OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

jueves, 26 de septiembre de 2013

Consideraciones sobre los accidentes de tránsito







   Una de las principales responsabilidades del sector de la  salud, es la protección del bienestar público mediante el aseguramiento de un ambiente físico y social saludable, que posibilite el desarrollo humano sostenible;  es decir, el mejoramiento de las condiciones materiales para responder a las necesidades de la actual generación,  sin comprometer la respuesta a las necesidades de generaciones futuras y que proteja a las personas más vulnerables de la sociedad. Para tal fin, el sector salud debe trabajar en los principales temas que afectan la salud de la población. Hoy es trascendente la problemática de los accidentes de tránsito que de una u otra manera, modifican el ambiente que rodea a una comunidad.

La seguridad vial, es tema de primer orden dentro de la salud pública en el mundo.
 Desde que el hombre se movilizo por sus propios medios, hasta el día de hoy en el que los adelantos tecnológicos mejoraron las condiciones de vida de la población, al acortar los tiempos de viaje y las distancias, también han desencadenado riesgos para la vida humana, muchas veces resultantes en traumatismos y muerte.

 El Informe mundial sobre  traumatismos causados por el tránsito, revela que se producen algo más de 4000 muertes diarias en el mundo. En cuanto a  las Américas, cada año mueren alrededor de 130.000 personas, más de 1.200.000 sufren traumatismos, y cientos de miles resultan discapacitadas como consecuencia de las colisiones, los choques, o por atropellamientos en las rutas.

     Aunque la mayoría son evitables, la falta de políticas permanentes, consistentes y compatibles con la situación de cada país agrava aún más el problema. A ello contribuyen, la existencia de infraestructura vial y vehículos en malas condiciones, pero también, conocimientos y comportamientos inadecuados de los conductores, ciertas normas sociales, el abuso del alcohol, y la falta de controles y de eficientes servicios médicos de urgencia.
Cada episodio de tránsito traumático, genera una repercusión corta, media y a largo plazo. Los costos para la sociedad, las familias y el sector de salud son considerables, aunque,  es difícil de calcular los cuantiosos daños de todo tipo que generan estos accidentes.

    Los traumatismos causados por vehículos de motor, afectan a cuatro categorías de usuarios de la vía pública: los peatones, los ocupantes de los vehículos  (conductores y los pasajeros), los ciclistas y los motociclistas.

Existen marcadas diferencias regionales y nacionales en la distribución de las lesiones. Los países con ingresos  bajos, como los que se encuentran en América Latina tienen una mezcla  de usuarios de la vía pública; peatones y vehículos de  de alta tecnología, que  comparten la vía pública con otros viejos y mal mantenidos, además de bicicletas, motocicletas, carritos empujados a mano y vehículos tirados por animales.  A pesar de ello, el diseño vial se centra  en las exigencias del flujo del vehículo de motor, más que en los usuarios no motorizados.
    No hay reglamentos legales, ni normas sociales que faciliten compartir las calles y las carreteras. Esto da lugar a que peatones, ciclistas y motociclistas se conviertan en las víctimas más frecuentes.
    De conformidad con las tendencias mundiales, las colisiones en la vía pública afectan desproporcionadamente a los hombres,  más que las mujeres en una proporción de 8 a 2.

    En la distribución de las muertes, causadas por el tránsito en las Américas por grupo de edad, encontramos que los adultos de 15 a 29 años representaron 32% de la carga de la mortalidad vial, seguidos de los adultos de 30 a 44 años de edad, con 25%.  Teniendo en cuenta los datos anteriores, se puede decir que los accidentes de tránsito constituyen la primera causa de muerte en los jóvenes en el grupo 15 a 45 años; esta tendencia en las Américas, es compatible con las tendencias mundiales.
 Sabemos que  las personas  de 15 a 59 años, son las de mayor productividad y  en consecuencia, su muerte o discapacidad tiene fuerte repercusión sobre los costos económicos y sociales de cada país.

La persistencia de condiciones deficientes de seguridad vial, sin embargo, pone de relieve la inadecuación de las estrategias dominantes disponibles. Se necesitan nuevas propuestas e intervenciones para posibilitar ámbitos de circulación más equitativos y seguros, para encontrar las soluciones más apropiadas, en lugar de considerar aisladamente a los principales factores, usuario de la vía pública, vía pública y vehículos. Para lograr  esto, es  indispensable considerar en su conjunto el contexto físico, político, institucional, técnico y de aplicación de la ley, y su influencia sobre las condiciones de seguridad vial.

    Es preferible, que  la responsabilidad de la política vial este en  manos de las autoridades municipales, que siempre pueden tomar las mejores soluciones en el contexto local.  El contexto técnico, también desempeña un papel importante. Los planificadores del transporte y del tránsito pertenecen a organismos con una tradición técnica estricta, que a menudo descuidan enfoques sociales más amplios de los problemas; no se hallan obligados a priorizar la seguridad y no pueden ser responsabilizados legalmente por las consecuencias en materia de seguridad, de los planes que elaboran.

    Otra dificultad para mejorar la planificación del tránsito, radica en la falta de datos confiables, referidos a los accidentes y a sus víctimas, provenientes de distintos sectores tales como el transporte, la policía y los sectores de la salud. Las condiciones en que se impone o no el cumplimiento de leyes y reglamentos también contribuyen a mantener elevadas las tasas de accidentes y muertes causadas por el tránsito.  
    En síntesis: identificar un organismo rector; evaluar el problema, las políticas y los ámbitos institucionales, preparar una estrategia y un plan de acción nacionales, asignar recursos humanos y financieros para abordar el problema, ejecutar acciones específicas y apoyar el desarrollo de la capacidad nacional y de la cooperación internacional, definir objetivos; mejorar la legislación y la cobertura de seguros para las personas más vulnerables, y ocuparse efectivamente de que los espacios públicos, tales como las calles y las carreteras, respondan a las necesidades de la gente y aseguren la atención de las víctimas.

   La atención profesional inmediata de las víctimas del tránsito, salva vidas. Hay países con “Sistemas de  Prevención de Accidentes”, con desarrollo de modelos  de atención pre hospitalaria, con  “Centros coordinadores de Gestión Médica de Emergencias” que sirven de base para organizar, estandarizar, categorizar, proporcionar y evaluar una atención médica de emergencias, de buena calidad y equitativa.  Además  tienen  redes de atención de emergencias, y está progresando el sistema de registro y vigilancia epidemiológicos.

   La seguridad vial, es un componente de la seguridad pública y tiene por objetivo proteger a todos los habitantes, incluidos los turistas. Por tal motivo, su problemática atañe tanto a las autoridades como a la población en general.
Las personas se sienten seguras no solo cuando su vida, su bienestar, sus bienes no se ven amenazados por el accionar de la delincuencia y los violentos, sino también, cuando pueden disfrutar de los espacios públicos sin el riesgo de sufrir accidentes de tránsito.

Autor: Eduardo Tassano