La planificación
urbana tiene todo que ver con la Salud Pública. El primer derecho de la
ciudadanía se refiere a que el lugar de residencia posibilite una vida sana y
permita el desarrollo personal
En concepto amplio sabemos que la Salud es el completo bienestar
físico, síquico y social. No es solo la
atención de las enfermedades y la curación de las mismas. En este aspecto el
ambiente que rodea a las personas es un elemento básico que hace a la salud pública de la población.
Toman suma importancia lo que se conoce como “determinantes sociales
de la salud”, refiriéndonos con ello, a los estilos de vida individuales a las redes sociales y comunitarias y también,
de forma más general, a las condiciones socioeconómicas, culturales y
ambientales (agricultura, producción de alimentos, educación, ambiente laboral,
desempleo, agua potable, servicios de salud, vivienda, etc.) que tienen efectos
sobre la salud de los individuos.
Las ciudades
son un ámbito complejo donde se desarrollan los humanos y hoy la tendencia
marca una asociación entre urbanismo y salud pública, justamente aceptando el
hecho de que una mejor urbanización implica una mejor salud pública.
La
urbanización es un fenómeno mundial en crecimiento, actualmente las 2/3 partes de
la población mundial vive en ciudades y se estima que para el año 2050 el 90%
de la población mundial residirá en ámbitos urbanos.
La revolución
industrial con la masiva llegada de familias a las ciudades, obligó a
considerar la salud, en el diseño y
realización de las ciudades. Tal es así que las primeras leyes urbanas han sido
leyes “sanitaristas”, justamente con el objetivo de prevenir enfermedades. Este
acercamiento inicial fomentó los conceptos de saneamiento y beneficiaron a la
salud de la población.
Sin embargo,
ese acercamiento inicial se ha ido perdiendo con el tiempo y en la actualidad, tenemos ciudades de crecimiento
desorganizado, a veces caótico, y que inciden negativamente en la salud pública,
constituyendo un factor decisivo en el desarrollo de las enfermedades más incidentes
del siglo 21.
Hoy los
urbanistas y especialistas en salud pública en el mundo, vuelven a debatir lo que es una mejor ciudad para una mejor salud. Es un hecho que la planificación
urbana tiene todo que ver con la Salud Pública y a partir de ahí surgen las consideraciones
actuales para la planificación de las ciudades.
En los
criterios de urbanización actual, las políticas deben estar dirigidas hacia la
prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles como: las
cardiovasculares, el cáncer, las respiratorias crónicas y la diabetes.
Además la
urbanización sigue vinculada al agua, la contaminación, los brotes epidémicos,
el medio ambiente, y otras significativas como el sedentarismo, ruidos
molestos, la contaminación en general. Un rol no menos importante juegan la
soledad, y la falta de vínculos o apoyos sociales.
Hoy en todos
los considerandos no hay que olvidar la globalización, la información, y los
limites de recursos naturales en el mundo, sumado al envejecimiento de la
población.
Entre los
derechos modernos de las ciudades se debe considerar lo que se conoce como los derechos a la ciudadanía. El primer
derecho de la ciudadanía se refiere a que el lugar de residencia posibilite una
vida sana y permita el desarrollo personal. El otro, y no menos importante es
que esa cualidad pueda ser extendida a todos los habitantes de la ciudad, es
decir que la ciudad ofrezca las condiciones de vida sana a todos sus habitantes
por igual.
Es perentorio
que los profesionales del urbanismo y de la salud interactúen hasta lograr un léxico
común que permita un fluido entendimiento. Inclusivo es posible que sea
necesario que las universidades estudien modificaciones en las formaciones de
estos profesionales.
De allí que es
necesario considerar algunos aspectos:
1)
La urbanización debe ser benéfica para la salud:
En general, las naciones que tienen altas expectativas de vida y bajas tasas de
mortalidad infantil son aquellas donde las políticas y los líderes
gubernamentales de las ciudades atienden
los principales determinantes sociales de la salud.
2)
Un buen gobierno debe atender los determinantes
sociales de la salud: Las mejores condiciones de vida y vivienda, el acceso al
agua potable, los sistemas de gestión de residuos sólidos urbanos, barrios y
ambientes laborales seguros, seguridad alimentaria y acceso a los
servicios son ejemplos de esos determinantes
sociales de la salud que pueden ser atendidos a través de un buen gobierno.
3)
La participación de los ciudadanos es esencial
en el planeamiento y desarrollo de las ciudades actuales: Para ello se debe
articular verdaderos ámbitos de participación ciudadana, obviamente con
ciudadanos bien informados y con
formación suficiente para poder opinar sobre el desarrollo de la ciudad.
4)
La naturaleza es vida y en ese sentido, la
arborización y el desarrollo de los espacios verdes debe ser considerado con
prioridad. Además los espacios verdes deben ser abundantes y que lleguen a la
mayor parte de la población.
5)
La contaminación en las ciudades incluye al agua,
aire, y suelo: Sería bueno
conformar un comité de vigilancia y control del ambiente en las ciudades. El
control de la recolección y tratamiento de los residuos, los ruidos molestos, y
el saneamiento son tareas de suma importancia para la salud pública.
6)
Fijar como premisa el respetar a los más
vulnerables: No olvidar que en este proceso profesional y con amplia
participación ciudadana debe considerarse firmemente hacer una ciudad más
amigable para las personas más vulnerables como ancianos y niños. Otra premisa
es respetar primero al peatón, luego
ciclista, luego el transporte público y por último los vehículos privados.
Es evidente
que la falta de planificación en las ciudades de hoy, ha favorecido el crecimiento de asentamientos informales, lo
que constituye un ambiente de vida y trabajo insalubre para miles de personas
en el mundo.
La
urbanización tomada como política de estado debe ser un tema de primer orden
para los países. Esto sin duda redundara en una mejor salud pública y bienestar
de la población.
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