OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano

jueves, 22 de enero de 2015

Hipertensión Arterial: Pobres resultados del tratamiento.












Lograr la reducción de la hipertensión arterial significa ni más ni menos que reducir las principales causas de enfermedad y muerte en el mundo.

La presión sanguínea normal es necesaria para la circulación de la sangre. La circulación de la sangre es necesaria para que los nutrientes que se transportan  en la sangre lleguen a todos los tejidos, por ende a todo el organismo y de esa manera asegurar su normal funcionamiento. El oxigeno necesario y lo que proviene de la alimentación se distribuyen de esa manera.

La presión arterial o tensión arterial normal oscila en las diferentes edades y cuesta tener un valor normal en forma unánime pero se considera normal 120/80 mmhg lo optimo y  hasta 140/90 como valor normal, según diferentes autores.

Luego de la edad de 30 años es casi perentorio que todas las personas sepan su valor de presión arterial. Y esto no siempre se hace. Además de  desconocer  su valor de presión arterial, otros no saben  cuáles son los valores normales con los que deben funcionar.

No hay dudas que la hipertensión arterial constituye un factor de riesgo,  un síndrome cuya presencia incrementa enormemente el riesgo de padecer enfermedades vasculares, sea de corazón, cerebro, u otros órganos.

Los infartos de corazón y los accidentes cerebrovasculares, son la primera causa de morbimortalidad en el mundo.  De allí la enorme importancia que tiene el control de la hipertensión arterial para intentar controlar estas enfermedades, hoy epidémicas y que tanto afectan a las personas en todo en todo el mundo.
En nuestro país y en muchos lugares del mundo solo uno o a lo sumo dos de cada diez pacientes, con hipertensión arterial están correctamente tratados, controlados y con la presión normalizada.

El otro dato no menor es que solo un tercio de los hipertensos sabe que esta hipertenso. El resto anda por la vida sin diagnóstico.  Se estima que la hipertensión arterial afecta al 30 o 40 % de la población mundial. No hay diferencias significativas de raza, grados de desarrollo económico del país, u otras cosas.  La hipertensión arterial es global y no respeta nada.

Se estima  que en la Argentina de 10 a 16 millones de habitantes son hipertensos arteriales, y de ellos, entre 12 y 15 millones se mantienen hipertensos, ya sea por falta de diagnóstico, por falta de tratamiento, o por falta de efectividad del tratamiento. 

   Desde el lado de los pacientes, la cosa es aún más complicada debido al “alarmante bajo cumplimiento” de los tratamientos instituidos y a los escasos controles. Solamente el 10% de los pacientes cumplen con la dieta y el 20% con la actividad física, y si recordamos que la clave del éxito en este tipo de enfermedades esta en lo que el paciente pesa, camina y come regularmente, podemos entender los pobres resultados. Además ni siquiera se  toman los fármacos recomendados y ahí sí que no tenemos mucho para hacer.
El tratamiento básico consta de 3 elementos: las dietas con poca sal o sin sal, el control del peso, y el tratamiento farmacológico.

Dieta hiposódica:

Hay pruebas sólidas de que la sal añadida a la alimentación es un factor importante para el aumento de la  presión arterial en personas normotensas e hipertensas, sean adultos o niños.  

Por otro lado, la reducción de sal en la dieta de  poblaciones enteras, pueden hacer más “equitativa e igualitaria“ la disminución de la tensión arterial en la población. El objetivo es controlar  no sólo lo que se utiliza en la mesa,  si no también,  la que se añade a  alimentos tratados y confeccionados como el pan, carnes procesadas y cereales para el desayuno.   Las personas no son conscientes de la cantidad de sal que están consumiendo en diferentes alimentos y de los efectos adversos en su salud. 

Disminuir o suprimir el consumo de sal disminuye la presión en un 8 a 10%. La dieta hipo sódica es  difícil de lograr, fundamentalmente por razones culturales.

Disminución de peso: 

La reducción de peso, si es adecuada y mantenida, es la única medida del tratamiento no farmacológico capaz, por sí sola, de lograr con razonable expectativa algún grado de reducción de las cifras de la presión arterial.

Tratamiento farmacológico: 

Si  bien no se conoce la causa de la hipertensión arterial esencial, tenemos la suerte de contar con  tratamiento farmacológico efectivo.  Como tantas cosas en medicina si bien no se sabe exactamente qué es lo que falla, se dispone de  remedios  efectivos para controlar la enfermedad. 

Con respecto a los fármacos se utilizan  4 grupos altamente efectivos para el  tratamiento de la hipertensión arterial: los diuréticos, los betabloqueantes, los vasodilatadores  y los bloqueantes cálcicos.
Hay diferentes esquemas terapéuticos a  costos accesibles y hoy día lo moderno es tratar con varias drogas a dosis bajas. El hecho es que, salvo mínimas excepciones, la presión debe bajar si o si, con el esquema que sea. 

Pero a pesar de estos esquemas efectivos de tratamiento, el abandono de la medicación es significativamente alto. Ello obedece a múltiples causas, muchas veces el paciente dice que dejó de tomar la medicación porque se sentía bien, (en realidad la presión en general no se siente), o porque le bajaron los valores y ello obedece al tratamiento, al suprimir los fármacos vuelve a subir, o porque “no quiere tomar tantas pastillas “.  

Del total de los hipertensos solo una minoría  está bien tratado y con los valores de presión normales. Insistimos en el enfoque poblacional del tratamiento, favoreciendo la producción de alimentos con bajo contenido sódico, tener una sociedad que practique un mayor grado de actividad física y que los accesos al sistema de salud sea fácil con muy fácil provisión de los medicamentos adecuados.
El fracaso del tratamiento de la hipertensión arterial es una realidad que poco se considera en el ambiente por fuera del sistema de salud.

Lograr la reducción de la hipertensión arterial significa ni más ni menos que reducir las principales causas de enfermedad y muerte en el mundo.

El tratamiento individual de cada paciente es bueno pero hay que realizar enfoques globales de detección y   tratamientos en la población dada la alta incidencia de la enfermedad, ya que existen tratamientos económicos  y accesibles para los pacientes.

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