OPINIONES – Dr. Eduardo Tassano
jueves, 14 de noviembre de 2013
Bolsas Plásticas; Un nuevo paisaje para la vista
El mundo moderno trae un sin número de ventajas para la civilización, pero se están acumulando problemas ambientales a cada paso que damos. Los residuos sólidos urbanos generan en sí mismos un problema serio a considerar y a su vez estos poseen otros problemas derivados que no podemos dejar de con observar. Antes no se conocían pero hoy en la mayoría de los centros de ventas de alimentos se entregan las famosas bolsitas de plástico.
A fines de los años ’70, aparecieron las bolsitas plásticas, las que se popularizaron rápidamente, en especial a través de su distribución gratuita en supermercados y en embalajes cada vez más elaborados (hubo una época en que se embalaba sólo con madera y cartón). Al principio eran blancas o semitransparentes, pero pronto se descubrió que eran un buen escaparate para publicidad. Y desde ahí también se volvieron una de las formas más comunes de disponer de la basura doméstica.
En este estado, se convierten en parte de los llamados RSU (Residuos Sólidos Urbanos), y pasan a ser uno de los tantos problemas a los que se enfrenta la ecología, ya que originan problemas de contaminación del agua, aire y suelo, y que impactan directamente al ambiente y a la salud.
Las bolsas de plástico pueden estar hechas de polietileno de baja densidad, polietileno lineal, polietileno de alta densidad o de polipropileno, polímeros de plástico no biodegradable, con espesor variable. De la cantidad de petróleo que se extrae en todo el mundo, el 5% se utiliza para la industria del plástico.
El progreso ha instalado el uso de bolsas plásticas para todas las compras. Es muy posible que una norma que pretenda su prohibición lisa y llana sea extremadamente resistida. En este estado de cosas, no hay forma práctica de limitar su uso, ¿Durante cuánto tiempo utilizamos estas bolsas? Un promedio de 15 minutos. ¿Y cuánto tardan en degradarse? Entre 150 y 300 años, dependiendo de su grosor.
Su reutilización podría ser un primer paso pero es evidente que no son lo bastante resistentes como para soportar muchos usos, a la vez de que terminan ensuciándose o desgarrándose, y entonces el público elige usarlas para tirar la basura, casi siempre sin clasificarla. Incluso la recolección de basura se basa en que la misma sea dispuesta en bolsas plásticas, y cuando se ve su volcado en un vertedero o basural, se observan millones de bolsas cayendo del camión, multiplicadas hasta el infinito. Cualquier solución termina siendo muy pobre para la solución del problema ambiental: si se quema a cielo abierto se emiten gases tóxicos que dañan la atmósfera y aumentan el nivel de compuestos orgánicos volátiles en el aire; y en los vertederos se mantienen indefinidamente como parte del “pool” mundial de los residuos plásticos.
La gran mayoría son desechadas sin control invadiendo los ecosistemas naturales. En el mar su impacto puede ser letal para animales como tortugas, ballenas o delfines, que mueren tras ingerirlas al bloquear sus tubos digestivos. Los animales terrestres no están inmunes, ya que pueden taponar sus vías respiratorias, asfixiándolos. Cualquiera de estos desenlaces es una horrible y lenta forma de morir.
Si bien los Estados Unidos y Europa suman el 80% de la producción y consumo mundial, países en vías de desarrollo como el nuestro están generalizando su empleo. Argentina utiliza 2.000 millones de bolsas plásticas por año, y eso teniendo en cuenta que desde que en 2009 surgió una legislación que prohibía su uso en la provincia de Buenos Aires este número se redujo en un 20%, aunque solamente se recicla el 10% o menos de esa cifra. Países como China e Irlanda han prohibido el uso, fabricación y distribución de bolsas plásticas de un solo uso: avance pequeño pero avance al fin. España espera obligar a que sean biodegradables hacia el 2015, y eliminar por completo su empleo en el 2018, y el resto de Europa se plantea programas semejantes, pero están todavía en una etapa inicial. Hay que reconocer la labor de algunos supermercados que han dejado de distribuir de manera gratuita las bolsas de plástico, como forma de convencer a la ciudadanía para que reduzca su consumo, pero por el momento es solamente una iniciativa aislada.
Existen iniciativas para el reciclado de los plásticos en general, tema muy amplio que trataremos en otro momento. Argentina no tiene suficiente infraestructura para el reciclaje de residuos de plástico, por lo que una alternativa sería exportarlos a China o India, donde la infraestructura es mayor. También es posible aplicar un proceso térmico para la recuperación de la energía contendida en los materiales plásticos. Otra, a más largo plazo, es el reemplazo de plásticos derivados del petróleo por los llamados bioplásticos, obtenibles de fuentes renovables como plantas y bacterias, y fabricados a partir de polímeros derivados del almidón, colágeno o ácido láctico, entre otros. Su ventaja es que permanecen en el ambiente por mucho menos tiempo (quince días a dos meses); y su inconveniente es que aún son demasiado caros (aunque si comparamos los gastos que posteriormente generan, el costo del plástico tradicional es alto).
¿Y mientras tanto? Hoy, menos del 1% de las bolsas se recicla, ya que es muchísimo más costoso reciclar una bolsa plástica que producir una nueva: procesar y reciclar una tonelada de bolsas plásticas cuesta 4.000 dólares aproximadamente; y la misma cantidad se vende en el mercado a un promedio de 35 dólares. Y a pesar de que puede parecer que una vez enterradas en un vertedero dejan de ser un problema, la erosión y el viento las sacan de nuevo a la superficie y el viento las desparrama (paisaje habitual en nuestro país). Varios millones de toneladas llegan anualmente a cursos de agua y al océano, causando estragos en la vida acuática; y se han encontrado acumulaciones de bolsas de plástico incluso en plena Antártida y en el Polo Norte. En las ciudades, las bolsas taponan alcantarillas y caños de desagüe, y son una de las principales causas de inundación localizada.
¿Algo más? Sí: que las bolsas se rompan no significa que se degrade el plástico que las compone, y al convertirse en pequeños trozos se desparraman por grandes superficies, donde se convierten en pequeños trocitos plásticos sumamente tóxicos. En todo el mundo, unos 25 millones de toneladas de plásticos se acumulan en el ambiente cada año y pueden permanecer inalterables por un período de tiempo entre 100 y 500 años. No hay sitio en el planeta en donde no haya polución plástica.
Las bolsas plásticas no dejarán de ser usadas, así como el plástico no desaparecerá en el futuro inmediato, ya que nuestra entera civilización aplica al plástico en todas partes (busque algún producto fabricado que no contenga algo de plástico y asómbrese).
La solución definitiva (una hipótesis), pasa por el reciclado no sólo de las bolsitas sino de los plásticos en general. Proceso costoso pero más barato a la larga. La investigación proporcionara nuevas soluciones a los problemas ambientales, y sobre todo la concientización de los habitantes del mundo actual sumado a las políticas de fondo que apliquen los gobiernos.
Autor: Eduardo Tassano (*)
(*) Máster en Gerenciamiento en
Servicios y Sistemas de Salud
Especial para época
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Completo su articulo. Quisiera plantear una duda, usted menciona los polipropilenos, en mi país, Chile, se entregan como bolsas de TNT y su publicidad dice que son biodegradables. Las empresas las regalan por miles por la publicidad que en ellas ponen sin tomar en cuenta nada mas. Consulto que tan dañinas son estas bolsas de Tela no Tejida??
ResponderEliminarLos consumidores tenemos la solución en nuestras manos USAR BOLSAS DE GENERO, descartar de nuestras vidas las bolsas plásticas para las compras. Hacerse una bolsa de genero de una prenda en desuso es muy simple
ResponderEliminarPensando en esto nacio ECO3r, una microempresa que ofrece bolsas de algodón y cuyos clientes son principalmente empresas que la usan para su publicidad.
Les invito a sumar, un abrazo y TODOS JUNTOS POR EL PLANETA