Las adicciones constituyen un problema
sanitario de primer orden. En ese rubro tenemos drogas “legales” como el
alcoholismo y el tabaquismo (no están prohibidas para el consumo) y las drogas
ilegales como la cocaína y la marihuana. Sin dudas que a pesar de que es un
producto que está incorporado socialmente, el
alcohol, produce en el mundo un daño que a pesar de que es muy difícil
cuantificarlo es sin dudas muy importante.
El consumo de alcohol ocupa el tercer
lugar entre los factores de riesgo de la carga mundial de morbilidad. El
consumo de alcohol está relacionado con muchos problemas graves de índole
social y del desarrollo, en particular la violencia, el descuido, maltrato de
menores y el ausentismo laboral.
El alcoholismo es una
enfermedad que consiste en padecer una fuerte necesidad de ingerir alcohol etílico, de forma que existe una dependencia física
del mismo, manifestada a través de determinados síntomas de abstinencia cuando no es posible su ingesta. El
alcohólico no tiene control sobre los límites de su consumo, y suele ir elevando
a lo largo del tiempo su grado de tolerancia al alcohol.
El
alcoholismo supone un serio riesgo para la salud que a menudo conlleva el
riesgo de una muerte prematura como consecuencia de afecciones de tipo hepática como la cirrosis hepática, hemorragias
internas, intoxicación alcohólica, cáncer de hígado, accidentes o suicidio. En
estadios avanzados se asocia a enfermedades neurológicas graves.
En conjunto, se pierden más años de vida por culpa del alcohol de los que se “ganan”
con un consumo moderado por sus efectos beneficiosos sobre el corazón y los
vasos sanguíneos. En los países desarrollados, el alcohol es el tercer factor
más importante en la aparición de enfermedades, superado únicamente por el
tabaco y la hipertensión arterial. En los países en vías de desarrollo, con una
tasa elevada de mortalidad, son más importantes
otros factores como la desnutrición y el sexo sin protección.
El
alcoholismo no está fijado por la cantidad ingerida en un periodo determinado,
las personas afectadas por esta enfermedad pueden seguir patrones muy
diferentes de comportamiento, existiendo tanto alcohólicos que consumen a
diario, como alcohólicos que beben semanalmente, mensualmente, o sin una
periodicidad fija ya que el proceso degenerativo tiende a acortar los plazos
entre cada ingesta. El consumo excesivo
y prolongado de esta sustancia, va obligando al organismo a necesitar o
requerir cantidades crecientes para sentir los mismos efectos, a esto se le
llama "tolerancia aumentada"
y desencadena un mecanismo adaptativo del cuerpo hasta que llega a un límite en
el que se invierte la supuesta resistencia y entonces "asimila menos", por eso tolerar más alcohol,
es en sí un riesgo de alcoholización.
Las
defunciones por accidentes relacionados con el alcohol (choques, atropellamientos
y suicidios) ocupan los primeros lugares entre las causas de muerte en muchos
países.
A
modo de ejemplo, la Secretaría de Salud de México reporta que el abuso del
alcohol se relaciona con el 70% de las muertes por accidentes de tránsito y es
la principal causa de fallecimiento entre los 15 y 30 años de edad. Se estima
que 27 mil mexicanos mueren cada año por accidentes de tránsito y la mayoría se
debe a que se encontraban bajo los efectos del alcohol.
En
Argentina, la Asociación
Civil Luchemos por la Vida calcula que el consumo de alcohol es el factor determinante en 50% de las muertes en accidentes de tránsito.
En Chile, el estudio Perfil de conductores de la Región Metropolitana
reveló que el 40% de las muertes por accidentes de tránsito ocurren bajo la
influencia del alcohol.
Cifras mundiales:
El
consumo nocivo de bebidas alcohólicas causa 2,5 millones de muertes cada año.
Unos 320.000 jóvenes de entre 15 y 29 años de edad mueren por causas
relacionadas con el consumo de alcohol, lo que representa un 9% de las
defunciones en ese grupo etario.
Que pasa en la Argentina:
El alcohol es la primera causa de adicción en
Argentina, seguido por los medicamentos, el tabaco y la marihuana.
Pese a las
campañas oficiales y a los cambios en leyes
para prevenir el consumo de alcohol, en la Argentina se mantiene un importante
núcleo duro de bebedores compulsivos. Más de un millón de personas de entre 16
y 65 años pueden ser calificadas directamente de alcohólicas, con síntomas de
necesidad de ser tratadas por esa adicción. Esto indicó el análisis que la
Sedronar realizó de la encuesta nacional de consumo de sustancias psicoactivas,
cuyo sondeo a 12.589 personas fue concretado en todo el país entre noviembre y
diciembre de 2010.
Es sin dudas
preocupante ver el creciente numero de adolescentes que consumen bebidas
alcoholicas con gran influencia del entorno socioeconómico y cultural que los
rodea.
En la
actualidad, el consumo de alcohol se convirtió en un importante problema de
salud pública a nivel nacional . Entre otros, hoy se presentan importantes
cambios en la modalidad y patrón de consumo, que se manifiestan en una edad
de inicio cada vez más temprana, un aumento paulatino en la ingesta de
las mujeres y, registrándose en ambos sexos un mayor consumo los fines de
semana en un período corto de tiempo.
En
nuestro medio, la bebida forma parte de la actividad social y ha provocado una
pérdida en cuanto a los controles culturales que antiguamente lo regulaban.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) esto se debe a una importante
desinformación acerca del tema y el impacto de la publicidad desde los medios
de comunicación que promueven el consumo de bebidas alcohólicas, sumado a esto
hay muy pocos programas de educación preventiva para la formación básica que
debiera formar los valores y actitudes de nuestros jóvenes.
Estudios realizados por
especialistas revelan que una de las razones por las cuales los jóvenes
consumen alcohol es la de formar parte de un grupo de pares, para
sentirse más hombre o más mujer, o para demostrarle a los demás que están a su
altura o por diversión. El mal trato a los adolescentes
también puede llevarlos a refugiarse en el alcohol como medida de
escape y una forma de olvidar lo que le
está ocurriendo.Además de charlas preventivas que
entendemos en las escuelas deben darse, es importante el rol que juega la
familia en la prevención, y control de esta adicción.
Los gobiernos,
las entidades educativas, las organizaciones no gubernamentales, las familias
deben estar atentas y aunar esfuerzos para luchar contra este flagelo. Y sin
dudas entre todos diseñar políticas de estado que apunten a prevenir esta
epidemia creciente.
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