Dentro de las Enfermedades Crónicas no transmisibles que están constituyendo la epidemia del siglo XXI tenemos cuatro grupos de enfermedades: 1° las cardiovasculares, 2° el cáncer, 3° la diabetes y 4° la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Todas estas tienen en común que el tabaquismo es un precipitante o un agravante de primer orden.
Hoy nos referiremos a la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica o EPOC.
El EPOC, se caracteriza por la limitación a la entrada de aire, a los pulmones, siempre progresiva con una disminución del funcionamiento respiratorio. Esta limitación se asocia, con una respuesta inflamatoria anormal en los tejidos pulmonares y la vía aérea dañándola irreversiblemente con el tiempo.
Podemos afirmar que los factores de riesgo más importantes son la exposición a partículas nocivas y gases, principalmente derivados del consumo de tabaco y exposición al humo de leña. Cada vez hay más personas afectadas, la incidencia mundial de la EPOC, oscila entre el 5 y el 10%; y ha aumentado en las últimas décadas. Es más frecuente en hombres que en mujeres, dada la mayor prevalencia de tabaquismo en los hombres, aunque esto se espera que cambie en las próximas décadas, ya que el consumo de tabaco en mujeres jóvenes es significativamente mayor al de los hombres jóvenes.
La mortalidad global de la EPOC, estaba en la sexta posición con 2,2 millones de muertes en el año 1990, se prevé una tendencia en ascenso hasta la 3ª causa de muerte en el 2020.
El tabaco, es responsable del 80 a 90% de las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas y enfisema.
El consumo lleva a la adicción, por el efecto de la nicotina, que actúa sobre el sistema nervioso central. Es así que el fumador sufre una dependencia física y sicológica, por lo que así la supresión de la droga genera el síndrome de abstinencia. El hecho de que la nicotina tiene efectos antidepresivos y calma la ansiedad, es el elemento que genera o perpetúa el consumo.
El tabaquismo es, por sí mismo, una enfermedad ya que produce una dependencia psicofísica y social, que requiere tratamiento medicinal, así como rehabilitación psicológica con tratamiento social, por lo tanto se puede decir, que es un mal que genera otras enfermedades y complicaciones.
Además de la nicotina y el alquitrán, que es colocado para que el cigarrillo no se apague, se han identificado más de 4.000 sustancias nocivas para el cuerpo humano, en el fatídico humo del cigarrillo. En el caso de las EPOC, el consumo de tabaco nos produce daño directamente al alveolo pulmonar, que es la unidad básica del funcionamiento pulmonar, a partir del cual se realiza la incorporación del oxígeno al organismo, lo cual es primordial para la vida.
Desde ahí el oxígeno circula y llega a todas las células del organismo, las cuales básicamente funcionan con este como principal combustible; es así, que los alvéolos se van destruyendo por la acción tóxica de los componentes del tabaco, y esta destrucción quita o elimina superficies de alvéolos con lo que la capacidad del pulmón para incorporar el oxigeno, se ve disminuida hasta afectar los niveles del mismo. Por ende, el oxígeno disponible cae dramáticamente y las células del resto del organismo no pueden funcionar.
Esa destrucción, que mencionamos anteriormente, se da por la respuesta inflamatoria exagerada a la inhalación de partículas o gases (fundamentalmente al humo del tabaco) más allá de una respuesta inflamatoria normal de protección.
Podemos identificar factores que influyen en el desarrollo de la enfermedad; así tenemos factores del huésped y factores del ambiente.
Entre los factores del huésped, tenemos la carga genética, ya que no todos los fumadores desarrollan la enfermedad; la dieta, ya que los desnutridos al nacer tienen mayor probabilidad de desarrollar EPOC y están más protegidos los que tienen una alimentación rica en vitaminas, también podrían citarse algunos tipos de alergias, y con respecto al sexo no está definido, varios estudios han encontrado una mayor prevalencia de EPOC en mujeres que en hombres.
Aunque se discute si las mujeres son más sensibles a los efectos del tabaco, existe evidencia que confirma que las adolescentes fumadoras alcanzan una menor función pulmonar. En los países en desarrollo, las mujeres pueden estar expuestas en mayor grado que los hombres, debido a la contaminación ambiental al usar combustibles en la cocina.
Entre los factores ambientales, tenemos fundamentalmente al humo del cigarrillo, la contaminación ambiental, diferentes polvos y productos químicos en el ambiente laboral, y algunos tipos de infecciones pulmonares (sobretodo en las primeras etapas de la vida).
La EPOC, se asocia a dos enfermedades: A) si el daño es fundamentalmente del tejido pulmonar, donde se realiza el intercambio gaseoso (alvéolos) se produce lo que se llama enfisema. B) si la inflamación y daño se producen en los bronquios, estamos ante una bronquitis crónica.
El diagnóstico
Los síntomas más comunes son: falta de aire, falta de aire con ejercicio suave (caminando, subiendo y bajando las escaleras, etc.) tos crónica, productiva (con moco), una sensación de "tirantez" en el pecho.
Los estudios de laboratorio, y radiografías de tórax contribuyen al diagnostico, pero lo esencial es la “Espirometría” que determina la capacidad pulmonar y los flujos de aire en los pulmones.
El tratamiento puede variar, con el grado de avance de esta enfermedad crónica y progresiva. Al principio, la falta de aire se notara al realizar actividad física pero luego esta misma falta de aire, aumentara progresivamente y se irá produciendo a menores esfuerzos.
En todos los casos, la primera medida es la suspensión absoluta del tabaquismo, acá es esencial para detener o retrasar la evolución de la enfermedad.
Autor: Eduardo Tassano Máster en gerenciamientos en servicios y sistemas de salud