La contaminación de los
cursos de agua, tanto los superficiales como los profundos, constituyen un
problema ambiental de gran magnitud.
Cantidades ingentes de sustancias originadas en la actividad humana son
vertidas al mar, a los ríos, arroyos y lagos, y a las napas subterráneas.
La contaminación ambiental está causando estragos de alto
impacto para los ecosistemas. Esa contaminación puede ser del aire del suelo y
del agua.
La contaminación es la
introducción de sustancias en un medio que provocan que este sea inseguro o no
apto para su uso. El medio puede ser un ecosistema, un medio físico o un ser
vivo. El contaminante puede ser una sustancia química o energía (como sonido,
calor, luz o radiactividad).
La contaminación es
siempre una alteración negativa del estado natural del medio, y por lo general,
se genera como consecuencia de la actividad humana considerándose una forma de
impacto ambiental.
Los ríos, lagos y mares
recogen, desde tiempos inmemoriales, las basuras producidas por la actividad
humana.
El ciclo natural del agua
tiene una gran capacidad de purificación. Pero esta misma facilidad de
regeneración del agua, y su aparente abundancia, hace que sea el vertedero
habitual en el que arrojamos los residuos producidos por nuestras actividades.
Pesticidas, desechos químicos, metales pesados, residuos radiactivos, etc., se
encuentran, en cantidades mayores o menores, al analizar las aguas de los más
remotos lugares del mundo. Muchas aguas están contaminadas hasta el punto de
hacerlas peligrosas para la salud humana, y dañinas para la vida.
La degradación de las
aguas viene de antiguo y en algunos lugares, como la desembocadura del Nilo,
hay niveles altos de contaminación desde hace siglos; pero ha sido en este
siglo cuando se ha extendido este problema a ríos y mares de todo el mundo.
Primero fueron los ríos,
las zonas portuarias de las grandes ciudades y las zonas industriales las que
se convirtieron en sucias cloacas, cargadas de productos químicos, espumas y
toda clase de contaminantes. Con la industrialización y el desarrollo económico
este problema se ha ido trasladando a los países en vías de desarrollo, a la
vez que en los países desarrollados se producían importantes mejoras.
En el agua, pueden existir
contaminantes en diferentes estados.
Estos contaminantes pueden estar disueltos o pueden estar en suspensión, lo que
significa que existen en forma de gotas o partículas.
En cualquiera de los estados
los contaminantes pueden viajar grandes distancias a través del agua de
muchas maneras diferentes. Las partículas pueden caer al fondo de los arroyos o
lagos o subir a la superficie, en función de su densidad. Esto significa que la
mayoría permanecen en el mismo lugar cuando el agua no fluye o se trata de
aguas estancadas.
En los ríos, los
contaminantes suelen viajar grandes distancias. La distancia depende de la
estabilidad y del estado físico de los contaminantes, así como de la velocidad
del flujo del río. Los contaminantes pueden viajar más lejos cuando están en
disolución en un río que fluye rápido. Las concentraciones de un lugar, son
generalmente bajas, pero dicho contaminante se puede detectar en muchos más
sitios a largas distancias, debido a la facilidad que tienen en ser
transportados.
En lagos y océanos los
contaminantes son transportados a través de las corrientes. Hay muchas
corrientes en los océanos, que son impulsadas por el viento. Esto permite a un
contaminante viajar de un continente a otro.
En ocasiones, se suele
contar con la capacidad de los océanos
para reducir la concentración, el llamado "auto-limpieza " de los
océanos. Pero esto no siempre funciona, porque el movimiento de las corrientes
en los océanos no es uniforme.
Cuando los contaminantes
persistentes se acumulan en los peces o las aves marinas, puede convertirse en
un peligro tóxico para las cadenas alimentarias acuáticas, y también pueden
viajar grandes distancias dentro de estos animales y terminar en la cadena alimentaria
de zonas no contaminadas.
Entre los contaminantes
del agua más comunes se incluyen:
-
Los agentes biológicos causantes de enfermedades.
Estos se generan por la eliminación, en los ríos y mares, de desechos cloacales
o animales que no reciben un tratamiento previo adecuado. Tal es el caso de la
bacteria que produce el cólera o de los virus que provocan hepatitis o diarrea.
-
La materia orgánica, que proviene de
diferentes fuentes, como son los desechos cloacales, los residuos que producen
las industrias frigoríficas, papeleras, alimentarías, los mataderos, las
granjas de pollo, etc., la gran cantidad de detergente utilizada en las casas,
y los abonos agrícolas.
-
Los plaguicidas, que se usan en los
campos agrícolas para combatir malezas y plagas que atacan los cultivos.
-
Aguas residuales y otros
residuos que demandan oxígeno compuesta en su mayor parte por materia orgánica, cuya
descomposición produce la desoxigenación del agua. El problema de la aguas
residuales domésticas no es solamente generado por microorganismos dañinos para
la salud, si no además, la eliminación de compuestos que permiten el
crecimiento de algas y otros organismos que consumen el oxigeno de las aguas.
-
Nutrientes vegetales que
pueden estimular el crecimiento de las plantas acuáticas. Éstas, a su vez,
interfieren con los usos a los que se destina el agua y, al descomponerse,
agotan el oxígeno disuelto y producen olores desagradables.
-
Productos químicos, incluyendo los
pesticidas, diversos productos industriales, las sustancias tensioactivas
contenidas en los detergentes, y los productos de la descomposición de otros
compuestos orgánicos. El petróleo, especialmente el procedente de los vertidos
accidentales. Minerales inorgánicos y compuestos químicos.
-
Sedimentos formados por
partículas del suelo y minerales arrastrados por las tormentas y escorrentías
desde las tierras de cultivo, los suelos sin protección, las explotaciones
mineras, las carreteras y los derribos urbanos.
-
El calor también puede ser
considerado un contaminante cuando el vertido del agua empleada para la
refrigeración de las fábricas y las centrales energéticas hace subir la
temperatura del agua de la que se abastecen.
Se deberían desarrollar e implementar
políticas, esquemas de planificación y coordinación, preparación y adaptación
de legislación, reglamentaciones y vigilancia del cumplimiento de las normas de
calidad del agua, programas de monitoreo, capacitación y diseminación de
información y evaluación del impacto ambiental.
Identificar, clasificar y priorizar los problemas locales
relacionados con la calidad del agua y el control de la contaminación. Considerar estrategias de largo plazo para
el control de la contaminación del agua basadas en metas realistas de corto
plazo.