Diabetes y Corazón.
Las enfermedades cardiovasculares y la diabetes son parte
importante de las enfermedades crónicas no transmisibles. Estas constituyen la
gran epidemia del siglo XXI. Por separado son altamente incidentes como causas
de morbimortalidad. Sin embargo la diabetes potencia decididamente las
enfermedades cardiovasculares.
La diabetes «mellitus»
es una enfermedad crónica, actualmente con tratamiento pero no curable, que se
caracteriza por la elevación de la glucosa en la sangre. La glucosa es el
elemento nutritivo que genera la energía en las células del organismo.
En general los
alimentos se dividen en proteínas, grasas e hidratos de carbono. La glucosa es
parte básica de los hidratos de carbono que son el combustible principal del
organismo. Se encuentran en muchos
alimentos, que son ingeridos. Luego de la absorción a nivel intestinal la
glucosa circula en la sangre. En ese momento empieza a funcionar la insulina,
hormona que se produce en el páncreas y cuya principal función es hacer que la
glucosa ingrese a las células del organismo.
Si esta hormona no
existe o es insuficiente, la glucosa no ingresa a las células y el nivel de glucosa en sangre se eleva dando
origen a lo que conocemos como diabetes.
El páncreas es una
glándula situada en el abdomen que se encarga de fabricar insulina y otras hormonas,
así como jugos pancreáticos que contienen enzimas necesarias para digerir la
comida.
La diabetes
«mellitus» puede producirse por una producción insuficiente de insulina (suele relacionarse
con una predisposición hereditaria) o porque ésta no actúa adecuadamente (influyen
factores externos y ambientales). En el primer caso estamos ante lo que
conocemos como diabetes de tipo 1 en la
cual en general hay carencia total o casi total de insulina, y en el segundo
caso ante diabetes de tipo 2. Donde influyen los factores de tipo externo o ambientalcomo la obesidad, sedentarismo y dieta con exceso
de calorías.
En el caso de la diabetes de tipo 1 la consecuencia
principal es la insuficiencia renal. En el caso de la diabetes de tipo dos la
insulina es insuficiente o de “mal funcionamiento” y las consecuencias
principales son las afecciones del sistema cardiovascular.
La glucemia elevada en la sangre afecta principalmente el
endotelio de las arterias. Las arterias tienen 3 capas, el endotelio, la capa media y la capa externa.
La alteración del endotelio, modifica su
función y facilita el desarrollo de arterioesclerosis. Esta lesión progresiva de las arterias es lo
que va configurando el daño de la diabetes, es decir la diabetes acelera la
arterioesclerosis. Hay pacientes que son
portadores de arterioesclerosis otros
tienen diabetes y otros tienen arteriosclerosis y diabetes. En este caso la arterioesclerosis se potencia
por la diabetes.
Es decir que la
arteriosclerosis es una enfermedad en que las lesiones arteriales y el
desarrollo de obstrucciones o “placas
“es lo que genera los daños. Placa es una sustancia pegajosa compuesta de
grasa, colesterol calcio y otras sustancias que se encuentran en la sangre. Con
el tiempo, esta placa se endurece y angosta las arterias. Las obstrucciones arteriales hacen que la
sangre que tiene que llegar a un tejido para que este funcione. Al no haber oxigeno
se producen los daños como los infartos
de corazón o cerebro, entre otros.
Esto es lo que va
configurando las enfermedades cardiovasculares. En ellas el colesterol alto, el
tabaquismo, la hipertensión arterial, el stress son fundamentales en su
desarrollo, y como decíamos todas dañan la pared arterial. En ese contexto la glucemia alta al
afectar las arterias potencia tremendamente todo esto.
Además el exceso de glucosa favorece la
inflamación, lo que incrementa el riesgo de que se formen coágulos, elevando el
riesgo de sufrir trombosis que aceleran
las obstrucciones arteriales.
Debido a los
hábitos actuales, con el estilo de vida
tan modificado a partir de los 20-25
años todas las personas sufrimos arteriosclerosis en mayor o menor medida, ya
que el colesterol se va pegando a las paredes de nuestras arterias y las van
endureciendo.
Por otra parte muchos pacientes tienen la
conjunción de hipertensión arterial y diabetes. Por el daño arterial que ambas
provocan es perentorio el tratamiento agresivo de ambas entidades. Así los
valores de TA deben ser los más bajos
posibles. El objetivo debe estar en lo 120/80 mm hg. de tensión arterial.
Como decíamos en la diabetes tipo 2, las enfermedades
cardiovasculares son la principal causa de morbilidad y mortalidad. Y, entre
las enfermedades cardiovasculares, se incluyen no sólo aquellas que afectan al
corazón directamente, como la enfermedad coronaria, sino también las que
afectan a las diferentes arterias del cuerpo.
Así aumenta el riesgo de padecer angina de pecho o
un infarto agudo de miocardio y la muerte cardiaca súbita. En el caso del
corazón los daños por el infarto pueden conducir a una insuficiencia cardiaca
posterior. Su gravedad depende de los niveles de glucemia, es decir, de la
concentración de glucosa en la sangre.
Además son muy
incidentes los accidentes cerebrovasculares, la arteriopatía periférica, y la retinopatía, causante de ceguera.
Concluyendo, la diabetes genera y potencia la
arteriosclerosis y ambos son muy
influyentes en el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares. Estas son
primera causa de enfermedad y muerte en el mundo. Las políticas de salud en el
mundo deben enfocarse al control y
prevención de estas afecciones.
La posibilidad de
generar estilos de vida más saludables apostando a una mayor accesibilidad a
las actividades físicas, y la práctica de una alimentación adecuada constituye
un objetivo a perseguir desde los estamentos políticos de decisión.
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