El largo camino de las enfermedades crónicas
En artículos anteriores hacíamos
referencia de la epidemia del siglo 21. Nos referíamos concretamente a la
epidemia de las enfermedades crónicas no transmisibles. Dichas enfermedades
obviamente no se transmiten por contagio y si tienen más que ver con los
hábitos y costumbres muchos de los cuales son debidos a los tiempos modernos,
la globalización las nuevas tecnologías.
Estos males incluyen las enfermedades vasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias y la diabetes. En las cuatro se pueden focalizar hábitos que pueden ser modificables. Esto lleva a que los expertos mundiales de salud promuevan la modificación de estos hábitos para que de esta manera mejoren los niveles de salud de la población mundial.
Hoy nos referiremos a las enfermedades vasculares
(cardiovasculares). Como ejemplo de estas podemos citar los infartos de
corazón, los accidentes cerebrovasculares entre otras. Este grupo de
enfermedades constituyen en el mundo la primera causa de enfermedades y muerte.
Es en este grupo de enfermedades donde el control de los factores de riesgo y
la mejora en los hábitos de vida está plenamente justificado. En ese sentido se
intentan dirigir las políticas de salud actuales en la lucha contra estas
enfermedades, tanto en los países desarrollados como los de menores ingresos.
Es sabido que existen en cada individuo factores
hereditarios que son inmodificables, pero el control de los malos hábitos y la
realización de una vida más sana y saludable, sin duda impactan y modifican
positivamente la incidencia de estas enfermedades. Hay lugares en el mundo
donde la decisión política más el trabajo de los equipos de salud, con un
trabajo organizado y planificado, han modificado tremendamente la incidencia de
enfermedad y muerte provocadas por estas enfermedades.
Se llaman enfermedades vasculares porque el
resultado de todos los procesos llevan a la obstrucción de las arterias que
llevan la sangre y en ella van el oxígeno y otros nutrientes. Al obstruirse la
arteria el oxígeno deja de llegar a ese tejido u órgano con lo que se produce
la muerte de las células que necesitaban ese oxígeno. A manera de ejemplo, si
esa muerte celular se produce en el corazón constituye un infarto cardíaco.
Los factores de riesgo de las enfermedades
vasculares son principalmente el tabaquismo, la hipertensión arterial y los
niveles elevados de colesterol. Por diferentes mecanismos estos elementos
ayudan a que las arterias sufran daños que van llevando a la obstrucción
definitiva con los daños ante explicados. Todos los elementos que contribuyan a
una dieta sana y control de peso, más actividad física razonable, más la
cesación tabáquica contribuyen extraordinariamente a retrasar o inclusive en
algunos casos detener el continuo avance de las obstrucciones arteriales.
Ello hace que las estrategias apunten en general a
tres puntos esenciales: lucha contra el consumo de tabaco, estímulos hacia
comidas más saludables y modificaciones de los entornos favoreciendo la
realización de actividad física.
Estos tres elementos, en principio sencillos,
implican coordinación multisectorial que incluye decisiones políticas,
legislación especial, obras públicas dirigidas a lograr ciudades más
saludables, sistemas de salud orientados a este tema como prioridad más
sistemas educativos orientados a que los futuros ciudadanos incorporen todos
los conocimientos buscando lograr una vida cuantitativa y cualitativamente más
saludable.
Recordemos que la Organización Mundial de la Salud
lanzó el programa de Control Global de las enfermedades no transmisibles en el
periodo 2008-2013.
Sin pretender profundizar el tema y sin considerar
a la diabetes que por sí misma constituye un capítulo especial y
concentrándonos en el tabaquismo, la hipertensión arterial y los altos niveles
de colesterol como los principales villanos de la película podemos decir:
1) El tabaquismo: es la adicción que provoca más
muertes prevenibles en el mundo. La lucha en los países está referida a los
cambios en la legislación. Con esto lograr ambientes libres de humo, aumentar
impuestos al tabaco en sí mismo y obligar a que las cajas de cigarrillo
contengan advertencias referidas al daño que producen. Las cifras varían pero
se considera que más del 50% de los jóvenes de los países más pobres han
probado el cigarrillo.
2) Los niveles altos de colesterol: pueden estar
asociados o no a la obesidad o sobrepeso. Años atrás sólo se trataba con dieta
y los resultados eran desalentadores. Actualmente existe medicación que ha
demostrado ser altamente efectiva. El beneficio del tratamiento está asociado
al nivel de descenso de los niveles de colesterol.
3) La hipertensión arterial: es conocida como “el
asesino silencioso”. Básicamente consiste en que la presión de las arterias del
organismo presenta valores por encima de 120/80 milímetros de mercurio. Ese
aumento de la tensión de las arterias produce a lo largo del tiempo daños en
las estructuras de las paredes de las mismas que como decíamos favorece la
obstrucción de las mismas. Nuevamente las cifras son variables pero la OMS que
considera que el 20% de la población adulta del mundo padece de esta
enfermedad. Es el problema sanitario peor controlado. Y es más grave la
situación si se considera el arsenal de medidas y de fármacos que se dispone
para el tratamiento de la misma. Las estimaciones mundiales dicen que sólo el
68% de los pacientes hipertensos está diagnosticado. De estos sólo el 53%
recibe tratamiento farmacológico, y de estos sólo el 23% está bien controlado.
Tanto los niveles de colesterol como la
hipertensión se ven altamente favorecidos por el sedentarismo. En ese sentido,
la OMS en sus programas estimula la realización de 30 minutos de actividad diaria.
La modificación de este hábito es generalmente dificultosa. La tendencia
moderna es buscar favorecer los niveles de actividad física sobre todo a nivel
comunitario.
Argentina no escapa de esta realidad. Desde hace
varios años se están implementando programas sugeridos por la OMS. Los
resultados por el momento son malos. Numerosas barreras que tienen que ver con
el propio sistema de salud, aspectos culturales y educativos de la población y
la no priorización de estas enfermedades por parte de las autoridades nos dicen
que aún es largo el camino a recorrer para atacar este verdadero problema
sanitario.
No obstante el tema está instalado y vemos que con
el tiempo las medidas y actividades están en crecimiento al igual que la
concientización. Es de esperar que esta lucha continúe y que en un determinado
número de años se empiecen a ver los resultados esperados.
Autor: Eduardo Tassano Master en Gerenciamiento en Sistemas y Servicios de Salud
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