OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

martes, 26 de marzo de 2013

Salud mental y trastornos mentales



   La Salud mental es un don que todos queremos poseer. En  general cuando hablamos de felicidad, paz de espíritu, goce o satisfacción, nos referimos a la salud mental.
   Antes se hablaba de enfermedades mentales, concepto amplio, confuso y discriminatorio por lo que hoy hablamos de trastornos mentales. Tal es así que el termino  es hoy  usado en las clasificaciones modernas de la OMS y otras entidades Siquiátricas (Asociación Siquiátrica Americana).

Una de cada cuatro personas, o un 25% de los individuos, desarrollan uno o más trastornos mentales o conductuales en algún momento de la vida, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. Estos trastornos pueden diagnosticarse ya con tanta fiabilidad y exactitud como la mayoría de los trastornos orgánicos comunes. Algunos de esos trastornos pueden prevenirse, y todos pueden ser manejados y tratados con éxito.



Los informes  actualizados sobre trastornos mentales agrupan a las siguientes entidades: la depresión, los trastornos de ansiedad, los trastornos por consumo de sustancias (adicciones), la esquizofrenia, la epilepsia, la enfermedad de Alzheimer, el retraso mental y los trastornos de la infancia y la adolescencia. Los más frecuentes son los trastornos de ansiedad y la depresión.

   Para todos los individuos, la salud  mental, la salud física y la salud  social son compo-
nentes esenciales de la vida estrechamente relacionados e interdependientes.   

   Desgraciadamente, en la mayor parte del mundo no se concede a la salud  mental y a sus
Trastornos la misma importancia que a la salud física. Muy al contrario, han sido objeto de
Indiferencia o abandono. En parte como consecuencia de esta actitud, el mundo está su-
friendo una carga creciente de trastornos mentales, y un desfase  terapéutico cada vez ma-
yor.

    En los países en desarrollo, a la mayoría de las personas con enfermedades
psiquiátricas graves se les deja que afronten como puedan sus cargas personales, como la
Depresión, la demencia, la esquizofrenia y la toxicomanía. En conjunto, a muchas de ellas
su enfermedad las convierte en víctimas y en objetos de estigmatización y discriminación.
   El envejecimiento de la población, el agravamiento de los problemas sociales y la agita-
ción social permiten prever un aumento del número de afectados. Entre las 10 primeras
causas de discapacidad en el mundo, cuatro corresponden ya a trastornos mentales. Esta
carga creciente supone un costo enorme en sufrimiento humano, discapacidad y pérdidas
económicas.

Se calcula que los trastornos mentales y del comportamiento representan el 12% de la
carga de morbilidad en el mundo; sin embargo, el presupuesto para salud mental de la
mayoría de los países es inferior al 1% del gasto total en salud. La relación entre carga de
morbilidad y gasto en salud es claramente desproporcionada. Más del 40% de los países no
disponen de una política de salud mental, y en más del 30% no existe un programa dedica-
do a ella. Más del 90% de los países carecen de una política de salud mental que incluya a
niños y adolescentes. Es frecuente, además, que los planes de salud no cubran los trastor-
nos mentales y conductuales en la misma medida que otras enfermedades.

   La salud mental es tan importante como la salud física para el bienestar general de los  individuos, las sociedades y los países. Pese a ello, sólo una pequeña minoría de los 450 millones de personas que padecen un trastorno mental o del comportamiento está en tratamiento.

Los avances en neurociencia y medicina conductual han demostrado que, al igual que mu-
chas enfermedades orgánicas, los trastornos mentales y conductuales son
consecuencia de una compleja interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. Aunque nos queda todavía mucho que aprender, disponemos ya de los conocimientos y la capacidad para reducir la carga que suponen las enfermedades mentales y del comportamiento en el mundo.

La ley de salud mental de la Argentina, sugiere que un monto del 20% del presupuesto provincial para salud se direccione para estas enfermedades.

QUE PASA CON LOS JOVENES:

Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que el 45 por ciento de los afectados por un trastorno mental, como la depresión, el trastorno bipolar o el abuso de alcohol, tienen entre 10 y 24 años, siendo la principal causa de discapacidad entre los jóvenes de todo el mundo.

   Según alerta este organismo de Naciones Unidas en dicho trabajo que publica la revista 'The Lancet', estas enfermedades constituyen un problema de salud pública "mucho más importante" que los accidentes de tránsito  o algunas enfermedades infecciosas como el VIH o la malaria, ya que "se pierden muchos años de vida debido a la discapacidad" que provocan.

   Sin embargo los jóvenes y adolescentes no son prioridad en los programas de salud de los países porque erróneamente se considera que son  "un grupo de edad que siempre se ha considerado sano". Además en ese grupo de edad es donde prevalecen las discapacidades con respecto a otras edades.

   De hecho, los investigadores encontraron que la principal causa de discapacidad tanto en hombres como mujeres son las enfermedades neuropsiquiátricas, con una incidencia del 45 por ciento de la población, siendo las más frecuentes la depresión, el abuso de alcohol, esquizofrenia y el trastorno bipolar.
   Otros eventos, principalmente los accidentes de tránsito  son la segunda causa de discapacidad (12%) y en tercer lugar, con una incidencia de 10 por ciento, están las enfermedades infecciosas y parasitarias, como la malaria, el VIH y la tuberculosis.

   El desborde mundial en el consumo de alcohol y otras drogas como la marihuana, cocaína o productos de menor calidad como el Paco y otras,  son cruciales para entender esta verdadera epidemia, principalmente  en los jóvenes.

RECOMENDACIONES A NIVEL MUNDIAL:

Los gobiernos son responsables de dar prioridad a la salud mental. Ade-
más, es esencial el apoyo internacional para que muchos países pongan en
marcha programas de salud mental. Las acciones que haya que emprender
en cada país dependerán de los recursos disponibles y del estado actual de la
atención de salud mental.

 En general, el informe recomienda: dispensar tra-tamiento para los trastornos mentales en el ámbito de la atención primaria;
asegurar la disponibilidad de medicamentos psicotrópicos; sustituir los gran-
des hospitales psiquiátricos custodiales por centros de atención comunita-
ria, respaldados por camas psiquiátricas en los hospitales generales y apoyo
a la asistencia domiciliaria; realizar campañas de sensibilización pública para
acabar con la estigmatización y la discriminación; involucrar a las comuni-
dades, las familias y los consumidores en la adopción de decisiones sobre
políticas y servicios; establecer políticas, programas y legislación a escala na-
cional; adiestrar a profesionales de la salud mental; vincular la salud men-
tal a otros sectores sociales; vigilar la salud mental, y apoyar la investigación.

   Resta mucho por hacer y debemos aunar esfuerzos para luchar contra este creciente flagelo.

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