OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

sábado, 28 de marzo de 2015

Responsabilidad extendida del productor (REP) y el cuidado del Medio Ambiente






La REP compromete a las empresas productoras e importadoras a hacerse cargo de los  productos una vez terminada la vida útil considerando este costo al colocar el producto en el mercado.

La Responsabilidad Extendida del Productor (REP) es un concepto que busca proteger el ambiente enfocando sobre los  ciclos de vida completos de los sistemas de los productos extendiendo  las responsabilidades de los fabricantes en la  recuperación, reciclaje y disposición final de los mismos.
El mundo actual globalizado, consumista y con alto crecimiento demográfico sumado a la urbanización desorganizada, configuran un panorama desalentador  en cuanto a la generación de desechos,  basura o residuos como es mejor llamarlos y sobre todo su tratamiento final.

La gran producción de basuras domésticas obliga a establecer servicios especiales de recolección y almacenamiento de los desperdicios. Sin embargo, muchos de estos residuos se siguen vertiendo al río y a sus riberas, se acumulan en vertederos clandestinos y producen un serio impacto sobre el ambiente.

Además,  muchos productos  por su composición química  son tremendamente peligrosos para el ambiente. En todo el mundo se están tomando recaudos para prevenir los daños que su mal uso generan, considerando que entre los residuos tenemos una especie de residuos peligrosos.
No solo el daño ambiental es significativo sino que hoy, el 24 % de las causas de morbimortalidad son debidas a causas ambientales.

En nuestro país más del 60 % de los residuos sólidos se vierten a cielo abierto. Si bien a nivel nacional existen algunas acciones y hay muchos municipios que están preocupados y trabajando el tema, otros de manera irresponsable no han comenzado ni siquiera  a expresar preocupación por esta situación.

Durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en 1992 en Brasil, quedó establecido en el principio  número 16 de la Declaración de Río de Janeiro, que “las autoridades nacionales deberían procurar fomentar la internalización de los costos ambientales y el uso de instrumentos económicos, teniendo en cuenta el criterio de que el que contamina debe, en PRINCIPIO, cargar con los costos de la contaminación, teniendo debidamente en cuenta el interés público y sin distorsionar el comercio ni las inversiones internacionales”.

La idea de la Responsabilidad Extendida del Productor (REP) es que los fabricantes manejen  3 conceptos básicos: 

1) prevención de la contaminación.
2) considerar el ciclo de vida del producto.
3) el que contamina paga.

Los programas de Responsabilidad extendida  buscan mejorar el diseño de los productos y sus sistemas la mayor reutilización posible de productos utilizados,  de manera ecológica.

Cuando se habla de responsabilidad extendida al productor se piensa en los residuos electrónicos.  Si bien los  residuos electrónicos están dentro de esta consideración hay muchos otros productos que considerar.  El concepto es aplicable a prácticamente todos los productos, pero principalmente a aquellos de consumo masivo, tales como aceites lubricantes, Diarios, periódicos y revistas, Envases y embalajes, Medicamentos, Neumáticos, Pilas y baterías, Plaguicidas caducados y vehículos, y por supuesto Aparatos eléctricos y electrónicos, incluidas las lámparas o ampolletas.

El concepto de Responsabilidad extendida al productor no solo involucra a las empresas productoras,  también debería ser a los importadores, siendo la idea que se hagan cargo de los  productos una vez terminada la vida útil. 

Esto obliga a los fabricantes e importadores a considerar este costo al colocar el producto en el mercado, lo que sin dudas  originara nuevas empresas que puedan encargarse de los residuos de los productos.

En muchos países ya se tienen leyes y se está trabajando con estos principios. Estados Unidos, Canadá, y la mayoría de los países europeos ya adoptaron medidas.

Esas medidas han generado que las empresas en muchos de sus productos empiecen a fabricar con menos productos tóxicos, favoreciendo el reciclado de los mismos. Además las empresas deben hacerse cargo de los costos del reciclado.

Residuos electrónicos en el país 

En la Argentina se maneja el concepto de aparatos electrónicos en desuso.  Hoy,  manejados como están, se deben considerar residuos peligrosos domiciliarios.  Si bien los productos son seguros mientras el producto está en uso, al ser eliminados se pueden liberar productos químicos muy peligrosos. 

Se denominan aparatos eléctricos y electrónicos en desuso (AEEs) a aquellos equipos que han alcanzado su vida útil o dejaron de usarse porque fueron reemplazados por nuevas tecnologías. Muchos de estos aparatos pueden reacondicionarse y reutilizarse, o bien desarmarse para recuperar sus materias primas.

A modo de ejemplo podemos decir que el  95% de un celular puede ser recuperado. En una PC tenemos oro, cadmio, plata, cobre, platino: una cantidad de materiales, sobre todo metales, que   son muy caros de obtener en la naturaleza. 



Según estimaciones privadas, anualmente los argentinos desechan más de 100.000 toneladas de AEEs. Esto representa un promedio de 2,5 kg. de aparatos reciclables por habitante. El problema radica en que, una vez descartados por sus usuarios, estos serían dispuestos en rellenos sanitarios conjuntamente con el resto de los residuos sólidos urbanos (RSU) provenientes de la basura domiciliaria. Este daño al ambiente de imprevisibles consecuencias es lo que se quiere prevenir.

En la Argentina, la cuestión de la Responsabilidad extendida del productor después de la vida útil del producto es un tema que aún está a fojas cero.  Un proyecto aprobado en el Senado de la Nación fue desestimado en diputados en el año 2012.  

De esa manera, si analizamos Latinoamérica, en Brasil y Perú las empresas se hacen cargo de estos residuos, en la Argentina el Estado Nacional es el responsable.

Más allá de todos los análisis a nivel mundial es llamativo que en la Argentina  muchos municipios hagan la vista gorda a este tema. En muchos casos ni siquiera se encuentra en la agenda de trabajo. 

Entendemos que la gestión de residuos sólidos urbanos  en todas sus facetas tiene aristas que exigen organización e inversiones pero lo que más exige son políticos visionarios  y decisiones de gobierno que pongan este tema verdaderamente en  la agenda como política de estado.