OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

jueves, 23 de mayo de 2013

Obesidad: epidemia mundial








Se trata de una enfermedad crónica de origen multifactorial prevenible que se caracteriza por acumulación excesiva de grasa o crecimiento del tejido adiposo en el cuerpo; es decir, cuando la grasa corporal se incrementa hasta un punto que es nociva para el organismo y provoca enfermedad.


El sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de riesgo de muerte en el mundo. Cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuencia de esta enfermedad. Desde 1980 la obesidad se ha duplicado en todo el mundo y el 65% de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad causan más mortalidad que las enfermedades por desnutrición.

El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la altura de una persona, que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su altura en metros (kg/m2). En general se considera que: Un IMC igual o superior a 25 determina sobrepeso, un IMC igual o superior a 30 determina obesidad.
La obesidad predispone enfermedades como las cardiovasculares, diabetes tipo 2, apnea del sueño, accidentes cerebrales, osteoartritis, así como a algunas formas de cáncer, padecimientos dermatológicos y gastrointestinales.

Aunque la obesidad es una condición clínica individual se ha convertido en un serio problema de salud pública que va en aumento.

Según el origen la obesidad, puede ser exógena: por una alimentación excesiva o endógena que es por fallas del propio metabolismo del sujeto.

Las causas de la obesidad son múltiples e incluyen factores tales como la herencia genética; el comportamiento del sistema nervioso, endocrino y metabólico; y el tipo o estilo de vida que se lleve. Para muchos investigadores los factores genéticos son el 30% y los ambientales y de estilo de vida son el 70%. Este último porcentaje se da por mayor ingesta de calorías (alimentos) que el cuerpo necesita y una menor actividad física que “queme esas calorías”.

La herencia tiene un papel importante, tanto que de padres obesos el riesgo de sufrir obesidad para un niño es 10 veces superior a lo normal. En parte es debido a tendencias metabólicas de acumulación de grasa, pero en parte se debe a que los hábitos culturales alimentarios y sedentarios contribuyen a repetir los patrones de obesidad de padres a hijos.

Otra parte de los obesos lo son por enfermedades hormonales o endocrinas, y pueden ser solucionados mediante un correcto diagnóstico y tratamiento especializado.
La mayoría de los investigadores han concluido que la combinación de un consumo excesivo de nutrientes y el estilo de vida sedentario son la principal causa de la rápida aceleración de la obesidad en la sociedad occidental en el último cuarto del siglo XX.
Ese aumento del consumo está “facilitado” en un factor básico, la confianza en la comida rápida rica en energía, que se ha triplicado entre 1977 y 1995, y el consumo de calorías se ha cuadruplicado en el mismo periodo.

Es una epidemia que no tiene que ver con nivel de ingresos económicos siendo mayores los niveles de obesidad en las personas con menos ingresos.

El mundo moderno consumista

Mientras frecuentemente podría parecer obvio porqué un cierto individuo engorda, es más difícil entender porqué el peso promedio de toda la sociedad aumenta. Inclusive hay países o culturas donde se engorda más que otros.

El fenómeno se analizó en Estados Unidos. En los años justo después de la Segunda Guerra Mundial hasta 1960 el peso promedio por persona se incrementó pero pocos fueron obesos. En las dos y media décadas desde 1980, el crecimiento en la tasa de obesidad se aceleró marcadamente y hoy es un problema serio de salud pública, de ese país y actualmente en el mundo.

Hay varias explicaciones al fenómeno: se cree que la gente obesa tiene menos actividad que los delgados y eso no cambia cuando adelgazan; el costo relativo más bajo de los alimentos en general como nunca antes en la historia; el impresionante número de propagandas dirigidas a niños sobre dulces; el mayor porcentaje de personas que tienen trabajos de escritorio en general detrás de una computadora; el incremento del consumo de alimentos congelados (con muchas calorías) que luego se cocinan en hornos microondas; el incremento de la utilización de comidas para llevar (sobre todo cuando todos trabajan en la familia); la urbanización descontrolada que hace que haya menos tiempo para caminar y cocinar; el incremento en el número y variedad de restaurantes de comida rápida de bajo costo y alto ingreso calórico. Las casas más famosas brindan los platos más ricos y de altísimo contenido calórico.

El sobrepeso y la obesidad se pueden prevenir y, en ello, es esencial promover comunidades y entornos favorables. Para ello las acciones se pueden realizar en tres planos: individual, social y de la industria alimentaria.

En el plano individual, las personas pueden: limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total; aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos; limitar la ingesta de azúcares; realizar una actividad física periódica, y lograr un equilibrio energético y un peso normal.
En el plano social debe interactuar la familia y la escuela para que desde niños conozcan los beneficios de una alimentación saludable y la práctica de actividad física y deportes. Correspondiendo a los sectores políticos definir una buena política deportiva con accesibilidad a todas las clases sociales y por otra parte la promoción y el acceso a alimentos saludables en los comedores escolares y comedores sociales.

La industria alimentaria puede desempeñar una función importante en la promoción de una alimentación saludable reduciendo el contenido de grasa, azúcar y sal de los alimentos elaborados; asegurando que todos los consumidores puedan acceder económicamente a alimentos sanos y nutritivos; poner en práctica una comercialización responsable, asegurar la disponibilidad de alimentos saludables y apoyar la práctica de una actividad física periódica en el lugar de trabajo.

En Argentina la alimentación empeoró tanto en los últimos años que el 53% de la población tiene sobrepeso y poco más del 18% está obesa. Hay una ley de prevención y tratamiento de la obesidad pero sólo se reglamentó la del tratamiento. Falta la reglamentación del articulado de prevención y eso implicará profundas transformaciones en la industria de la alimentación y oferta alimentaria.
¡Otro tema de política de Estado que tenemos que abordar los argentinos!

Autor: Eduardo Tassano Máster en gerenciamiento en servicios y sistemas de salud