Gran parte de la calidad
de vida de una persona esta dada por la salud que tengan sus arterias. La hipertensión
arterial representa por sí misma una
enfermedad, pero también un factor de riesgo importante para otras
enfermedades, fundamentalmente las cardiovasculares.
La hipertensión, también conocida como tensión arterial alta o
elevada, es un trastorno en que los vasos sanguíneos tienen una tensión
persistentemente alta. Los vasos sanguíneos llevan la sangre desde el corazón a
todas las partes del cuerpo. Cada vez que el corazón late, bombea sangre a los
vasos. La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes
de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón. Cuanto más alta es la
tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear.
La tensión arterial normal en adultos es de 120 mm Hg1 cuando el
corazón late (tensión sistólica) y de 80 mm Hg cuando el corazón se relaja
(tensión diastólica). Cuando la tensión sistólica es igual o superior a 140 mm
Hg y/o la tensión diastólica es igual o superior a 90 mm Hg, la tensión
arterial se considera alta o elevada.
Gran parte de la calidad de vida de una persona esta dada por la
salud que tengan sus arterias. El árbol arterial humano es parte del sistema
circulatorio, principal encargado de hacer llegar el oxigeno y los nutrientes a
todos los tejidos del cuerpo.
Ese árbol arterial puede ser dañado por diferentes agentes. Ese daño
puede tener que ver con la herencia o
predisposición y, además hay un sinnúmero de factores ambientales que lo condicionan.
Hay dos entidades en el campo de la salud pública que por el volumen
de población que afectan son destacadas , la hipertensión arterial y el
tabaquismo. Ambas tienen en común que son silenciosas en su forma de provocar
el daño al principio y, ambas entidades son crónicas. Ser crónico significa que
el daño se seguirá extendiendo a lo largo del tiempo.
Hoy volvemos a referirnos a la hipertensión arterial. La importancia
epidemiológica de la misma es casi insuperable. La hipertensión arterial (HTA)
está distribuida en todas las regiones del mundo, atendiendo a múltiples
factores de índole económico, social, cultural, ambiental y étnico. La
prevalencia está en aumento asociada a patrones alimentarios inadecuados,
disminución de la actividad física y otros aspectos conductuales relacionados
con hábitos no saludables.
La HTA representa por sí
misma una enfermedad, como también un factor de riesgo importante para otras
enfermedades, fundamentalmente para las
enfermedades cardiovasculares, las cuales originan los infartos de
corazón, cerebro e insuficiencia renal.
El diagnóstico de la HTA en edades tempranas y su adecuado
tratamiento y seguimiento constituyen los pilares fundamentales en los que se
sustenta la disminución de los que significan eventos cardiovasculares, que se van a ir
incrementando con la edad.
Una de los grandes trabajos a realizar es justamente esta detección
temprana, que sin dudas es clave para prevenir mayores daños en el futuro.
La Hipertensión Arterial se clasifica en dos grandes grupos:
hipertensión arterial esencial o primaria e hipertensión arterial secundaria.
La primaria se asocia más a obesidad, antecedentes familiares de hipertensión,
colesterol alto, ingesta excesiva de alcohol y sedentarismo. Pero hay también
causas secundarias de hipertensión que están asociadas a determinadas
enfermedades como: patologías renales, o
tumores como el feocromocitoma, entre otros.
La hipertensión epidemiológicamente importante es la primaria o esencial ya que es la que se encuentra
afectada por el estilo de vida y los
factores ambientales. A nivel mundial, uno de cada tres adultos tiene la
tensión arterial elevada, trastorno que
causa aproximadamente la mitad de todas las defunciones por accidente
cerebrovascular o cardiopatía.
Dado un aumento de la prevalencia de obesidad y sedentarismo en los
jóvenes, se traduce a su vez en la aparición de hipertensión arterial esencial
a edad más temprana. Y este es un cambio epidemiológico de gran magnitud, que está cambiando totalmente las
estadísticas de la actualidad.
Dependiendo de cuál sea la causa de la hipertensión, esta podría ser
erradicada o controlada. Si es una Hipertensión
primaria, es una enfermedad que va a permanecer siempre con el paciente
y sólo va a poder controlarla, si toma medicamentos antihipertensivos y cumple
adecuadamente las indicaciones. Los esfuerzos en la salud pública deben ser
enfocados a este grupo de pacientes.
Si es secundaria, va a depender de la causa de base y si ésta puede
ser tratada: si, por ejemplo, si es causada por un tumor que produce
catecolaminas, y si el paciente se opera, se verá posteriormente aliviado de
la Hipertensión.
El hecho sustancial para detectar la hipertensión es justamente
medir la presión arterial. Es obvio que ello se hace en los centros de atención
de la salud. Es allí donde la organización del sistema sanitario debe estar
aceitada y ser minuciosos y exhaustivos en la detección de cifras
anormales.
Todos los adultos deberían medirse su tensión arterial. Y obviamente
todos los niños en sus primeros exámenes deben también ser considerados en este
aspecto.
El nivel de las soluciones pasa por dos aspectos. Uno sin dudas es
el sistema de atención sanitaria que incluye todos los centros públicos y
privados donde se pueden ofrecer tratamientos y consejos médicos. El otro aspecto, quizá mas importante lo
constituyen las acciones de política
sanitaria que busquen una mayor calidad de vida de la población, que incluya
una fuerte promoción de la actividad física, con la creación de ámbitos
propicios para este desarrollo. Un ejemplo en este sentido es la medida que se
ha tomado en algunas grandes e importantes capitales del mundo al promocionar
el transporte en bicicletas, con creación de bicisendas.
Otro ejemplo de medidas son aquellas
que deberán estar orientadas a la promoción de una alimentación saludable donde
un tema destacable lo constituyen las leyes que desalientan el consumo de sal o
cloruro de sodio.
Pequeños beneficios en estos valores y cifras implican grandes
reducciones en las incidencias de las complicaciones originadas por la
hipertensión arterial descontrolada.
Vemos a veces diferentes tipos de catástrofes que se cobran vidas
humanas y captan toda nuestra atención pero si parte de ese interés se volcara
en enfermedades como la hipertensión arterial mejoraríamos sustancialmente los
daños que nos provocan las enfermedades cardiovasculares.