OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

viernes, 13 de marzo de 2015

Tabaquismo. Lucha a nivel mundial. 10 Años.







 La OMS realizo varias acciones para luchar contra la epidemia de tabaco. En febrero de 2005 se firmó el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco. Desde entonces, se ha convertido en uno de los tratados más ampliamente respaldados en la historia de las Naciones Unidas y ha sido suscrito por 178 Paises, que representan el 89% de la población mundial.  Es el instrumento más importante la OMS para el control del tabaco, es un hito en la promoción de la Salud Pública. Es un tratado basado en pruebas científicas que reafirma el derecho de las personas al nivel más alto posible de salud, establece perspectivas jurídicas para la cooperación sanitaria internacional y fija criterios rigurosos en lo relativo al cumplimiento.

Primeros resultados.

A diez años de la entrada en vigor del Convenio Marco para el Control del Tabaco, este 27 de febrero, próximo pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó que se han logrado muchos avances, por ejemplo el que fumar haya dejado de verse como un comportamiento socialmente aceptable, quizás el logro más importante de todos.
 
  También se ha reducido la promoción y la publicidad del tabaco y en contrapartida han aumentado la regulación y el control de esos productos en muchos países del mundo. 

  En todo el mundo se han realizado, numerosas campañas para generar más conciencia sobre los riesgos a la salud, tanto de entidades gubernamentales y ONG, como entidades privadas.  Esto demuestra cuán fuerte ha sido este proceso y cómo una industria poderosa puede ser confrontada desde el punto de vista de dar prioridad a la salud pública por parte de los gobiernos.

¿Por qué el tabaco es una prioridad de salud pública?

  El consumo de tabaco mata a más de 5 millones de personas al año y es responsable de la muerte de 1 de cada 10 adultos. Entre los cinco principales factores de riesgo de mortalidad, es la causa de muerte más prevenible. El 11% de las muertes por cardiopatía isquémica, la principal causa mundial de muerte, son atribuibles al consumo de tabaco. Más del 70% de las muertes por cáncer de pulmón, bronquios y tráquea son atribuibles al consumo de tabaco. Si se mantienen las tendencias actuales, el consumo de tabaco matará a más de 8 millones de personas al año en 2030. La mitad de los más de 1000 millones de fumadores morirán prematuramente de una enfermedad relacionada con el tabaco.

El costo económico del consumo de tabaco es igualmente devastador. Además de los elevados gastos de Salud Pública relacionados con el tratamiento de enfermedades causadas por el tabaco, éste mata a las personas en la cúspide de su vida productiva, privando a las familias de su sustento y a las naciones de una fuerza de trabajo sana. 

  El tabaco y la pobreza están indisolublemente ligados. Numerosos estudios han revelado que en los hogares más pobres, de algunos países de bajos ingresos, el consumo del tabaco representan hasta un 10% de los gastos familiares. 

¿Qué hay de los jóvenes?

La mayor parte de los fumadores han comenzado a fumar antes de los 18 años de edad, y casi la cuarta parte de ellos antes de cumplir 10 años, por lo tanto no menos importante es la protección de los 1800 millones de jóvenes del mundo, mediante la prohibición de toda publicidad, promoción y patrocinio del tabaco. 

El marketing de los productos de las tabacaleras se efectúa por cualquier medio de fácil acceso a los jóvenes, por ejemplo películas cinematográficas, Internet, revistas de moda y eventos musicales y deportivos.        

En un estudio de alcance mundial sobre jóvenes de 13 a 15 años de edad realizado en escuelas, más del 55% de los alumnos declararon haber visto el mes anterior  carteles con avisos de cigarrillos, mientras que el 20% de los alumnos poseía algún artículo con el logotipo de una marca de cigarrillos. 

   Pero la máxima agresividad de las empresas tabacaleras se concentra en los países en desarrollo, donde vive más del 80% de los jóvenes del mundo. 

Con respecto al nivel de conocimiento de la población de los efectos del tabaco, un estudio realizado en China en 2009, reveló lo siguiente: 

   a) Sólo un 38% de los fumadores sabía que el tabaco provocaba cardiopatía coronaria, y sólo un 27% sabía que ocasionaba accidentes cerebrovasculares.

   b) La mayoría de los fumadores que conocen los peligros del tabaco desean dejarlo. El asesoramiento y la medicación pueden duplicar con creces la probabilidad de que un fumador que desea abandonar el tabaco lo consiga.

¿Cuáles son las medidas implementadas?   

Las estrategias más eficaces implementadas son las políticas públicas dirigidas a la población en general, por ejemplo, prohibiciones de la publicidad directa e indirecta del tabaco; aumentos de impuestos y precios de productos de tabaco; creación de espacios sin humo en todos los lugares públicos y lugares de y lugares de trabajo; y mensajes sanitarios bien visibles y claros en los paquetes de tabaco.
En una evaluación del 2009 en todo el mundo se observa que: 

a) Sólo 21 países, que representan el 15% de la población mundial, disponen de servicios nacionales integrales para ayudar a los consumidores a dejar de fumar.

b) Han demostrado efectividad  las advertencias  textuales y gráficas impactantes (en especial las que incluyen imágenes) las cuales permiten reducir el número de niños que empiezan a fumar y aumentar el número de fumadores que dejan el tabaco.

c) La prohibición general de todas las formas de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco permitiría reducir el consumo de tabaco como media, en un 7% aproximadamente, si bien en algunos países se podría lograr una disminución de hasta el 16%.

d) Los impuestos al tabaco son el medio más eficaz para reducir el consumo, especialmente entre los jóvenes y los pobres. Un 10% de aumento de esos impuestos reduce el consumo de tabaco aproximadamente un 4% en los países de ingresos altos y un 5% en los países de ingresos bajos o medios.
En principio hay resultados alentadores de esta campaña. En salud publica las medidas llevan años para afianzarse. Pero sin dudas es evidente que los beneficios a largo plazo de este tipo de políticas representan una mejora para la salud pública en general.