicicletas, con creación de bicisendas.

Otro ejemplo de  medidas son aquellas que deberán estar orientadas a la promoción de una alimentación saludable donde un tema destacable lo constituyen las leyes que desalientan el consumo de sal o cloruro de sodio.

Pequeños beneficios en estos valores y cifras implican grandes reducciones en las incidencias de las complicaciones originadas por la hipertensión arterial descontrolada. 

Vemos a veces diferentes tipos de catástrofes que se cobran vidas humanas y captan toda nuestra atención pero si parte de ese interés se volcara en enfermedades como la hipertensión arterial mejoraríamos sustancialmente los daños que nos provocan las enfermedades cardiovasculares.