OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

jueves, 28 de marzo de 2013

Infarto de miocardio, el que todos temen










El corazón es un órgano muscular cuya principal función es “bombear “la sangre hacia todo el organismo para que este pueda funcionar. En la sangre son aportados los nutrientes que necesita el organismo y fundamentalmente el oxigeno sin el cual los tejidos morirían. 
El sistema circulatorio con sus arterias y venas son por donde se conduce la sangre. Las arterias llevan la sangre hacia los tejidos y las venas recogen esa sangre con los productos que deben ser eliminados o reciclados.

Las arterias que llevan la sangre para el propio corazón son las arterias coronarias (derecha e izquierda). Cuando una de estas coronarias se obstruye, la sangre oxigenada deja de llegar al tejido cardiaco y se produce isquemia (falta de oxígeno), y si esta situación se prolonga se llega a la muerte del tejido o infarto. Acá tenemos dos problemas, en primer lugar que esa área lesionada es muy inestable eléctricamente y eso provoca arritmias del corazón que en las primeras horas son muy peligrosas y eventualmente mortales, y en segundo lugar ese territorio que se infarta deja de “funcionar” y disminuye la eficiencia de contracción del corazón y eso lleva a la falla cardiaca o del corazón provocando insuficiencia cardiaca.

Con el tiempo en un terreno predispuesto las arterias se van llenando de depósitos de “grasa” lo que va formando las placas arterioscleróticas. Que también se cicatrizan. Por diversos desencadenantes esas placas se fisuran o se rompen y se produce el accidente de placa que por contacto con la sangre hace que se forme rápidamente un trombo que obstruye la luz de la arteria totalmente y hace que la sangre no circule. Así el tejido muscular del corazón deja de recibir la sangre y el tejido primero sufre y luego se infarta o muere. Esa obstrucción puede ser parcial o total y el organismo trata rápidamente de reabrir el vaso tapado. Este complejo constituye la base dela enfermedad cardiaca Coronaria. Ni más ni menos la principal causa de morbimortalidad en el mundo. La que más ha motivado a los científicos a su estudio para tratar de modificar la gravedad de la misma. Una de las principales enfermedades en cuanto al costo que demandan a los sistemas de atención sanitaria de todos los países. 

Esta enfermedad puede presentarse de tres maneras. Un tercio de los casos debuta con lo que se llama la muerte súbita. Esa falta de oxígeno aguda genera una arritmia letal que en pocos minutos desencadena lo peor. Un tercio sufre un dolor de pecho (angina de pecho) intenso que “avisa”, en el mejor de los casos se hace el diagnóstico y se toman todas las medidas del caso. El tercio restante debuta con un infarto de miocardio.

En el infarto lo característico es el dolor de pecho intenso que, sumado al electrocardiograma y algunos análisis confirman el diagnóstico. Ante este cuadro es perentoria la internación inmediata en una terapia o unidad coronaria o tomar los recaudos necesarios y derivar a un centro especializado. Es el momento clave en el que las decisiones marcan el pronóstico del paciente.

Como se ve este es un cuadro grave que requiere un diagnóstico precoz y una internación en un lugar adecuado (unidades coronarias o terapias intensivas). La idea es impedir la evolución natural tan peligrosa que tiene el infarto.

A pesar de todos los esfuerzos en la investigación y tratamiento de la enfermedad coronaria lo que realmente impacta en la evolución es el manejo de los factores de riesgo modificando el estilo de vida. Predispone a un infarto la edad (más edad peor), el sexo (masculino peor), la predisposición familiar, la hipertensión arterial, los trastornos de los lípidos o grasas, el sedentarismo, el tabaquismo, la obesidad, el stress y la diabetes (una enfermedad asociada muy frecuente). Todos de una u otra manera favorecen el desarrollo de la arterioesclerosis, el depósito de lípidos o “grasa” en las arterias y la ruptura de placa. Los factores modificables como la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo y la hipertensión arterial bien controlados pueden retardar o frenar la enfermedad por buenos lapsos  y realmente impactan favorablemente. De allí que muchas de las políticas sanitarias en el mundo están enfocadas hacia este terreno. Constituye esta enfermedad parte de las enfermedades crónicas no transmisibles que se calcula será la gran epidemia del siglo XXI.

Con respecto al infarto como decíamos el diagnóstico precoz es fundamental. Sin embargo muchas veces pasa desapercibido, o es muy difícil de diferenciar con otros dolores de origen abdominal como las gastritis o hernia hiatal (producen dolores muy similares). Quizá lo primero sea pensar en la posibilidad de un infarto y de ahí realizar todos los elementos para un buen diagnóstico.

El tratamiento precoz es crucial para la evolución del infarto. Eso marcará la gravedad y el pronóstico del paciente. Cuanto antes el tratamiento, más probabilidades que el tamaño del infarto sea menor. Cuanto menor es el infarto mejor pronóstico para el paciente. Además el diagnóstico precoz hace que las arritmias letales se controlen y para ello es esencial. Que el lugar cuente con desfibriladores ya que con un golpe eléctrico en general se controlan las arritmias.

El concepto básico en el tratamiento en agudo consiste en que la arteria tapada se recanalice y para ello en los últimos años han aparecido dos armas formidables. Los fibrinolíticos que son fármacos que se administran principalmente por vía endovenosa con buenos resultados. Tiene que ser dentro de las 6 primearas horas del comienzo de los síntomas. Este fármaco debería estar disponible en la mayoría de los centros y estar los médicos y personal sanitario preparados para su administración ya que no es necesario contar con centros de gran complejidad para administrarlos.

La otra arma es la angioplastia coronaria. Es un procedimiento invasivo, requiere una sala de rayos especializada, que sólo hay en centros de alta complejidad, la sala de hemodinamia. Este procedimiento está demostrado ser muy seguro y hoy en día es considerado el más eficaz. En la angioplastia se llega por medio de catéteres hasta la obstrucción y se la dilata mecánicamente con un pequeño balón que se infla como un globo restituyéndose el flujo sanguíneo. Para realizar este procedimiento es necesaria la derivación rápida del paciente a los centros que hagan este tratamiento ya que lo ideal es realizarlo en las primeras 24 horas.
En un registro argentino del 2012: se sostiene que el infarto de miocardio sigue siendo unas de las causas superiores de morbimortalidad en la argentina, así la mortalidad de pacientes hospitalizados debido al infarto agudo de miocardio ha caído por el 44% en los 15 años pasados desde un  11; 3% al 6; 4% . Esto sin dudas por la mejora en el diagnóstico y desarrollo de centros capacitados.

En la enfermedad coronaria es muy importante que el estado juegue un rol importante. En primer lugar para tratar de que se modifique el estilo de vida, promoviendo una vida más saludable, más actividad física, comida sana, no  al tabaquismo. Y es muy importante el sistema sanitario donde el equipo de salud en sus respectivos centros de atención esté preparado para la detección precoz, y la derivación correspondiente a centros de mayor complejidad cuando sea necesario.

Autor: Eduardo Tassano Máster en gerenciamiento en sistemas y servicios de salud

martes, 26 de marzo de 2013

Salud mental y trastornos mentales



   La Salud mental es un don que todos queremos poseer. En  general cuando hablamos de felicidad, paz de espíritu, goce o satisfacción, nos referimos a la salud mental.
   Antes se hablaba de enfermedades mentales, concepto amplio, confuso y discriminatorio por lo que hoy hablamos de trastornos mentales. Tal es así que el termino  es hoy  usado en las clasificaciones modernas de la OMS y otras entidades Siquiátricas (Asociación Siquiátrica Americana).

Una de cada cuatro personas, o un 25% de los individuos, desarrollan uno o más trastornos mentales o conductuales en algún momento de la vida, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. Estos trastornos pueden diagnosticarse ya con tanta fiabilidad y exactitud como la mayoría de los trastornos orgánicos comunes. Algunos de esos trastornos pueden prevenirse, y todos pueden ser manejados y tratados con éxito.



Los informes  actualizados sobre trastornos mentales agrupan a las siguientes entidades: la depresión, los trastornos de ansiedad, los trastornos por consumo de sustancias (adicciones), la esquizofrenia, la epilepsia, la enfermedad de Alzheimer, el retraso mental y los trastornos de la infancia y la adolescencia. Los más frecuentes son los trastornos de ansiedad y la depresión.

   Para todos los individuos, la salud  mental, la salud física y la salud  social son compo-
nentes esenciales de la vida estrechamente relacionados e interdependientes.   

   Desgraciadamente, en la mayor parte del mundo no se concede a la salud  mental y a sus
Trastornos la misma importancia que a la salud física. Muy al contrario, han sido objeto de
Indiferencia o abandono. En parte como consecuencia de esta actitud, el mundo está su-
friendo una carga creciente de trastornos mentales, y un desfase  terapéutico cada vez ma-
yor.

    En los países en desarrollo, a la mayoría de las personas con enfermedades
psiquiátricas graves se les deja que afronten como puedan sus cargas personales, como la
Depresión, la demencia, la esquizofrenia y la toxicomanía. En conjunto, a muchas de ellas
su enfermedad las convierte en víctimas y en objetos de estigmatización y discriminación.
   El envejecimiento de la población, el agravamiento de los problemas sociales y la agita-
ción social permiten prever un aumento del número de afectados. Entre las 10 primeras
causas de discapacidad en el mundo, cuatro corresponden ya a trastornos mentales. Esta
carga creciente supone un costo enorme en sufrimiento humano, discapacidad y pérdidas
económicas.

Se calcula que los trastornos mentales y del comportamiento representan el 12% de la
carga de morbilidad en el mundo; sin embargo, el presupuesto para salud mental de la
mayoría de los países es inferior al 1% del gasto total en salud. La relación entre carga de
morbilidad y gasto en salud es claramente desproporcionada. Más del 40% de los países no
disponen de una política de salud mental, y en más del 30% no existe un programa dedica-
do a ella. Más del 90% de los países carecen de una política de salud mental que incluya a
niños y adolescentes. Es frecuente, además, que los planes de salud no cubran los trastor-
nos mentales y conductuales en la misma medida que otras enfermedades.

   La salud mental es tan importante como la salud física para el bienestar general de los  individuos, las sociedades y los países. Pese a ello, sólo una pequeña minoría de los 450 millones de personas que padecen un trastorno mental o del comportamiento está en tratamiento.

Los avances en neurociencia y medicina conductual han demostrado que, al igual que mu-
chas enfermedades orgánicas, los trastornos mentales y conductuales son
consecuencia de una compleja interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. Aunque nos queda todavía mucho que aprender, disponemos ya de los conocimientos y la capacidad para reducir la carga que suponen las enfermedades mentales y del comportamiento en el mundo.

La ley de salud mental de la Argentina, sugiere que un monto del 20% del presupuesto provincial para salud se direccione para estas enfermedades.

QUE PASA CON LOS JOVENES:

Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que el 45 por ciento de los afectados por un trastorno mental, como la depresión, el trastorno bipolar o el abuso de alcohol, tienen entre 10 y 24 años, siendo la principal causa de discapacidad entre los jóvenes de todo el mundo.

   Según alerta este organismo de Naciones Unidas en dicho trabajo que publica la revista 'The Lancet', estas enfermedades constituyen un problema de salud pública "mucho más importante" que los accidentes de tránsito  o algunas enfermedades infecciosas como el VIH o la malaria, ya que "se pierden muchos años de vida debido a la discapacidad" que provocan.

   Sin embargo los jóvenes y adolescentes no son prioridad en los programas de salud de los países porque erróneamente se considera que son  "un grupo de edad que siempre se ha considerado sano". Además en ese grupo de edad es donde prevalecen las discapacidades con respecto a otras edades.

   De hecho, los investigadores encontraron que la principal causa de discapacidad tanto en hombres como mujeres son las enfermedades neuropsiquiátricas, con una incidencia del 45 por ciento de la población, siendo las más frecuentes la depresión, el abuso de alcohol, esquizofrenia y el trastorno bipolar.
   Otros eventos, principalmente los accidentes de tránsito  son la segunda causa de discapacidad (12%) y en tercer lugar, con una incidencia de 10 por ciento, están las enfermedades infecciosas y parasitarias, como la malaria, el VIH y la tuberculosis.

   El desborde mundial en el consumo de alcohol y otras drogas como la marihuana, cocaína o productos de menor calidad como el Paco y otras,  son cruciales para entender esta verdadera epidemia, principalmente  en los jóvenes.

RECOMENDACIONES A NIVEL MUNDIAL:

Los gobiernos son responsables de dar prioridad a la salud mental. Ade-
más, es esencial el apoyo internacional para que muchos países pongan en
marcha programas de salud mental. Las acciones que haya que emprender
en cada país dependerán de los recursos disponibles y del estado actual de la
atención de salud mental.

 En general, el informe recomienda: dispensar tra-tamiento para los trastornos mentales en el ámbito de la atención primaria;
asegurar la disponibilidad de medicamentos psicotrópicos; sustituir los gran-
des hospitales psiquiátricos custodiales por centros de atención comunita-
ria, respaldados por camas psiquiátricas en los hospitales generales y apoyo
a la asistencia domiciliaria; realizar campañas de sensibilización pública para
acabar con la estigmatización y la discriminación; involucrar a las comuni-
dades, las familias y los consumidores en la adopción de decisiones sobre
políticas y servicios; establecer políticas, programas y legislación a escala na-
cional; adiestrar a profesionales de la salud mental; vincular la salud men-
tal a otros sectores sociales; vigilar la salud mental, y apoyar la investigación.

   Resta mucho por hacer y debemos aunar esfuerzos para luchar contra este creciente flagelo.

El alcoholismo, un flagelo social




Las adicciones constituyen un problema sanitario de primer orden. En ese rubro tenemos drogas “legales” como el alcoholismo y el tabaquismo (no están prohibidas para el consumo) y las drogas ilegales como la cocaína y la marihuana. Sin dudas que a pesar de que es un producto que está incorporado socialmente, el alcohol, produce en el mundo un daño que a pesar de que es muy difícil cuantificarlo es sin dudas muy importante.

El consumo de alcohol ocupa el tercer lugar entre los factores de riesgo de la carga mundial de morbilidad. El consumo de alcohol está relacionado con muchos problemas graves de índole social y del desarrollo, en particular la violencia, el descuido, maltrato de menores y el ausentismo laboral.
El alcoholismo es una enfermedad que consiste en padecer una fuerte necesidad de ingerir alcohol etílico, de forma que existe una dependencia física del mismo, manifestada a través de determinados síntomas de abstinencia cuando no es posible su ingesta. El alcohólico no tiene control sobre los límites de su consumo, y suele ir elevando a lo largo del tiempo su grado de tolerancia al alcohol.

El alcoholismo supone un serio riesgo para la salud que a menudo conlleva el riesgo de una muerte prematura como consecuencia de afecciones de tipo hepática como la cirrosis hepática, hemorragias internas, intoxicación alcohólica, cáncer de hígado, accidentes o suicidio. En estadios avanzados se asocia a enfermedades neurológicas graves.

En conjunto, se pierden más años de vida por culpa del alcohol de los que se “ganan” con un consumo moderado por sus efectos beneficiosos sobre el corazón y los vasos sanguíneos. En los países desarrollados, el alcohol es el tercer factor más importante en la aparición de enfermedades, superado únicamente por el tabaco y la hipertensión arterial. En los países en vías de desarrollo, con una tasa elevada de mortalidad, son más importantes otros factores como la desnutrición y el sexo sin protección.

El alcoholismo no está fijado por la cantidad ingerida en un periodo determinado, las personas afectadas por esta enfermedad pueden seguir patrones muy diferentes de comportamiento, existiendo tanto alcohólicos que consumen a diario, como alcohólicos que beben semanalmente, mensualmente, o sin una periodicidad fija ya que el proceso degenerativo tiende a acortar los plazos entre cada ingesta. El consumo excesivo y prolongado de esta sustancia, va obligando al organismo a necesitar o requerir cantidades crecientes para sentir los mismos efectos, a esto se le llama "tolerancia aumentada" y desencadena un mecanismo adaptativo del cuerpo hasta que llega a un límite en el que se invierte la supuesta resistencia y entonces "asimila menos", por eso tolerar más alcohol,  es en sí un riesgo de alcoholización.

Las defunciones por accidentes relacionados con el alcohol (choques, atropellamientos y suicidios) ocupan los primeros lugares entre las causas de muerte en muchos países.

A modo de ejemplo, la Secretaría de Salud de México reporta que el abuso del alcohol se relaciona con el 70% de las muertes por accidentes de tránsito y es la principal causa de fallecimiento entre los 15 y 30 años de edad. Se estima que 27 mil mexicanos mueren cada año por accidentes de tránsito y la mayoría se debe a que se encontraban bajo los efectos del alcohol.
En Argentina, la Asociación Civil Luchemos por la Vida calcula que el consumo de alcohol es el factor determinante en 50% de las muertes en accidentes de tránsito. En Chile, el estudio Perfil de conductores de la Región Metropolitana reveló que el 40% de las muertes por accidentes de tránsito ocurren bajo la influencia del alcohol.
Cifras mundiales:
El consumo nocivo de bebidas alcohólicas causa 2,5 millones de muertes cada año. Unos 320.000 jóvenes de entre 15 y 29 años de edad mueren por causas relacionadas con el consumo de alcohol, lo que representa un 9% de las defunciones en ese grupo etario.
Que pasa en la Argentina:

El alcohol es la primera causa de adicción en Argentina, seguido por los medicamentos, el tabaco y la marihuana.
Pese a las campañas oficiales y a los cambios en leyes para prevenir el consumo de alcohol, en la Argentina se mantiene un importante núcleo duro de bebedores compulsivos. Más de un millón de personas de entre 16 y 65 años pueden ser calificadas directamente de alcohólicas, con síntomas de necesidad de ser tratadas por esa adicción. Esto indicó el análisis que la Sedronar realizó de la encuesta nacional de consumo de sustancias psicoactivas, cuyo sondeo a 12.589 personas fue concretado en todo el país entre noviembre y diciembre de 2010.

Es sin dudas preocupante ver el creciente numero de adolescentes que consumen bebidas alcoholicas con gran influencia del entorno socioeconómico y cultural que los rodea.

En la actualidad, el consumo de alcohol se convirtió en un importante problema de salud pública a nivel nacional . Entre otros, hoy se presentan importantes cambios en la modalidad y patrón de consumo, que se manifiestan en una edad  de inicio cada vez más temprana, un aumento paulatino en la ingesta de las mujeres y, registrándose en ambos sexos un mayor consumo los fines de semana  en un período corto de tiempo.

            En nuestro medio, la bebida forma parte de la actividad social y ha provocado una pérdida en cuanto a los controles culturales que antiguamente lo regulaban. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) esto se debe a una importante desinformación acerca del tema y el impacto de la publicidad desde los medios de comunicación que promueven el consumo de bebidas alcohólicas, sumado a esto hay muy pocos programas de educación preventiva para la formación básica que debiera formar los valores y actitudes de nuestros jóvenes.

Estudios realizados por especialistas revelan que una de las razones por las cuales los jóvenes consumen alcohol es la de  formar parte de un grupo de pares, para sentirse más hombre o más mujer, o para demostrarle a los demás que están a su altura o por diversión. El mal trato a los adolescentes también  puede llevarlos  a refugiarse en el alcohol como medida de escape y una forma de olvidar  lo que le está ocurriendo.Además de charlas preventivas que entendemos en las escuelas deben darse, es importante el rol que juega la familia en la prevención, y control de esta adicción.
   Los gobiernos, las entidades educativas, las organizaciones no gubernamentales, las familias deben estar atentas y aunar esfuerzos para luchar contra este flagelo. Y sin dudas entre todos diseñar políticas de estado que apunten a prevenir esta epidemia  creciente.