OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

jueves, 19 de marzo de 2015

Urbanización y salud










La planificación urbana tiene todo que ver con la Salud Pública. El primer derecho de la ciudadanía se refiere a que el lugar de residencia posibilite una vida sana y permita el desarrollo personal

En  concepto amplio  sabemos que la Salud es el completo bienestar físico, síquico y social. No  es solo la atención de las enfermedades y la curación de las mismas. En este aspecto el ambiente que rodea a las personas es un elemento básico que hace a  la salud pública de la población.

Toman  suma importancia  lo que se conoce como “determinantes sociales de la salud”, refiriéndonos con ello, a los estilos de vida individuales  a las redes sociales y comunitarias y también, de forma más general, a las condiciones socioeconómicas, culturales y ambientales (agricultura, producción de alimentos, educación, ambiente laboral, desempleo, agua potable, servicios de salud, vivienda, etc.) que tienen efectos sobre la salud de los individuos.

Las ciudades son un ámbito complejo donde se desarrollan los humanos y hoy la tendencia marca una asociación entre urbanismo y salud pública, justamente aceptando el hecho de que una mejor urbanización implica una mejor salud pública.

La urbanización es un fenómeno mundial en crecimiento, actualmente las 2/3 partes de la población mundial vive en ciudades y se estima que para el año 2050 el 90% de la población mundial residirá en ámbitos urbanos.

La revolución industrial con la masiva llegada de familias a las ciudades, obligó a considerar la salud,  en el diseño y realización de las ciudades. Tal es así que las primeras leyes urbanas han sido leyes “sanitaristas”, justamente con el objetivo de prevenir enfermedades. Este acercamiento inicial fomentó los conceptos de saneamiento y beneficiaron a la salud de la población.

Sin embargo, ese acercamiento inicial se ha ido perdiendo con el tiempo y en la  actualidad, tenemos ciudades de crecimiento desorganizado, a veces caótico, y que inciden negativamente en la salud pública, constituyendo un factor decisivo en el desarrollo de las enfermedades más incidentes del siglo 21.

Hoy los urbanistas y especialistas en salud pública en el mundo, vuelven a debatir  lo que es  una mejor ciudad para una mejor  salud. Es un hecho que la planificación urbana tiene todo que ver con la Salud Pública y a partir de ahí surgen las consideraciones actuales para la planificación de las ciudades.

En los criterios de urbanización actual, las políticas deben estar dirigidas hacia la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles como: las cardiovasculares, el cáncer, las respiratorias crónicas y la diabetes.

Además la urbanización sigue vinculada al agua, la contaminación, los brotes epidémicos, el medio ambiente, y otras significativas como el sedentarismo, ruidos molestos, la contaminación en general. Un rol no menos importante juegan la soledad, y la falta de vínculos o apoyos sociales.

Hoy en todos los considerandos no hay que olvidar la globalización, la información, y los limites de recursos naturales en el mundo, sumado al envejecimiento de la población.

Entre los derechos modernos de las ciudades se debe considerar lo que se conoce como  los derechos a la ciudadanía. El primer derecho de la ciudadanía se refiere a que el lugar de residencia posibilite una vida sana y permita el desarrollo personal. El otro, y no menos importante es que esa cualidad pueda ser extendida a todos los habitantes de la ciudad, es decir que la ciudad ofrezca las condiciones de vida sana a todos sus habitantes por igual.

Es perentorio que los profesionales del urbanismo y de la salud interactúen hasta lograr un léxico común que permita un fluido entendimiento. Inclusivo es posible que sea necesario que las universidades estudien modificaciones en las formaciones de estos  profesionales.

De allí que es necesario considerar algunos aspectos:

1)      La urbanización debe ser benéfica para la salud: En general, las naciones que tienen altas expectativas de vida y bajas tasas de mortalidad infantil son aquellas donde las políticas y los líderes gubernamentales  de las ciudades atienden los principales determinantes sociales de la salud.

2)      Un buen gobierno debe atender los determinantes sociales de la salud: Las mejores condiciones de vida y vivienda, el acceso al agua potable, los sistemas de gestión de residuos sólidos urbanos, barrios y ambientes laborales seguros, seguridad alimentaria y acceso a los servicios  son ejemplos de esos determinantes sociales de la salud que pueden ser atendidos a través de un buen gobierno.

3)      La participación de los ciudadanos es esencial en el planeamiento y desarrollo de las ciudades actuales: Para ello se debe articular verdaderos ámbitos de participación ciudadana, obviamente con ciudadanos bien informados y   con formación suficiente para poder opinar sobre el desarrollo de la ciudad.

4)      La naturaleza es vida y en ese sentido, la arborización y el desarrollo de los espacios verdes debe ser considerado con prioridad. Además los espacios verdes deben ser abundantes y que lleguen a la mayor parte de la población.

5)      La contaminación en las ciudades incluye  al agua,  aire, y  suelo: Sería bueno conformar un comité de vigilancia y control del ambiente en las ciudades. El control de la recolección y tratamiento de los residuos, los ruidos molestos, y el saneamiento son tareas de suma importancia para la salud pública.

6)      Fijar como premisa el respetar a los más vulnerables: No olvidar que en este proceso profesional y con amplia participación ciudadana debe considerarse firmemente hacer una ciudad más amigable para las personas más vulnerables como ancianos y niños. Otra premisa es respetar  primero al peatón, luego ciclista, luego el transporte público y por último los vehículos privados.

Es evidente que la falta de planificación en las ciudades de hoy, ha favorecido  el crecimiento de asentamientos informales, lo que constituye un ambiente de vida y trabajo insalubre para miles de personas en el mundo.

La urbanización tomada como política de estado debe ser un tema de primer orden para los países. Esto sin duda redundara en una mejor salud pública y bienestar de la población.

 

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