La obesidad y el sedentarismo van de la mano y juntos
están deteriorando la salud de los niños en todo el mundo.
El mundo actual es nocivo para la mayoría de los niños, es
obesogenico como lo llaman algunos
especialistas. La obesidad y el sedentarismo van de la mano y juntos están
deteriorando la salud de los niños en todo el mundo.
La obesidad en el mundo ya está considerada como una epidemia y en
los niños se considera un problema de la
salud pública.
La Organización Mundial de la Salud ha descrito la obesidad como una
auténtica epidemia de este siglo. La causa es nuestro estilo de vida
sedentario, pero los padres podemos hacer mucho para que nuestros hijos adopten
hábitos más activos y saludables.
La falta de actividad física de los niños es un coadyuvante
principal y además un gran problema en sí mismo. Para graficar podemos decir que el mundo tuvo la peste en el siglo
XIV, el cólera en el XIX... y la obesidad en el XXI. El porcentaje varía según
las estadísticas y los diferentes países, pero en general se habla de un 40 %
de niños con sobrepeso y obesidad. Lo significativo es que los niños con sobrepeso y obesidad tienen un 41% de posibilidades de convertirse
en adultos obesos, situación que se agrava si se es obeso en la adolescencia.
¿Y a qué se debe este aumento tan alarmante? Los expertos coinciden
en que la raíz del problema no es genética, sino que se trata de factores
ambientales, es decir, de nuestro estilo de vida urbano, sedentario y
tecnificado.
La actividad física recomendada consiste en unos 60 minutos de actividad física por día
durante 5 días a la semana. La infancia ha cambiado mucho, antes los niños hacían sus
actividades en bicicleta y la mayoría de
los juegos implicaban movimiento. Los juegos eran casi todos de actividad
física: fútbol, básquetbol, natación. Las niñas jugaban a saltar a la cuerda, o
a la mancha, y muchos otros juegos que
todos recordamos, y que tenían algo en común: la actividad física.
Además los fines de semana
las familias organizaban reuniones o paseos donde lo esencial era que los niños
se movieran. Los niños y adolescentes de hoy, se encierran en sus cuartos solos o
con amigos, todos sentados, y juegan a los videojuegos o ven televisión, con
una gran oferta de dibujos animados y series para adolescentes. Además en general acompañados de comida hipercalórica y gaseosas.
Los avances técnicos que tantas ventajas nos han aportado han
eliminado todo esfuerzo físico de la vida cotidiana: ascensores,
desplazamientos en coche, escaleras mecánicas.Los famosos mandados de antes
ahora ya no existen porque muchas compras se pueden hacer por teléfono o desde
una computadora.
Esto es lo que los expertos llaman “ambiente obesogénico”, es decir,
vida sedentaria y abundancia de alimentos…
tenemos aquí la explicación a esta epidemia del siglo XXI.
El otro elemento no desdeñable es
que hay encuestas que demuestran el poco apego de los niños a las clases
de educación física en la escuela.
El problema de la inactividad incluye aproximadamente a un tercio de
los niños del mundo. Esta epidemia no distingue entre países desarrollados o en
vías de desarrollo.
La realidad actual, nos muestra a niños lejos del hogar durante
muchas horas, alimentándose con comidas rápidas, sobre todo al mediodía, con
ingesta de alfajores, papitas y otros alimentos que poseen las llamadas
calorías vacías. Éstas son llamadas así en Nutrición, pues sólo nos proveen de
azúcares, almidón, grasas y sal, todos elementos ideales para favorecer
patologías tales como: hipertensión, diabetes y colesterol elevado, factores de
riesgo cardiovascular que, si aparecen en la niñez o en la adolescencia, serán
mucho más nocivos para la salud que si lo hicieran en la edad adulta.
En cuanto a la obesidad, las estrategias en el mundo son muy
diversas y pasan por:
-
Brindar educación e información nutricional, ya que
mayores niveles educacionales permiten mejor conocimiento sobre la composición
de los alimentos, las necesidades nutricionales a diferentes edades y las
consecuencias que genera para los individuos la obesidad. En este sentido, la
infancia proporciona una oportunidad única para promover la salud ya que los
hábitos incorporados durante esta etapa difícilmente se modifiquen durante la
edad adulta.
-
Diferenciar los precios
relativos de los alimentos saludables y no saludables mediante impuestos y
subsidios. Esta medida es fuertemente discutida por la distorsión que se introduce
en los mercados sin haber probado aún su eficacia, por lo que obviamente tiene sus dificultades y requiere
muchos estudios para su implementación.
-
Regular la industria
alimentaria controlando la composición de los alimentos más las actividades de
restaurantes y supermercados.
-
Controlar la publicidad
dirigida a los niños.
En la Argentina esto tiene plena vigencia, ya que el 40 por ciento
de los chicos de la Argentina padecen sobrepeso y obesidad, haciendo que
algunas encuestan la ubiquen en los primeros
lugares en el mundo.
¿Qué se puede hacer?
La buena noticia es que hay muchas cosas que podemos hacer en
nuestro día a día para prevenir o revertir el exceso de peso de toda la
familia, incluso si vivimos en una gran ciudad y disponemos de poco tiempo.
Como política global, es prioritario
recuperar la importancia de la actividad física en la escuela y buscar
vías que lo estimulen, dotar de infraestructura
moderna para la realización de
actividades físicas.
Además estimular y fortalecer las entidades que promueven la
actividad física. En la Argentina pasa por clubes y entidades culturales que
con mucho esfuerzo propio y de los padres acercan muchos niños a las
actividades deportivas y culturales como
el baile. Así escuelas de futbol,
básquet, y otros deportes mas centros culturales deben recibir un apoyo
coordinado y efectivo para realizar sus actividades. Los organizadores de estas
actividades, en general héroes anónimos de la ciudadanía esgrimen el común
argumento de "sacar los chicos de la calle”, y tras esa idea trabajan
denodadamente.
Además de las mencionadas políticas globales que son tan necesarias,
a nivel familiar se pueden tomar algunas
decisiones importantes:
·
La primera, es no permitir más
de 2 hs y media en total diario de TV
más computadoras, proveer de alimentos saludables en la escuela y estimular
fuertemente la actividad física enviando al niño a realizar actividad deportiva
o baile.
·
Otra decisión importante es
pregonar con el ejemplo, brindar ejemplos de actividad física practicando los
padres deportes o, dejando el auto por la bicicleta o la caminata.
·
Otra acción no menos importante
es incorporar al hogar la mayor cantidad de alimentos naturales, variados y con
el menor contenido calórico posible.
El camino de la actividad física, y la
alimentación saludable se construye día a día y paso a paso.