OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

domingo, 27 de enero de 2013

ENFERMEDADES CRÓNICAS NO TRANSMISIBLES


La epidemia del siglo 21

Las ECNT (Enfermedades Crónicas no Transmisibles) son afecciones de larga duración con una progresión lenta, y no se transmiten de hombre a hombre o contagian. Los cuatro tipos principales incluyen el cáncer, las enfermedades cardiovasculares ( por ejemplo: los accidentes cerebrovasculares y los infartos de corazón), las enfermedades respiratorias crónicas (enfermedad pulmonar obstructiva crónica o el asma) y la diabetes.
En su desarrollo y evolución histórica, la humanidad fue estudiando los temas que afectaban la salud tanto de las personas individualmente como de la población en general. 
En el transcurso de la historia primero empezaron a tener un lugar preponderante las enfermedades transmisibles o sea aquellas que se originaban por la entrada de un microorganismo al paciente o huésped y se transmiten desde los seres vivos en forma directa o indirecta o por la acción de vectores. Tenemos como ejemplo a las enfermedades infecciosas como la peste bubónica, la tuberculosis, la enfermedad de Chagas, las diarreas virales, entre otras.
De ahí que son famosas las epidemias por enfermedades transmisibles. Se puede citar la epidemia europea de peste negra que tuvo lugar en el siglo XIV y sin ir más lejos en nuestro país la epidemia de fiebre amarilla del año 1871. El incesante desarrollo del conocimiento en los temas del saneamiento, la creación de los antibióticos (éstos fundamentalmente luego de la Segunda Guerra Mundial) y las vacunas entre otros han logrado controlar y en algunos casos hacer desaparecer muchas de estas enfermedades (por ejemplo la viruela). 

No obstante hoy persisten muchas de estas enfermedades en las cuales las autoridades de salud luchan incesantemente por ejemplo dengue, leishmaniasis, síndrome de inmunodeficiencia adquirida, entre otras.
Sin embargo las organizaciones mundiales de la salud y los países ven con preocupación la epidemia del siglo XXI, la epidemia de las enfermedades crónicas no transmisibles. 
Las ECNT (Enfermedades Crónicas no Transmisibles) son afecciones de larga duración con una progresión generalmente lenta, y no se transmiten de hombre a hombre o contagian. Los cuatro tipos principales incluyen el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades respiratorias crónicas (enfermedad pulmonar obstructiva crónica o el asma) y la diabetes.

Las reuniones internacionales entre los países como reuniones del grupo de los 20, (por citar un solo ejemplo) siempre reservan un lugar en la agenda para abordar este tema e ir generando espacios y objetivos que puedan preparar al mundo para luchar contra este flagelo. Inclusive varios de los ministros de economía de estos países anticipan que los gastos en el sistema de salud producido por la explosión de estas enfermedades podrían generar una crisis o colapso importante en la economía de estos países y la economía mundial. 
Se considera que la mayoría de estas enfermedades están relacionadas al desarrollo, el envejecimiento poblacional, la urbanización no planificada, los avances tecnológicos y grandes cambios en el estilo de vida por adquisición de hábitos poco saludables, entre otros.
El fenómeno no es patrimonio de los países económicamente más poderosos ya que los números se replican o empeoran en los países en vías de desarrollo.
En ese sentido los países latinoamericanos y Argentina no escapan de esta problemática.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) en uno de sus últimos informes dice que las muertes por enfermedades crónicas no transmisibles ascienden a 36 millones cada año, y cerca del 80 por ciento de las mismas, se concentran en los países de ingresos bajos y medios. Lo otro importante es que 9 millones de estas muertes (25%) se producen en personas de menos de 60 años de edad. No es menor que el 90 por ciento de estas muertes se producen en países de ingresos bajos y medianos. Dentro de este panorama, las enfermedades cardiovasculares implican aproximadamente casi el 50 por ciento de estas defunciones. 
Las enfermedades crónicas no transmisibles comparten 4 factores de riesgo, el consumo de tabaco, la inactividad física, el uso nocivo del alcohol y las dietas inapropiadas. 
Estas enfermedades ya constituyen hoy la principal causa de muerte en todo el mundo excepto en África pero para el 2020 las cifras serán similares al resto del mundo. Asimismo para el 2030 las ECNT serán la principal causa de muerte en este continente y superarán los números de muertes que producirán las enfermedades transmisibles y nutricionales, y la mortalidad materna y perinatal.
Cabe acotar que estas afecciones afectan a todos los grupos de edades y todas las regiones, aunque hay una tendencia a relacionar estas enfermedades con los grupos de mayor edad.

El impacto socioeconómico que tienen es alto y amenazan el logro de los objetivos del milenio (de las Naciones Unidas). Se visualiza que el crecimiento de estos padecimientos será un obstáculo en la lucha para erradicar la pobreza, principalmente en los países de ingresos bajos. Ya que dispararán los gastos familiares en atención sanitaria.
Las personas vulnerables enferman antes y más gravemente que personas más protegidas social y económicamente, ya que corren un mayor riesgo de exposición a productos nocivos como el tabaco o alimentos poco saludables y tienen un acceso limitado a los servicios de salud. Estas familias pueden ver acotados rápidamente sus ingresos con lo que ello significa. 
Los altos costos de atención de estas enfermedades y sobre todo si afectan al sostén de familia precipitarán este camino no deseado.
Las últimas conclusiones de los gobernantes y estadistas de muchos países y organizaciones preocupadas por esta nueva epidemia coinciden en tomar el problema con un enfoque integral y multisectorial. Esta multisectorialidad incluye a los sectores de la salud, las finanzas, los asuntos exteriores, la educación, la agricultura y la planificación estratégica de los países.
En el mundo ya se está trabajando para atenuar el impacto de la epidemia que se viene, así desde la Organización de la Mundial de la Salud han surgido programas globales de realización. De esa manera la búsqueda consiste en modificar los factores de riesgo que puedan cambiar la evolución de esos males como el consumo de tabaco, las dietas inapropiadas y la falta de actividad física, y la reducción del uso nocivo del alcohol. 
Otro abordaje más preciso incluye el direccionamiento de los sistemas de salud hacia la estrategia de la atención primaria de la salud, sin dudas que esto bien realizado resultará en una relación costo beneficio altamente más favorable en los países donde se implemente (como la detección precoz de estas enfermedades y factores de riesgo y sus respectivos tratamientos). Tal es así que hoy no hay dudas que este abordaje resulta una inversión de alto rendimiento para los países que lo implementen. Lógicamente que este reordenamiento implica un cambio sobre todo cultural en el sistema que encontrará las resistencias que todo cambio implica. 
La otra vía consiste en aplicar políticas de Estado que promuevan los hábitos saludables y estudiar profundamente incluir estos temas en los programas educativos.
Es imperioso que las autoridades, universidades, entidades intermedias, políticos, y ciudadanos en general tomen conciencia de esta verdadera epidemia que está poniendo en vilo al mundo y constituirá uno de los mayores desafíos que como humanidad tendremos que resolver. 

Autor: Por Eduardo Tassano (*)
Fuente: (*) Médico especialista en Cardiologia

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